22-01-2025

Recomendamos también: Damas de marro y marras, por Gil Gamés

Compartir

Repantigado en el mullido sillón del amplísimo estudio, Gil pensaba en las mujeres. Una nota de Sara Pantoja en su revista Proceso informa que “dos personas lesionadas, y daños en monumentos históricos y mobiliario del transporte público fue el saldo de las dos marchas realizadas en la Ciudad de México por el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, en la que participaron alrededor de 3 mil personas”.

La movilización fue resguardada por 2 mil 516 mujeres policías. No hubo detenidos ni detenidas por los destrozos. Un grupo de aproximadamente 50 mujeres con los rostros cubiertos lanzó cohetones, hizo pintas en el camellón del Paseo de la Reforma, rompió cristales de estaciones de la Línea 7 del Metrobús y de anuncios publicitarios, y derribó las láminas que cubrían los monumentos a Cuauhtémoc y Colón. Policías de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC), ataviados con uniformes, cascos y escudos, lanzaron gas contra las manifestantes, desde tanques extintores.

Gil va a meterse en camisa de once varas. Marchar y denunciar la violencia de género, expresar odio y coraje por los feminicidios, indignarse por las violaciones, exigir a las autoridades resultados en las investigaciones y protección a las mujeres no puede sino ser una protestas legítima, una marcha genuina, necesaria, urgente. Ahora mal sin bien: que un grupo de menos 100 mujeres embozadas con marros, aerosoles y azadones vandalice todo lo que encuentre a su paso es otra marcha, violenta, delirante y loca. ¿Si alguien vandaliza un monumento histórico no debe ser sancionado? Y no vengan con la paparruchada de que se trata de una revancha legítima.

Señales cruzadas

Gilga se enteró: un comunicado, el gobierno de Claudia Sheinbaum detalló que de acuerdo con el reporte, la policía retiró martillos y artefactos con los que “algunas manifestantes buscaban causar mayores daños al espacio público”. La autoridad explicó que “en todo momento tanto mujeres policías como servidoras públicas realizaron su labor bajo la consigna reiterada del gobierno de no caer en provocaciones, ni en confrontaciones, ya que la violencia genera más violencia, por lo que las uniformadas realizaron acciones de contención y protección para preservar el derecho a la manifestación y el respeto a los derechos humanos”.

Quién lo dijera, tenemos fuerzas policiacas de seda cuando se enfrentan a concentraciones y manifestaciones de vándalos y vándalas. En corto y en cambio, con ciudadanos y ciudadanas de a pie, esos mismos policías se convierten en unos miserables dispuestos a la tortura, diseñados para el soborno, listos a ejercer la corrupción y la violencia. Con la pena. A todos los delincuentes, ni con el pétalo; a uno o una, toda la violencia y la sevicia. Y regresamos a la legitimidad de la marcha de las mujeres indignadas.

Gilga piensa (sí, ya empezaron las jactancias): la violencia de género debería tener una contraparte en leyes severas, mucho más que las que hoy rigen esas conductas criminales. ¿Golpeaste a tu mujer? Tu castigo será inflexible.

El gobierno de Sheinbaum repitió su compromiso de brindar seguridad a las mujeres mediante una serie de 11 acciones que incluyen la creación de un Registro Público de Agresores Sexuales y la iniciativa de la llamada Ley Olimpia. Pas mal.

Más información: http://bit.ly/2XQzAUW

Autor