Jueves 23 de julio. 7:08 am. Amanecer oscuro y lluvioso. Resulta que el avión presidencial estaba arrumbado en un hangar de Estados Unidos que ni techo tenía. Como un castillo abandonado en un bosque encantado, el avión maldito se oxidaba y el gobierno pagabauna renta onerosa por tenerlo estacionado como símbolo de la corrupción.
Una nota de Melissa del Pozo en su periódico MILENIO informa: “El presidente Andrés Manuel López Obrador recordó que el avión presidencial regresó ayer de Estados Unidos, tras estar estacionado 18 meses, y reiteró que existen dos ofertas de compra e incluso una de las empresas interesadas ya dio un anticipo, pero “no se ha cerrado la operación en definitiva porque se está buscando la mejor opción”. Como quien dice, ya lo apartaron: le dejo aquí una cantidad y me lo guarda, pero que no le llueva porque luego entregan la mercancía muy mellada.
El Presidente: “Desde luego se tiene que vender a precio de avalúo y los posibles compradores no tuvieron inconveniente en que esté aquí el avión, va a estar en el hangar presidencial (…) el avión estaba en un aeropuerto en donde no tenía un buen resguardo, no tenía techo el hangar, estaba a la intemperie, está mejor aquí, más cuidado, además no nos afecta”.
Perdón, Presidente, pero sí nos afecta, y mucho; el solo hecho de que ese avión toque el suelo nacional es ofensivo para la profunda transformación que nos proponemos. Este acto neoliberal tiene muy enfadado a Gilga. ¡Qué! Las cosas son como son y ni modo, como diría el filósofo. Y a todo esto: ¿la rifa? ¿No quedamos en que se iba a rifar el avión del mal? Pues de que no hay rifa, ni rofa, ni boletos de la Lotería, ni nada. Bueno, ¿pues a qué estamos jugando?, Gilga se pone mal.
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12:30 pm.
Gil aplanaba la curva de su alma y pensaba en el futuro incierto del país; más bien, en el negro porvenir de la nación cuando leyó que el Presidente pidió a los nuevos consejeros electorales del Instituto Nacional Electoral (INE) actuar con honestidad e imparcialidad, además de que “no se sometan ni a los partidos ni al gobierno, que representen al pueblo y que de verdad juren cumplir con que haya democracia en México”.
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