Cuando se hace propaganda en vez de periodismo

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Cuando los medios y periodistas hacen más propaganda que periodismo, nos encontramos que:

1.- Un país ético se construye con base en exhibir  y decir sus verdades a personajes indeseables cada que se les vea en la calle o en algún sitio público. “No es posible que ellos anden tan campantes, mientras nosotros estamos enojados con la vida”. Tal es la filosofía de Sanjuana Martínez, quien en su columna del 27 de noviembre en Embargo, incita a emular el “acto de valentía” de alguien que se topó en un restaurante con Diego Fernández de Cevallos y Carlos Romero Deschamps y les reprochó que mientras ellos cenan bien, 50 millones de mexicanos no tienen esa suerte.

En la era de las redes sociales surgirán esos destellos de enojo ciudadano, justificado o no, que ven en esas herramientas de comunicación una válvula de escape. Pero no son más que eso. Convertirlos en noticia nacional o darles un carácter heroico es mera propaganda. De una periodista de investigación se esperaría que comprobara que esa cena se pagó con cargo al erario, por ejemplo. Pero lanzar una proclama es más fácil y da más clics.

2.- La prensa entera, oficialista y crítica, se volcó en los prolegómenos, el “destape” y cada movimiento de José Antonio Meade, dándole al precandidato del PRI a la Presidencia de la República una promoción que nunca soñó.  51 referencias en primera plana, mil 306 unidades de información en medios impresos, 523 en radio, 408 en televisión y 3 mil 330 en portales de Internet, en una semana, nos hablan de un despliegue excesivo en el que paradójicamente, también participaron aquellos medios y periodistas habituados a denunciar “cargadas mediáticas”. La Jornada, por ejemplo, le dedicó el 28 de noviembre la fotografía más grande al abrazo entre José Antonio Meade y Enrique Peña Nieto. Y dos días después, su foto principal fue el encuentro de Meade con el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, sonrientes, en el inicio de la llamada “Operación cicatriz”. Ese detalle, por cierto, pasó de noche en los análisis de Jenaro Villamil y Gabriel Sosa Plata.

3.- Milenio Televisión saturó a sus audiencias de información sobre José Antonio Meade. Desde su renuncia a la Secretaría de Hacienda, no ha omitido detalle alguno de sus actividades; como si fuera una agencia a su servicio, ha dado cobertura en tiempo real a cada una de sus reuniones con los sectores del priismo y trasmitido ese júbilo con que lo arroparon. Y para quien se perdió los eventos en vivo, recicla una y otra vez la crónica de los mismos en cada uno de sus segmentos.  A través de sus cuentas de redes sociales y sitios web, La Razón y Excélsior también dieron santo y seña de cada acto de Meade con  el PRI.

4.- En el otro extremo, la prensa militante quiso adoptar una postura crítica con un fallido trabajo de contrapropaganda del aspirante priista. El mismo día de su destape, el 27 de noviembre, los medios digitales BuzzFeed y Aristegui Noticias sacaron de la chistera, en tiempo récord, un “reportaje” en el que se afirmaba que José Antonio Meade había comprado un terreno de 2.3 millones de pesos para construir un jardín a su casa, mismo que no declaró. Cuando el equipo del precandidato aclaró que dicho inmueble sí estaba incluido en sus declaraciones de bienes, Aristegui debió rectificar su versión, mas no disculparse por su equivocación.

5.- El portal Guruchuirer publicó, también el 27 de noviembre, una fotografía de perfil del presidente Enrique Peña Nieto, correspondiente al evento donde anunció los más recientes ajustes a su gabinete. El sitio de Internet refiere que en el cuello del mandatario se aprecian unas misteriosas manchas. Citando como fuente a Publimetro, otro medio de dudosa credibilidad, así como rumores de las redes sociales, lanzó una serie de especulaciones, desde un “chupetón” hasta que el mandatario padece herpes, cáncer o VIH. Y se da el lujo de rematar: “Hasta el momento, el departamento de Comunicación Social de la Presidencia no ha emitido ningún pronunciamiento sobre la salud del Ejecutivo”. En la galería de fotografías del sitio web de la Presidencia de la República y de otros medios más serios, no se observan ningunas manchas. De un portal como Guruchuirer, acostumbrado a difundir noticias falsas, no sorprenden este tipo de notas, pero sí que una periodista como Sanjuana Martínez, lo replique sin ningún reparo en un pésimo ejercicio de propaganda negativa.

