¿De qué izquierda hablamos en México si el PRD renuncia a defender la legalización de la mariguana, aborto, bodas gay y el derecho a la voluntad anticipada de morir? De ninguna. Cuando un partido abandona banderas ideológicas es porque es sólo un negocio para acceder al poder.
El flamante dirigente nacional del PRD, Agustín Basave, admite que para tejer alianzas con el PAN “se tienen que dejar de lado” las luchas tradicionales de la izquierda por la legalización de la mariguana, aborto, bodas gay y derecho a la voluntad anticipada de morir.
Para conseguir la alianza con el panismo en las elecciones para 13 gobernadores el próximo año, Basave dice que el PRD tiene otros temas que priorizar y no son los que, en especial en el DF, lo han mostrado como un partido moderno por la proyección de las leyes que promueve.
Basave debería tener más cuidado, porque está jugando con ideales. Es cierto que la política es el arte de lo posible, pero por ese tamiz no pueden pasar los preceptos, algunos sagrados, que definen a un partido y por los cuales se afilian sus seguidores.
Por ejemplo, la declaración de principios del PRD deja claro que “no busca el poder por el poder mismo, sino que lo concibe como medio para transformar democráticamente la sociedad, la economía y el Estado, y se propone la construcción de una nueva cultura política”.
Pues… Basave no está coincidiendo para nada con lo anterior, ¡eh! Y tampoco con lo siguiente: “y que esa forma de hacer política debe ser compromiso de cada uno de las y los militantes no sólo de cara a la sociedad, sino también en nuestra actividad al interior del partido”.
Pero resulta que se va a unir a un partido que reproduce en sus estatutos la definición de la derecha sobre la vida y la muerte, que es la misma que la de la Iglesia: “La vida y la dignidad del ser humano deben protegerse y respetarse desde el momento de su concepción hasta su muerte natural”.
Y que “la lucha contra el dolor debe ser entendida como un esfuerzo común, público y privado incluyendo los cuidados paliativos, dando asistencia total, material y espiritual, en cualquier fase de la vida en la que se encuentren los enfermos”.
Mientras que el PRD “no intenta imponer una moral pública ni mucho menos sancionar la vida privada de las personas, exigiendo respeto por la libertad, autonomía y dignidad de las personas, sin importar género, edad, raza, orientación sexual, expresión e identidad sexogenérica o condición social”.
Basave debe saber que en política también rige una moral.
A no ser que eso, para él, sea un árbol que da moras.