Guerra de divisas, debajo de la mesa

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El secretario de Hacienda, Luis Videgaray, llamó por su nombre la medida realizada por el Banco Popular de China: una guerra de divisas. No hay duda: Pekín al devaluar su moneda, el yuan, reinició lo que todos temían, la carrera para que las demás economías busquen devaluar sus monedas con la finalidad de abaratar ficticiamente sus exportaciones.


G20 LO VEÍA VENIR


Incluso, el tratar de evitar una guerra de divisas fue uno de los llamados del G20, cuando la avalancha ya se veía venir desde agosto del año pasado, cuando en aquel entonces, China devaluó 2% su yuan frente al dólar.


Y ahora se refrendó el temor cuando Pekín vuelve a devaluar 0.5% el yuan frente al dólar.


China sigue buscando con urgencia ser más competitiva. Regresar a su sector exportador ultrabarato; volver a ser el trabuco mundial. Volver a hacer de su sector exportador el representante de más de 40% del PIB chino.


Y ello preocupa por las consecuencias que están a la vista.


MÉXICO, CON DÓLAR CARO, PUEDE BENEFICIARSE


La guerra de divisas no ayuda a nadie. Pero todos la han estado haciendo a escondidas.


¿México entró a la guerra de divisas? No ha sido adrede, pero sí: México al tener un peso con fuerte depreciación frente al dólar, como lo estamos viendo en estos días, desde luego va a favorecer al sector exportador al ser más competitivo: podrá vender con un peso más barato.


Sin embargo, la política cambiaria es de libre flotación, es decir, ni la Secretaría de Hacienda ni el Banco de México imponen un determinado nivel del tipo de cambio. El mercado pone el nivel en el que ahora estamos, que por cierto se antoja con un dólar elevado de manera artificial.


CONSECUENCIAS FINANCIERAS, EL RIESGO


México podrá beneficiarse con un peso más débil frente al dólar al exportar más barato. Pero las consecuencias financieras internacionales pueden originarnos problemas.


Una guerra de divisas traerá descontroles monetarios, pues tratará de mantener las tasas de interés bajas para devaluar las monedas, y podrá originar un descontrol en la normalización monetaria de Estados Unidos, lo cual sí nos afectaría de manera directa. Si Estados Unidos no crece como creemos nos afectará en nuestras exportaciones. Ahí está el riesgo.


GURRÍA PROPONE NUEVAS REFORMAS


José Ángel Gurría se encuentra en México como lo ha hecho una suerte de tradición a inicios del año. Gurría fue secretario de Hacienda, renegoció la deuda externa y hoy es el secretario general de la OCDE, el llamado club de los ricos. Sabe de lo que habla y propone.


A México le sigue proponiendo más reformas. Curiosamente, muchas de las actuales reformas todavía no rinden frutos, por lo que habrá de fortalecerlas, crearles un marco legal y echarlas a andar con autoridades. En otros casos, hay reformas como las de telecomunicaciones o energética, que se deben reforzar.


Lo que llama la atención de Gurría es su propuesta (interesante): otra reforma, la de Estado de derecho. El problema de falta de justicia y falta de cumplimiento legal es fuerte en México generando corrupción e inseguridad.


Sin embargo ahí no para el diagnóstico del secretario general de la OCDE sobre México: hay que ser más competitivos (meterse de lleno a la capacitación y educación) y mejorar la distribución del ingreso. México es una sociedad sumamente desigual, que le trae distorsiones de mercado (no puede haber fuerte consumo con millones de pobres), y desde luego: hay una inconformidad con las reformas si no se traducen en una mejoría en el nivel de ingresos de la población más pobre.


Gurría ha sido partícipe activo de las reformas impulsadas por la economía mexicana. Esperemos que otra vez le hagan caso en su diagnóstico.



Este artículo fue publicado en Excélsior el 08 de Enero de 2016, agradecemos a José Yuste su autorización para publicarlo en nuestra página

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