6.- Los pleitos de John Ackerman con cualquiera que se atreva a expresar una crítica hacia Andrés Manuel López Obrador, rayan en el fanatismo. Después de pasarse una semana entera, sin éxito, retando al youtuber Chumel Torres a un debate y llamar a darle “unfollow masivo”,  decidió confrontarse con el periodista León Krauze y en ese ácido intercambio, hasta los padres de Ackerman salieron raspados. Todo partió de un tuit de Krauze del 28 de noviembre, donde considera que López Obrador debe preocuparse por los debates en el terreno económico, en el que Meade debe ser un adversario intelectualmente formidable. En el ir y venir de mensajes entre Krauze y Ackerman, éste llegó a la conclusión de que López Obrador es el hombre intelectualmente más preparado para gobernar el país y de que Yale, el alma mater de los posgrados de Meade, es una institución formadora de “saqueadores y corruptos”. Cuando otros usuarios le recordaron que sus padres son maestros de dicha institución, Ackerman intentó matizar un poco su discurso inicial al apuntar que aun con ello piensa que la formación que en dicha universidad se brinda es “muy técnica” y sin “sentido social”.

7.- El 29 de noviembre, Guruchuirer y Regeneración difundieron la versión de que el exgobernador del Banco de México, Agustín Carstens, había dicho que “las tonterías de José Antonio Meade” provocarían una recesión económica. Para armar esta especie, dichos sitios hacen una mezcla extraña de una columna del periodista Salvador García Soto en El Universal y una nota de The Wall Street Journal. Respecto al espacio de García Soto, éste dice que “le contaron” que Carstens dijo tal cosa sobre Meade, pero en realidad no muestra pruebas de ello y por lo que toca a la nota de The Wall Street Journal, ésta sólo advierte de la posibilidad de una recesión, pero no hace referencia alguna a declaraciones de Carstens en contra de Meade. De modo que en este caso, además  de otro mal golpe de contrapropaganda contra el precandidato del PRI, asistimos a un ejercicio de distorsión informativa deliberada.

8.- Este sábado 2 de diciembre, durante un acto político en Guerrero, Andrés Manuel López Obrador, expresó la posibilidad de conceder “amnistía” incluso a los cárteles del narcotráfico, con tal de poner fin a la violencia en el país. Las palabras del tabasqueño están grabadas y el audio está incluso en su sitio oficial; al emitirlas logró su objetivo: levantar polémica y que la prensa hablara sobre él. La mayor parte de los medios retomó la información, pero entre los medios afines a López Obrador se dio un fenómeno curioso: Proceso presentó una nota muy plana, digna de un medio oficialista al hablar del gobernante en turno y por lo que respecta a Aristegui Noticias, tardó más de 24 horas en registrar el hecho, pero tratando de quitarle el foco a la declaración clave y desviar la atención hacia el conocido discurso del líder de Morena: “Con el triunfo de Morena se acabará con la corrupción, vamos 15 puntos arriba en las encuestas, la mafia del poder no tiene llenadera” y todas las frases que ha repetido hasta el cansancio en sus spots. Es decir, a contrapelo de su tendencia habitual, Aristegui Noticias esta vez no pide explicaciones sobre una expresión específica hecha por López Obrador y en cambio, le hace propaganda gratuita.

Sobre este mismo asunto, el sitio web Polemon, se queja amargamente de que toda la prensa está en contra de López Obrador, incluso Proceso, por “tergiversar” sus declaraciones. Y transcribe un segmento de las mismas, pero omite la parte donde un reportero le pregunta al tabasqueño si su propuesta de amnistía a incluye a los grupos de la delincuencia organizada y él responde que lo va a analizar. El mundo al revés: los medios militantes atacando a sus afines.

Los ejemplos anteriores, son apenas una probadita de lo que nos espera a lo largo del proceso electoral: coberturas mediáticas excesivas, sesgadas e incluso distorsionadas, según al partido o candidato al que sirvan. Es decir, los medios en vez de un contrapeso, serán un vehículo propagandístico más.

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