El muro de Trump unió a todo México

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Nadie habría apostado un cacahuate a que podrían ser olvidados en dos semanas el gasolinazo, los saqueos, la crispación social con las que arrancó el año. Pues sucedió ayer: todos los mexicanos nos unimos contra la orden oficial de Trump para construir un muro en la frontera.


El miércoles 25 de enero de 2017 será recordado como uno de los más tensos en la relación México-Estados Unidos desde la guerra de 1846. Porque Trump no ordenó sólo construir el muro. Decidió también que México lo pagará: También ordenó:


—Instalar un “deportómetro”: el Departamento de Seguridad Interna informará cada mes la cifra de inmigrantes aprehendidos, en “un formato que sea fácil de entender para el público”.


—Retirar los fondos federales a ciudades que se oponen a deportar a migrantes ilegales.


—Crear una base de datos clara y comprensible que recoja el número de inmigrantes capturados en o cerca de la frontera.


—Desplegar cinco mil agentes más de la Patrulla Fronteriza e incrementar los centros de detención.


—Estudiar la frontera en seguridad, geofísica, topográfica y finanzas para asegurar la vigilancia y la captura de inmigrantes.


Se entiende que, debido a la firma de la orden de levantar el muro, el presidente de México estuviera sometido ayer a una gran presión de casi todos los sectores para cancelar la reunión que tiene programa con Trump el 31 de este mes en Washington.


El presidente reiteró en la noche que “México no pagará ningún muro” y dejó en suspenso la decisión de ir a Estados Unidos, en espera del regreso de Washington de sus enviados a negociar con Trump (el canciller y el secretario de Economía), y previa consulta con el Senado y los 32 gobernadores.


Consideraciones políticas aparte, el clamor era que el presidente anunciara su negativa a reunirse con Trump para que, de una vez, diera un escarmiento a su par del otro lado, haciéndole saber que es inaceptable su estilo de coscorrón y sobadita para relacionarse con un vecino y socio histórico.


Sin embargo, el presidente aún confía en que puede ganar en la vencida con Trump y con razón, pues a pesar de todo ayer el peso se repuso (estaba en 21.80 y cerró en 21.40), por lo que si rompe el diálogo, el peso caería en picada y se dispararían los precios de la gasolina y otros productos.


Sin embargo, en México está pesando más la pasión, pero es una vehemencia especial, que aflora en las naciones una o dos veces cada cien años, un tipo de arrebato que condujo a la expropiación petrolera en 1938, apoyada ardorosamente por todos los mexicanos.


Al final, quizá será imposible escapar de la pasión.



Este artículo fue publicado en La Razón el 26 de enero de 2017, agradecemos a Rubén Cortés su autorización para publicarlo en nuestra página.

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