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La diplomacia está llamada a ser el “rostro amable” del ejercicio del poder. Posibilita la interacción entre los países a través de la gestión política de la(s) agenda(s), empleando, sobre todo, la persuasión. A la diplomacia se le considera poder suave porque busca cooptar, convencer, seducir, fascinar a la(s) contraparte(s), ejercicio que ha probado ser en muchas ocasiones más eficiente que el poder duro -esto es, el que se ejerce a punta de pistola, por ejemplo, a través de la guerra, o bien el que se ampara en las presiones económicas- para que el emisor obtenga lo que desea del receptor.

Todos los países poseen poder duro y poder suave, aunque en distintas proporciones. Dependiendo de lo que se quiere obtener y de las características del receptor, se recurrirá o al poder duro o al poder suave o a una mezcla de ambos.

En el Estados Unidos de Donald Trump, la preferencia de este personaje por el poder duro aderezado con agravios, insultos, comentarios ofensivos, y una verborrea despiadada con muy poco tacto en sus acostumbrados tuits, ha puesto en aprietos a la Secretaría de Estado, responsable de la conducción de las relaciones internacionales de Washington.

Para empezar, desde que Trump asumió la presidencia en 2017, cuatro personajes han encabezado a la Secretaría de Estado, a saber: Tom Shannon (del 20 de enero al 1 de febrero de 2017); Rex Tillerson (del 1 de febrero de 2017 al 31 de marzo de 2018); John Sullivan (del 1 al 26 de abril de 2018); y Mike Pompeo (del 26 de abril de 2018 a la fecha). Si bien tanto Shannon como Sullivan fueron Secretarios de Estado en funciones (acting Secretaries), lo cierto es que ha sido uno de los cargos más difíciles de sobrellevar de cara a la política exterior de Donald Trump.

Ser Secretario de Estado, no sobra decirlo, es un cargo de la mayor importancia en el vecino país del norte. Es el cuarto personaje en la línea de sucesión, en el caso de que el Presidente en turno muera, quede incapacitado o sea juzgado. La Secretaría de Estado, por otra parte, es un ministerio con enorme autonomía, que le reporta directamente al Presidente y que le da mucha visibilidad internacional a quien la encabeza. Su relevancia estriba también en que es ojos y oídos de Estados Unidos en el mundo.

Grandes figuras políticas han encabezado la Secretaría de Estado, incluyendo a Thomas Jefferson, James Madison, James Monroe, John Quincy Adams, Martin Van Buren, James Buchanan, Robert Lansing, Cordel Hull, George C. Marshall, Dean Acheson, John Foster Dulles, Dean Rusk, Henry Kissinger, George Schultz, Madeleine Albright, Condoleezza Rice, Hillary Clinton y John Kerry, entre otros. Sólo tres mujeres han tenido ese mandato en la historia de la dependencia.

Más allá de quien encabeza a la Secretaría de Estado, hay una burocracia profesional que es la responsable de la gestión de la política exterior estadounidense en el día a día y que incluye a embajadores y cónsules, como también a subsecretarios y diversos funcionarios a diversos niveles que operan dentro y fuera del país. Los dichos de Trump, por ejemplo, cuando llamó “países de mierda” a diversas naciones africanas y centroamericanas; su confrontación constante con la República Popular China (RP China); y sus exabruptos ante líderes mundiales, entre otros, constituyen dolores de cabeza severos para los gestores de la diplomacia. Ello ha llevado a la renuncia de experimentados diplomáticos, por ejemplo, de Roberta Jacobson, embajadora de EEUU en México, quien partió del país y se jubiló del servicio exterior en mayo de 2018. Jacobson se fue por discrepancias con Trump.[1] Pero no es la única. El pasado 7 de agosto se dio a conocer que otra experimentada diplomática en asuntos latinoamericanos, Kimberly Breier tiró la toalla, aparentemente por desacuerdos en las negociaciones de Washington con Guatemala en materia migratoria que culminaron en que la nación centroamericana se convirtiera en “tercer país seguro” -aunque adujo razones personales para su dimisión-. Otro roce que tuvo con Trump fue a propósito de la política enarbolada por el mandatario en torno a Venezuela, pues nunca tomó en cuenta a Breier, quien, en su currículum también posee una importante experiencia en el Consejo de Seguridad Nacional de George W. Bush en asuntos del continente americano, habiendo sido ampliamente reconocida por sus análisis. Hasta el momento de su renuncia en agosto pasado, ella era Secretaria de Estado Adjunta para Asuntos del Hemisferio Occidental y especialista en México.[2]

Una semana antes, Kiron Skinner, Directora de Planeación Política, fue cesada de su cargo luego de quejas sobre el estilo de ejercer sus funciones.[3] En julio, un analista de inteligencia de alta jerarquía que trabajaba para el Departamento de Estado, Rod Schoonover, renunció luego de que la Casa Blanca censurara partes de un informe que él elaboró para el Congreso y en que documentaba la manera en que el calentamiento global afecta -y podría seguirlo haciendo- a la seguridad nacional estadunidense.[4]

Un estudio de la General Accounting Office (GAO) publicado en marzo del presente año, da cuenta de la gran cantidad de vacantes existentes en el servicio exterior estadounidense en diversas partes del mundo. Como se puede observar en el mapa anexo, no hay región del mundo que escape a esta problemática. Los casos más graves se encuentran en el Sur de Asia, donde 21 por ciento de los puestos están vacantes. Le sigue el Norte de África con 18 por ciento de vacantes y luego Europa con 12 por ciento; Asia Oriental con 11 por ciento; África Subsahariana con el 10 por ciento y América Latina con el 9 por ciento.[5]

De hecho, es América Latina la región a la que le va mejor respecto a otras partes del mundo. Aun así, la ausencia de recursos humanos en las misiones diplomáticas está generando diversos problemas. Si bien no es una dificultad que haya surgido justamente en la administración de Donald Trump, sino que existe desde administraciones precedentes, el estilo del actual mandatario estadounidense violenta las relaciones de Estados Unidos con el mundo.

