El Trumpismo de todos tan temido⿦

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"Practical men who believe themselves to be quite exempt from any


Intellectual influence, are usually the slaves of some defunct economist".


John Maynard Keynes


 


A casi todos nos cayó por sorpresa, como un balde de agua fría (o ácido): Donald Trump ganó (aunque fuese con cerradísimo margen) la elección en los estados donde debía hacerlo para asegurar los votos necesarios en el Colegio Electoral, a fin de obtener la presidencia de Estados Unidos… Que a la postre perdiese la votación popular era punto menos que irrelevante.


Dejando de lado los muchos errores del Partido Demócrata, su candidata Hillary Clinton y los medios, las declaraciones de Trump y el frenesí mediático de los días previos a la elección (sobre todo por el debate sexual) parecían haber herido gravemente al empresario, que lo habían condenado… Se confiaron (nos confiamos): No contábamos con que sus seguidores ni pestañearon ante las muchas falencias exhibidas por su candidato en esos días aciagos.


La presidencia de Obama contribuyó a construir esta perspectiva ilusoria: La Norteamérica WASP y ultraconservadora parecía ceder su preeminencia ante un gobierno que durante ocho años promovió la diversidad y el respeto a las minorías (sociales, raciales, sexuales, etc.), y obtuvo avances significativos en ese terreno. Un jefe de campaña del Partido Conservador lo decía de un modo preciso pero pintoresco cuando el triunfo de Obama: EU es cada vez más “Modern Family” mientras que el Partido Republicano es cada vez más “Mad Men”.


Sin embargo, al parecer la elección de un Presidente negro resultó ser una píldora demasiado dura de tragar para esa Norteamérica silenciosa pero incólume, porque en este triunfo de Trump hay tanto rencor acumulado y ganas de desquite en el subsuelo social, que espanta. No fue sólo el impulso antiestablishment y antimedios (factores que tendremos que aprender a medir y tomar más en cuenta de aquí en adelante).


¿Trump triunfa y se vende como el baluarte del hombre común, el americano promedio, contra las jerarquías políticas y las élites económicas, siendo él mismo parte de ambas? Pues sí, así es esto del abarrote… Y no es la primera vez que dicha paradoja predomina la política estadounidense.


De hecho, el gobierno de Trump puede llegar a tener muchos aspectos en común con la presidencia de Nixon: a) un presidente odiado y ridiculizado en la prensa y los sectores progresistas, pero con apoyo social silencioso y la fuerza necesaria para empujar una agenda conservadora; b) un movimiento social en rebeldía y con las calles y las universidades en pie de guerra; c) escándalos de malos manejos casi permanentes durante todo su mandato (el cual todos señalan/desean que será de cuatro años, pero con un escenario similar Nixon ganó su segundo término con una de las mayores diferencias de votación de ese siglo… Nunca hay que olvidar que la política gringa es peculiar y tiene su propia lógica).


 


¿Y nosotros qué?


En este juego retórico, la pieza de toque de un proyecto así es el chivo expiatorio: el grupo o sector que será culpado de todos los males de la sociedad; en los años 30 en Europa fueron los judíos, en Estados Unidos en estos días son los migrantes (mexicanos, sobre todo) y los musulmanes.


El asunto con México se extiende al país y, por ende, nuestra frontera promete volverse un lugar de muchas tensiones, y teatro de algunos de los episodios más señalados de la administración Trump, empezando por el famoso muro.


Ahora bien, desde las campañas, pero sobre todo ya una vez decidido el triunfo de Trump, en México ha proliferado una especie de patrioterismo opinológico: México debe repudiar/combatir/rechazar las pretensiones de EU mediante una política exterior digna/valiente/agresiva, etc. El problema es que todas estas opiniones dejan de lado un hecho crucial: México nunca ha aplicado una política de ese tipo con EU.


La autonomía mexicana en materia de política exterior con Estados Unidos siempre fue relativa, y se construyó con ingeniosos mecanismos de acotada y precisa diferenciación, que fueron base para negociaciones con distintos niveles de ventaja, a través de los años: la doctrina Estrada, el capital británico en nuestra etapa temprana de industrialización, Cuba, el Tercer Mundo, Contadora, etc. son ejemplo de ello…


Inclusive el acto que se distingue del grupo, la nacionalización del petróleo, fue llevado a cabo aprovechando un momento preciso de la geopolítica mundial que nos permitió vadear el bloqueo internacional hasta el ya inminente inicio de la guerra mundial, cuando las nuevas necesidades energéticas de los Aliados jugaron a favor de México.


Si algo debemos hacer ahora, es que los que saben de esto en el Servicio Exterior Mexicano y la academia aporten su experiencia y conocimientos para diseñar y aplicar una política comprehensiva y realista que nos permita sortear este temporal trumpiano.


