Qué manejo de medios. De manual. Es la primera entrevista que, en 32 años, un gobierno mexicano permite que le hagan. Y Miguel Ángel Félix Gallardo la aprovecha: “Este presidente está combatiendo la desigualdad social, da pensiones, muchas cosas”.
Y sobre la violencia: “Es consecuencia del desempleo, la desigualdad social, que el presidente está resolviendo”. Justo en el momento en que, el presidente al que elogia, sacará de la cárcel a presos por razones de edad. Y él tiene 75 años.
En décadas, nadie pudo tenerlo ante las cámaras de medios. Lo logró la periodista mexicana Issa Osorio, de la cadena estadounidense Telemundo. En pantalla se ve a alguien que debería de ser liberado por razones de edad. ¡Eso es manejo de medios!
El condenado por el crimen del agente de la DEA Enrique Kiki Camarena es un anciano enfermo, en silla de ruedas, casi ciego, sordo, con tanque de oxígeno. Un abuelo a quien le urge que sus hijos cuiden.
Debe haberse ganado a la audiencia de Telemundo, que dedica más de mil horas de contenido para atraer a los mexicanos inmigrantes en Estados Unidos, con series sobre narcotraficantes. Y también aquí, pues se vio por diferentes vías.
Como gran manejador de medios, el convertidor del negocio mexicano de la droga en empresa transnacional, fue diferente en la entrevista que dio por escrito, de puño y letra, al también periodista y escritor mexicano Diego Osorno.
Osorno lo entrevistó para su libro El cártel de Sinaloa. Una historia del uso político del narco (2009). Osorno conserva todas las respuestas (ayer me mostró algunas). Se lee, en una letra sencilla y clara:
“Los narcos no estábamos contra el gobierno, éramos parte del gobierno”, “nosotros los viejos capos fuimos detenidos”, “como éramos más pocos se nos hacía publicidad y sigue hasta las últimas fechas”.
Osorno pidió que le relatara cuestiones relacionadas con su historial criminal y Gallardo así lo hizo, a sabiendas de que la entrevista era en otro momento del país (2009), otro gobierno (que declaró la guerra al narco), y otro tipo de público.
Por eso escribe: “Nosotros los viejos capos”. Y hasta explica que, en todos los años ochenta, era parte del gobierno en México, donde creó el primer cártel del crimen organizado en el país, y fue mentor de jefes posteriores: Chapo, Señor de los Cielos, Arellano Félix…
Antes, en el libro, es quien se hizo leyenda tristemente célebre del narcotráfico. Hoy, para la tele, es un abuelito que se puede ver en cualquier colonia humilde, un viejito inocente que no sabe por qué está preso.
Y alaba al presidente “que está resolviendo la violencia”, en un país con 120 mil muertes en 30 meses.
Un maestro.