Senadora Citlalli Hernández:
Leí su tuit de esta tarde, le contesto por aquí ya que usted impide que lo hagamos quienes pudiéramos cuestionarle desde su cuenta (en mi caso, si usted quiere, puede responder sin ningún problema igual que sus seguidores aunque, como sabe, tienen más adjetivos que ideas).
Primero, veo un dejo de autocrítica en usted aunque, como acostumbra hacer el populismo, ve moros con tranchetes. No hay un nuevo ataque sistemático en su contra, hay una respuesta generalizada a su actitud que data de años, violenta, contradictoria y demagoga. ¿Podrá usted por un instante considerar la posibilidad de que sea genuina la respuesta que ha tenido en las redes? La mía lo es, a pesar de que en no pocas ocasiones me ha descalificado.
Segundo, noto que usted acepta el error de llamar enano a Felipe Calderón, y lo considera un yerro de juventud, pues se lo dijo cuando tenía 22 años. Entiendo que la testosterona domina a la razón en no pocas ocasiones, tanto como el fanatismo. Pero ahora, simúltaneamente, le dice “genocida” al expresidente. ¿Ese es otro yerro de juventud, esta vez a sus 33 años de edad? Digo, porque para mí la política sobre seguridad de Calderón fue una desgracia para el país pero genocida no. Lea el diccionario: genocidio es el exterminio sistemático y deliberado de un grupo social por motivos raciales, políticos o religiosos. Si usted se refiere al número de víctimas de la violencia durante su administración, no sólo abusa de las palabras sino que nos faltaría un adjetivo para referirnos a López Obrador pues, con él al frente, nunca había vivido el país tanta violencia.
Por cierto, ¿Es otro error de jovencita el que gritara que el ejército debiera regresar a las calles durante el gobierno de EPN y ahora usted convalida la misma política?
Tercero. Afirma usted que combate la violencia contra las mujeres. ¿Por qué entonces nada dice de los 11 feminicidios que, en promedio por día, ocurren en el país? ¿De verdad se siente bien con su silencio o cree que dentro de algunos años será más facil que usted diga que su silencio fue otro error juvenil pues apenas remontaba los 33 años? Por cierto, dice que no se enorgullece de sus expresiones de odio cuando fue joven pero que eso era porque estaba usted muy enojada por lo que hacía la clase política con el país. Imagine usted lo que sentirán millones de mujeres al ver que las “feministas” de Morena no critican el machismo del presidente ni su política con ellas. ¿Cree usted que se justificaría que la insultaran?
Cuarto. Dice usted que somos incapaces de dar una discusión pública sin odio. No es así. Le invito por ejemplo a dialogar sobre la política del gobierno en relación con las mujeres. Quien si ha tenido expresiones de odio es usted, hace apenas unos años, o sea, ya tenía sus treinta años cuando agredió al senador Gustavo Madero. ¿Le parece bien eso?
Mire su rostro descompuesto, ¿le gusta lo que ve? A mí no. Ni tantito.