El informe advierte que el Departamento de Estado no cuenta con un plan para hacer frente a este problema, mismo que se agravó por el congelamiento de recursos de parte del gobierno de Trump de enero de 2017 a mayo de 2018, lo que se ha traducido en recortes presupuestales, dificultades para reclutar personal, trámites burocráticos engorrosos para llenar las vacantes, etcétera. La GAO señala igualmente que esta situación genera desafíos para la seguridad nacional de Estados Unidos, al mermar la presencia de ese país en el mundo y en la gestión de temas tan variados e importantes como la no proliferación, la lucha contra el terrorismo, los esfuerzos contra la delincuencia organizada, etcétera. La falta de personal emplazado en el exterior con expertise en seguridad internacional, supone un riesgo para el personal diplomático y sus familias, amén de que se eleva el riesgo de que funcionarios del servicio exterior obtengan acceso a información sensible que no debería estar en sus manos o que no saben cómo procesar o interpretar.[6]

Bethany Milton, quien hasta finales de agosto del presente año se desempeñaba en el servicio exterior estadounidense en Kigali, Ruanda, en una sentida carta publicada en The New York Times, explica por qué decidió renunciar a su puesto. Destaca en su conmovedora reflexión lo siguiente: “nadie sabe exactamente cuántos empleados han abandonado el Departamento de Estado a causa de las políticas o la mala gestión de esta administración; por cada renuncia de alto perfil o bien publicitada, hay otros funcionarios que sigilosamente han decidido que era momento de retirarse, de volver a la escuela o de encontrar una nueva línea de trabajo. Un grupo privado de Facebook de funcionarios del servicio exterior estadounidense que contemplaban un cambio de carrera, desde hace un año se ha vuelto en un sitio de conversaciones deprimentes y con una concurrida bolsa de trabajo con nuevos miembros cada día. Los analistas lamentan la pérdida de funcionarios de alto nivel en el Departamento de Estado, muchos de los cuáles fueron echados en los inicios de la presente administración. Pero nadie está prestando atención al creciente éxodo de funcionarios de niveles bajos e intermedios que se llevan con ellos un expertise que es muy difícil reemplazar… Yo le pedí a la administración Trump que me enviara de regreso a casa desde mi puesto en el exterior, para lo que trasladaría a mi familia, a los libros de lenguas extranjeras y varios souvenirs de los “países de mierda” que he reunido a lo largo de todos estos años como diplomática de Estados Unidos. Así, me sumo a una creciente lista de funcionarios del servicio exterior que se niegan a seguir trabajando con esta administración.”[7]

Los funcionarios del servicio exterior están obligados a apoyar a los gobiernos que representan y a realizar el trabajo que se les encomienda. Pueden o no estar de acuerdo con las administraciones de sus países y siempre tienen la opción a renunciar, puesto que el arte de vender manzanas podridas tiene límites. Empero, cuando una entidad como el Departamento de Estado de la Unión Americana pierde tantos recursos humanos y de tanta valía, expone a Estados Unidos a tomar malas decisiones en la política mundial, amén de que vulnera su seguridad nacional.


  

[1] Dejando a la Embajada de Estados Unidos en México acéfala por más de un año, hasta que por fin, se aprobó la designación del abogado Christopher Landau como nuevo titular de la misión diplomática estadounidense, quien llegó al país el pasado 16 de agosto de 2019.

[2] NBC News (August 8, 2019), “Top U. S. diplomat for Latin America resigns”, disponible en https://www.nbcnews.com/politics/immigration/top-us-diplomat-latin-america-resigns-n1040336

[3] John Bowden (08/02/19), “Senior Pompeo adviser fired over allegely “abusive” management: report”, en The Hill, disponible en https://thehill.com/homenews/administration/455935-senior-pompeo-adviser-fired-over-allegedly-abusive-management-report

[4] Timothy Puko y Warren P. Strobel (July 10, 2019), “State Department Analyst Resigns After White House Blocked Climate Change Testimony”, en The Washington Post,  disponible en https://www.wsj.com/articles/state-department-analyst-resigns-after-white-house-blocks-climate-change-testimony-11562780573

[5] GAO (March 2019), Department of State. Integrated Action Plan could Enhance Efforts to Reduce Overseas Foreign Service Vacancies, Washington D. C., United States Government Accountability Office, disponible en https://www.gao.gov/assets/700/697281.pdf

[6] Ibid.

[7] Bethany Milton (August 26, 2019), “My Final Break with the Trump State Department”, en The New York Times, disponible en https://www.nytimes.com/2019/08/26/opinion/trump-state-department.html

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