AMLO siempre pide más. La Corte le abrió la puerta para hacer su consulta popular pensando que bastaba cambiar la pregunta para proteger los derechos humanos de los expresidentes. A AMLO le tiene sin cuidado. Frente al electorado y en las mañaneras hará la pregunta originalmente planteada por él. ¿Qué van a hacer para impedírselo?
Viene el siguiente paso. AMLO necesita que la consulta sea el día de la elección intermedia. Por ello quería que la revocación de mandato fuera ese mismo día. La oposición le otorgó la revocación, pero no la fecha, fijándola para el primer trimestre del 2022.
Ya en este gobierno, el Congreso determinó que las consultas populares deben ser el primer domingo del mes de agosto. No en la elección intermedia.
Bajo el argumento de que se ahorra dinero juntando ambas elecciones, Morena ya tiene la propuesta de reforma constitucional para lograrlo. Si realmente les preocupa el dinero, que no hagan la consulta. Les anticipo el resultado: va a ganar el sí. Todos queremos que nuestros funcionarios sean responsables jurídica y políticamente de sus decisiones.
Uno de los pilares centrales de nuestra legislación electoral es que ningún funcionario público puede participar en campañas electorales. Por unas declaraciones de Fox en la elección del 2006, el Tribunal Electoral dijo que estuvo en riesgo la equidad en el proceso electoral.
AMLO es ahora el Presidente. No desea mantenerse en silencio. Lo dijo en la mañanera del viernes: “Bueno, mi escudo protector es esta conferencia”.
Quiere todas las canicas de su lado. Lentamente ha ido tejiendo su estrategia. Sabe que, dada la enorme corrupción del pasado, suele bastar con presionar a algunos para que no cumplan con su responsabilidad. Por eso casi no hay acusaciones formales contra esos presuntos delincuentes. Es fundamentalmente un instrumento de presión, no de justicia. Cuando ya no le sean útiles con su voto, irá tras ellos el Ministerio Público o la Unidad de Inteligencia Financiera.
Algún tipo de presión parece que hubo con algunos de los ministros que votaron a favor de la consulta. Ahora seguramente tratará de ir sobre algunos senadores de la oposición.
PAN, PRI, PRD y MC juntos suman 49 senadores, 6 más del tercio necesario para bloquear una reforma constitucional. Votó por ellos el 43.4 por ciento del electorado. El PVEM, que no era parte de la coalición Juntos Haremos Historia, obtuvo 4.4 por ciento. El elector quería contrapesos.
Salvo por pactos inconfesables, el interés de los partidos de oposición en la elección intermedia es que no se mezcle con la consulta. Si alguien se raja y vota por la propuesta de AMLO, sabremos quién negoció su salvación sin preocuparle la del país.
Sería una barbaridad. La Constitución es clara. No puede haber cambios legales una vez iniciado el proceso electoral. La elección intermedia del 2021 y la consulta popular ya arrancaron.
Cambiar las reglas del juego a la mitad del partido es violatorio de los principios básicos de equidad de cualquier contienda. No recuerdo una reforma tan groseramente violatoria de la Constitución.
En muchos países, el máximo tribunal controla la constitucionalidad de las reformas de ésta, tanto por motivos de forma, como sustantivos. No se vale tocar la estructura fundamental de la Constitución.
No ha sido el caso en México. Si la Constitución se cambia, aunque se violen sus principios fundamentales, la Corte dirá que no tiene nada que decir. Después de lo visto el jueves de la semana pasada con seis de ellos, no van a cambiarle ni una coma a cualquier reforma constitucional.
A AMLO le importa llegar con todos los recursos políticos y económicos a la elección del 2021. Necesita poder refrendar la actual mayoría de Morena y sus aliados en la Cámara de Diputados para seguir haciendo y deshaciendo a su antojo.
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