El maromero López

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Una de las principales razones por las que AMLO logró una buena votación en las elecciones del 2018 fue, sin duda, que se proclamó como el presidente que iba a combatir decididamente la corrupción. Mucho se habló durante el sexenio de Peña Nieto de los supuestos grandes “negocios” que hacían los poderosos de esa administración. La mesa estaba servida para que una población cansada de tanta complicidad, abuso de poder y ratería, creyera que había llegado el momento de darle la oportunidad a Morena, que presumía de ser el partido de la “honestidad valiente”.

Debo confesar que en lo personal nunca creí que el actual partido en el Gobierno pudiera lograrlo. Recordaba muy bien los videos de las ligas de Bejarano, los “diezmos” pedidos por la ahora secretaria de Educación a modestos burócratas para sus enjuagues, las bolsas de pan rellenas de dinero para AMLO, por intermediación de la ahora Secretaria de Energia, la inefable Sra. Nahle. En fin, nunca creí que la 4T era la “esperanza de México”. Sin embargo 30 millones del padrón electoral ingenuamente creyeron que al fin, las cosas iban a cambiar. ¡Oh, decepción!

Aunque como ya se veía venir, el manejo discrecional y a modo de los dineros públicos, hace unos días se confirmó y encaramos ahora las maromas y el desastre: la Auditoría Superior de la Federación detectó graves irregularidades en el gasto de miles de millones de pesos en el primer año de gobierno del supuesto paladín de la justicia, el Sr. López Obrador.

En su informe sobre el gasto público de 2019, esta dependencia señala graves anomalías en la Secretaría de Cultura, en el aeropuerto de Santa Lucía, el Tren Maya, Dos Bocas y, por si fuera poco, prácticamente en todos los programas sociales del gobierno de la mal llamada Cuarta Transformación.

Alfredo ESTRELLA / AFP

Todo esto como resultado de la revisión y análisis de cientos de contratos de obra pública, convenios y programas de apoyo directo del poder Ejecutivo y de organismos federales independientes, que para decirlo claro y sencillo, como que las cuentas no les cuadran.

La ASF llevó a cabo la fiscalización de los multicitados programas sociales del Gobierno como Jóvenes Construyendo el Futuro, Sembrando Vida y en ellos se encontraron irregularidades como en la Secretaría de Cultura, y también se observan estas sospechosas irregularidades en Pemex o la Comisión Nacional del Deporte.

Cumpliendo con su papel, la ASF pide a estas instituciones que muestren la documentación necesaria para solventar las irregularidades encontradas. Y hay que subrayar que en caso de no hacerlo, los auditores pueden determinar sanciones e incluso presentar denuncias penales. ¡Órale!

Entre los programas con más señalamientos están, dentro de la dizque Secretaría del Bienestar, el afamado proyecto de Sembrando Vida, o el de la contratación de los “Servidores de la Nación”.

Y ahí les van algunos ejemplos: la ASF señala que Bienestar dice haber entregado 74 mil 962 apoyos económicos en efectivo a 61 mil 602 beneficiarios de Sembrando Vida por un valor de 338 millones de pesos, pero ¡nunca se acredita su entrega! En total, nada más en este programa, no se acredita cómo se dispersaron 609 millones de pesos, o sea unos 30 millones de dólares.

En el caso del programa de Servidores de la Nación, que tanto han tenido que ver en el cuidado de las clientelas de López Obrador, la ASF dictamina que en este rubro no se presenta ninguna documentación que compruebe el pago de 321 millones de pesos que Bienestar asegura haber pagado a estos grupos que tanto se afanan por fotografiar las credenciales del INE de los vacunados.

La Auditoría de 2019 también menciona que la misma Secretaría del Bienestar transfirió 87 millones de pesos a tres cuentas bancarias —quien sabe por qué— ya que no aparece ningun documento que lo justifique. Las irregularidades tan sólo por este programa dan un total de 561 millones de pesos, algo más de 28 millones de dólares.

La lista de las anormalidades sospechosas es muy grande. Y no he mencionado los desfalcos más grandes y los extraños manejos de los dineros en las tan gustadas (por el presidente) obras faraónicas del sexenio que tampoco se salvan de tanta maroma. Tampoco he contado aquí lo que sucede en la Secretaría de Cultura, dependencia en donde las irregularidades suman un total de mil 707 millones de pesos, que están por comprobar.

De igual manera, falta por justificar en el desafortunado Aeropuerto de Santa Lucia unos cuantos miles de millones de pesos o lo que está costando a los mexicanos la cancelación del Aeropuerto de Texcoco.

En fin, un completo desastre, una pésima capacidad administrativa, una evidente corrupción y el deseo de manejar el presupuesto anual como se le pega la gana al presidente, cuyo único objetivo es acumular más poder a costa de la destrucción del país. ¿Bienvenidas las maromas?

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