febrero 23, 2025

Claudia Islas, una talla de la televisión

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Entre mi alterón de recortes de diarios uno me distrae. Dice:

“Esta talla de marfil cobró vida cuando los rayos solares colorearon su pelo e iluminaron su sonrisa”.

Aunque la frase podría compararse con un taco de caviar con piña, la conservo aún porque es el primer hallazgo que hice de Claudia Islas en esta investigación. Además, entiendo el contexto, es 1967, como lo hago con otras oraciones que dicen que la actriz pachuqueña “nació en el centro de la gloria terrestre con detalles ornamentales del más refinado gusto estético”. Incluso no me río de la desproporcionada comparación que hacen de ella con Brigitte Bardot mientras registro su nombre de pila, Elizabeth Islas Brasdefer, y su fecha de nacimiento, 17 de julio de 1946.

Regreso a mis papeles viejos, casi todos color sepia. No juzgan, sólo testimonian esa suerte de destape nacional que ocurrió no sólo como un requisito para obtener la gloria sino que anunció un relevo generacional con mejores confines para la mujer, fue, digámoslo así, el estriptis de su liberación. En ese sentido, la minifalda, el bikini y la corsetería acompañaron este proceso y Claudia Islas fue una de sus modelos.

En la revista Venus del 2 de julio de 1967, Claudia Islas luce unas French Knickers blancas, quienes no son expertos deben imaginar unos calzoncitos de encaje blancos que rozan la cadera y abarcan hasta el inicio inicio de la pierna, o sea, son delgaditos y estrechos. Según los editores, los bordes transparentes demuestran que ella “está dispuesta a todo con tal de conquistar la ansiada fama”. Al leer el reportaje no me sorprendió saber tuviera una vida acomodada ni que estudiara actuación, lo que sí me sorprendió es que, por aquellos días, fuera una actriz cómica luego de haber modelado para la televisión desde los 16 años, una condición que, en la actualidad, ya habría escandalizado. En aquellos días Claudia actuaba en la obra “Juan derecho”. Pero lo más relevante, según creo, es que ella no oyó el canto de las sirenas para lucir el palmito en las sexy comedias que empezarían a despuntar durante los años siguientes. Al contrario, la artista fue una excepción notable que buscó otras vías para su profesión. Aunque tuvo sus deslices en “Modisto de señoras” (1969), “Las tentadoras” (1980) y “Las piernas del millón”, también mostró talento en “Los junior” (1970), “Los corrompidos” (1971) y, quizá sobre todo, “Más negro que la noche” (1975).

No soy afecto a los chismes. Sin embargo, como parte de este registro debo anotar que Carmen Salinas afirmó que Claudia Islas fue quien acusó de robo a Juan Gabriel, por lo que el cantante fue encarcelado en 1969. Nunca sabremos si así fue pues el llamado “Divo de Juárez” no reveló quien lo demandpó. Lo que sí podemos anotar es lo central. La actriz hizo 46 filmes, varios de buena calidad, y 18 telenovelas, “El retrato de Dorian Grey” (1969) y “Corazón salvaje” (1993-94), entre las más sobresalientes. Y algo más:

Claudia Islas fue actriz de teatro cómico y por ello se encuentra en este diccionario, como tantas otras que desde ahí nutrieron otras alternativas artísticas, aunque no tengo registro de que hubiera pisado algún escenario dentro de los espectáculos de la noche en aquellos días. En mi opinión su trascendencia no se debió a su estampa estética; no es alguien, al menos no lo es para mí, que hubiera hechizado por esas dotes. Tampoco fue una tremenda actriz, no hay alguna cinta en la que brillara tanto como para considerarla así. ¿Por qué trascendió entonces, a pesar de su medianía? Porque apareció en la televisión cuando su influjo maravillaba al mundo entero y convertía a la cultura del espectáculo en un fenómeno de masas. Puestas así las cosas podríamos decir que si la energía solar no fue la que le confirió vitalidad sí lo fueron los rayos catódicos aunque, claro está, no animaron a una marioneta sino a una profesional dispuesta a dar todo de sí y aprovechar el momento. Y es que la caja luminosa de aquella época pareció el Olimpo al que solo los dioses podrían visitar.

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