Recomendamos: ¿Es López Obrador un populista?, por Saul Vazquez Torres

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Antes de nada, me gustaría celebrar que el periodo de campañas ha mostrado ser, como Robert Dahl dice, un proceso de aprendizaje colectivo. Muchos se quejan de que en el periodo electoral todos resultamos ser politólogos, economistas, expertos en salud pública, etc. Sinceramente yo no le veo problema a eso. Ojalá este entusiasmo por lo público perdurara más allá de las campañas. Ahora bien, sí hace falta arrojar cierta luz sobre los términos que usamos en el debate público para saber qué estamos diciendo, hay muchos calificativos que van de un bando a otro: “neoliberal”, “autoritario”, “mesiánico”, “corrupto”… Aunque muchos de ellos son fáciles de abordar, hay otros que desde las ciencias sociales se han construido pero pasan con un entendimiento radicalmente distinto al lenguaje cotidiano; el que me entretiene ahora es “populista”.

El pasado 5 de Mayo, Andrés Manuel López Obrador en un acto proselitista en Nuevo León acusó al candidato de Por México Al Frente, Ricardo Anaya, de ser populista. Al día siguiente al ser cuestionado por reporteros, Anaya reviró con el refrán “El burro hablando de orejas”. La discusión entre ellos se generó en torno a la propuesta de bajar los precios de los combustibles. Más allá de esto, no es la primera vez que AMLO tiene que enfrentarse al calificativo “populista”. Valdría la pena aclarar a qué se refiere.

AMLO al usar el tema de los precios de los combustibles para acusar a Anaya de ser el verdadero populista en la contienda usó el entendimiento general que tenemos del término. Creemos que el populismo se trata de ofrecer políticas sociales o económicas en beneficio de la mayoría de la población. Sin embargo, esto más bien podría parecerse a lo que Aristóteles en el tercer libro de su Políticadefine como demagogia. En ese sentido, todo candidato tiene un poco de demagogo en el sentido en que busca agradar a la mayoría de la población con sus propuestas. Incluso era una de las críticas que tenía el viejo Aristóteles sobre la democracia.

Otros fenómenos similares son el patronaje: la promesa de un empleo remunerado con tal de apoyar a un líder político determinado, y el clientelismo: el uso de programas sociales para condicionar el apoyo a un candidato o partido en particular. Estos dos conceptos son ampliamente explicados por Francis Fukuyama en su libro Political Order & Political Decay (algo así como orden y descomposición políticas). Incluso hace una breve defensa del clientelismo como una herramienta que incentiva a participar a muchas personas que normalmente no lo harían de no contar con los apoyos, pero también las critica como una corrupción de la política.

Más información: http://bit.ly/2rOOTOk

 

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