febrero 23, 2025

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Apenas el pasado 23 de julio, Andrés Manuel López Obrador presumía feliz de la vida la encuesta del periódico Reforma que lo colocaba como puntero en las preferencias electorales rumbo a 2018. “Morena tiene 3 años de ser partido y es la primera fuerza política del país. Sigamos luchando por la transformación con entrega y honestidad”, tuiteó en aquella fecha. Él y sus seguidores aplaudieron a Reforma por reflejar “la verdad”.

Este domingo 6 de agosto, al presidente de Morena le puso de mal humor que Reforma llevara a su primera plana la reunión que el sábado sostuvieron varios gobernadores del PRD y del PAN para deliberar sobre el llevado y traído Frente Amplio.

Tampoco le hizo gracia que en la columna Templo Mayor se haya hecho alusión a la abierta competencia interna dentro de Morena por la candidatura al Gobierno de la CDMX, decisión que al final será tomada por “su dedito” aun cuando se diga que será por una encuesta, según el espacio periodístico firmado por Fray Bartolomé.

Reforma, apoyador del “nuevo frente” de la mafia en contra nuestra. Dice que voy a usar mi “dedito” en la elección de Morena. No calumnien”.

Como él mismo le recomienda a sus adversarios, López Obrador debería serenarse. Si él ha dicho hasta el cansancio que no le preocupa el Frente y que ni todos juntos podrán con él, no se entiende su enojo con el hecho de que los gobernadores hagan su lucha para buscar la candidatura, algo completamente normal en cualquier país donde hay competencia electoral.

Ni tampoco se explica su resquemor con que Reforma le haya dado relieve a ese encuentro y lo pusiera como su tema central. La nota respectiva es totalmente inofensiva hacia su persona y todo se queda en indirectas, que él convierte en directas al ponerse el saco. Y lo que dice Templo Mayor, tampoco es para escandalizarse. El dirigente máximo de un partido, siempre lleva mano en las decisiones fundamentales que se toman en su interior, y eso tampoco es privativo de México.

El tuit de López Obrador sólo puede significar dos cosas: una, que amaneció muy susceptible, o bien, que su mensaje es un reflejo de su impulso de ser guardián del pensamiento único que le cuelga la etiqueta de “mafioso” a cualquiera que se atreva a disentir y que, por otro lado, pretende dictar línea a los medios sobre lo que deben o no publicar.

Por el bien de la pluralidad y de un mínimo de intercambio público civilizado, ojalá fuera lo primero: que el líder de Morena está de mal humor y nada más.

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