El alcance mundial del escándalo que involucra a Facebook con la consultora británica Camrbidge Analytica, por el uso indebido de los datos personales de 50 millones de usuarios, ha reabierto el debate sobre si deben o no regularse las redes sociales, coincidieron los especialistas que analizaron este tema en la mesa especial de la primera emisión de Noticias MVS.
Laura Coronado, académica de la Universidad Anáhuac y autora del libro “La regulación global del ciberespacio”, expuso que las redes sociales y el internet en su conjunto, ha impactado significativamente la vida de las personas a nivel global, sin embargo, se trata de un mundo en donde no existen reglas concretas para su funcionamiento y las pocas que existen, se han visto rebasadas por la actividad de quienes emplean estas herramientas con diferentes objetivos.
En el caso de Facebook, cuenta con 2 mil millones de usuarios y la interacción de 250 mil de ellos en un test con fines de entretenimiento, redundó en el uso inadecuado de la información de 50 millones, con unos propósitos totalmente distintos, que en este caso concreto consistió en influir en el proceso electoral de Estados Unidos.
Consideró que por el carácter global del ciberespacio, se dificulta una regulación como tal porque es muy delgada la barrera entre el establecimiento de criterios para usar las redes sociales, y el riesgo de atentar contra la libertad de expresión. No obstante, aceptó que es necesario que existan normas básicas a nivel mundial que permitan disminuir los márgenes de acción para conductas constitutivas de probables delitos a través de la web.
Por su parte, Marco Levario Turcott, director de la revista etcétera, planteó que la utilización de las redes sociales tiene que analizarse desde dos vertientes, la ciudadana y la legal. La primera, tiene que ver con el hecho de que los usuarios son responsables de los datos y contenidos que deciden compartir en Twitter, Instagram, Facebook o cualquier otra herramienta, y en este sentido, deben tener una conciencia de las implicaciones que eso tiene.
Por lo que respecta al aspecto legal, explicó, el carácter global de las redes no debe justificar que sean “tierra de nadie” o que se legitime su uso como un poder fáctico, sino que éste debe acotarse como de hecho ya ocurre en varios países del mundo. Precisó que regular no implica forzosamente censurar, sino delimitar atribuciones hasta ahora casi ilimitadas, a fin de que la información personal de los usuarios esté protegida de un uso ilegal.
Recordó cómo en algunos países de Europa, los gobiernos emprendieron una gran batalla legal contra Google por “el derecho al olvido”, para proteger la privacidad de sus ciudadanos en internet; de igual forma, se han efectuado otros litigios contra los grandes colosos de la información por sus prácticas casi monopólicas en el ámbito de la publicidad o posicionamiento de marcas en sus motores de búsqueda.
Apuntó que los ejemplos anteriores muestran que ese gran poder de las empresas globales de comunicación, puede ser regulado sin que esto implique atentar contra los derechos de información y expresión. Esto es especialmente aplicable y necesario en casos en ciberterrorismo y el uso ilegal de información personal para intervenir en procesos electorales.
Por último, Manuel Cossío, consultor político, señaló que la consecuencia más inmediata a partir de la controversia suscitada por la vulneración de datos personales de usuarios de Facebook por Cambridge Analytica, es el bombardeo de mensajes divisorios sobre regular o no las redes sociales.
Desde su punto de vista, si bien es cierto que hubo una manipulación de datos de usuarios para influir en las tendencias de un proceso electoral, consideró que hablar de una regulación entraña un riesgo implícito de limitar el derecho a la libre expresión, que no puede soslayarse.
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