Al presidente López Obrador no le gustó el programa de apoyo a las Pymes que lanzaron el BID y el Consejo Mexicano de Negocios.
“No me gusta mucho el modito de que se pongan de acuerdo y quieran imponernos sus planes. Si ya no es como antes, antes el poder económico y el poder político eran lo mismo. Ahora ya no. Ahora el gobierno representa a todos, hay una separación del poder económico y del poder político. ¿Cómo que se hace un acuerdo y ahora que Hacienda lo avale?, ¿que nosotros estamos aquí de florero, de adorno?”.
Antes de evaluar el contenido del esquema, el presidente lo descalificó porque no fue él quien lo anunció y probablemente ni lo autorizó.
No importó que el canciller y coordinador de las políticas públicas contra la pandemia, Marcelo Ebrard, se haya congratulado por la iniciativa ni tampoco que la propia secretaria de Economía, Graciela Márquez, lo haya anunciado y haya aludido a Hacienda como parte de este esquema.
Suceden dos cosas.
Al presidente no le gusta que una organización del sector privado le quite la iniciativa. Hubiera sido muy diferente si él hubiera anunciado el programa en la mañanera.
Lo segundo es que ve moros con tranchetes por todos lados. Supone que un esquema como el planteado en realidad es para beneficiar a las grandes empresas y piensa que se va a realizar con recursos fiscales.
Por eso luego corrigió en la propia conferencia. Tal vez recapacitó y dijo que si era sin recursos fiscales, adelante.
La fijación presidencial en no poner recursos fiscales para hacerle frente a esta crisis le puede costar mucho al país, pero también a las finanzas públicas.
Supongo que en algún momento, la Secretaría de Hacienda explicó al presidente López Obrador, que el indicador relevante en las finanzas públicas no es el nivel absoluto de la deuda sino la proporción que esta tiene respecto al PIB.
Esa proporción es un quebrado, donde la deuda es el numerador y el PIB el denominador.
El valor del quebrado (la proporción de la deuda sobre el PIB) es mayor si el numerador crece o si el denominador decrece.
Este jueves tendremos los indicadores fiscales a marzo, cuando Hacienda entregue al Congreso su informe correspondiente al primer trimestre.
Sin embargo, de acuerdo con las estimaciones para fin de año que fueron presentadas por Hacienda hace un mes, la deuda pública al final de 2020 representaría 52.5 por ciento del PIB, contra un nivel de 45.5 por ciento correspondiente al final del año pasado.
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