 


¿Una Presidencia corta?


Tanto en el ambiente político de allá como en el de acá hay una especie de anhelo más o menos disfrazado de pronóstico: el impeachment (juicio al Presidente); digamos de entrada que ya vivimos este ilusionismo en los últimos meses: de la idea original (más deseo que realidad) de que el Colegio Electoral revirtiese el triunfo de Trump.


Este anhelo llegó al extremo de peticiones públicas y llamados mediáticos, pero como sabemos, si bien ha habido algunos “votos en rebeldía” en la historia, ningún Colegio Electoral jamás revirtió la decisión configurada en la jornada del primer martes de noviembre.


Algo similar pasa con el impeachment; además de su rareza y complejidad política, en esta ocasión tenemos control republicano en ambas cámaras, así que si llegase a darse sería más en la lógica y los intereses del Partido Republicano, no de la oposición a Trump.


Momento wiki: Sólo dos presidentes han sido juzgados mediante este procedimiento, Bill Clinton (1998-1999) y Andrew Johnson (1868), y los dos fueron absueltos. Richard Nixon interrumpió el proceso al dimitir de su cargo en 1974, tras la aprobación de su impeachment. https://es.m.wikipedia.org/wiki/Impeachment


El impeachment es más bien, en esta ocasión, una especie de espada de Damocles con la que cuenta el establecimiento republicano contra Trump: Si te pasas de la raya, si no te atienes a nuestras reglas, podemos optar por administrar el país con el más manejable Mike Pence en tu lugar.


Todas estas ilusiones no hacen sino entorpecer las acciones y las estrategias del antitrumpismo, y conviene que se dejen de lado. Algo similar pasó en México con la coalición de intereses y proyectos que perdió en 2012 la elección presidencial: se han pasado cuatro años tratando casi exclusivamente de hacer renunciar a Peña, por las buenas y por las malas, chocando infructuosamente cada vez… Ello lo hizo un movimiento predecible y, a la larga, ineficaz.


 


El primer round en EU fue en las calles


El día de la toma de posesión (inauguration day) de Trump (viernes 20 de enero) fue seguido el sábado por las marchas pro-Women en varias ciudades de EU, de modo que la primera pelea por el nuevo estatus se dio en las plazas… Y, para ser sinceros, el trumpismo perdió de fea manera.



Como puede observarse en este comparativo del New York Times (fotos que no fueron tan difundidas en las redes), la diferencia de asistencia de la ceremonia no fue tan disímil respecto a la de Obama de 2009 (aunque sí menor)… Y por supuesto que, como siempre que hay presencia masiva en las plazas, la danza de los números tomó fuerza y se volvió el primer gran 'issue' del nuevo gobierno.



Y es que las manifestaciones del sábado fueron realmente impresionantes, superando con creces las expectativas más optimistas de las propias organizaciones convocantes: cientos de miles de manifestantes por cada evento en un número considerable de ciudades, destacando los de Los Ángeles, San Francisco, Nueva York y Washington.


En la noche del sábado, el flamante secretario de Prensa de Trump, Sean Spicer, tuvo su primer gran fiasco con una actitud prepotente, soltando nada amistosos coscorrones a los medios de información y falseando descaradamente la información… Cabe hacer notar que al inexperto funcionario lo hicieron cera y pabilo en una tanda en redes que duró hasta bien entrado el domingo.




La respuesta mediática fue casi unánime:


RT: @BuzzFeedNews: El @PressSec de la Casa Blanca sobre la inauguración de Trump: "Esta fue la audiencia más grande que alguna vez fue testigo de una inauguración".




El domingo 20, una asesora de la Casa Blanca tuvo que salir a tratar de calmar el torbellino en torno a Spicer: A top adviser to President Donald Trump said Sunday that his press secretary, Sean Spicer, had offered “alternative facts” in a statement the day before from the White House briefing room in which he contested reports on the size of Trump’s inauguration audience.


“Sean Spicer, our press secretary, gave alternative facts,” Trump counselor Kellyanne Conway said on NBC’s “Meet the Press” on Sunday. https://www.bloomberg.com/politics/articles/2017-01-21/trump-spokesman-accuses-media-of-false-inauguration-reporting


Al momento de cerrar estas páginas aún es difícil determinar si el sainete de las cifras terminará pronto, pero una frase de la profecía orwelliana “1984” taladra mi cabeza como una especia de mantra invertido:


We are at war with Eastasia; we have always been at war with Eastasia.


We are at war with Eastasia; we have always been at war with Eastasia.


We are at war with Eastasia; we have always been at war with Eastasia…


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