La respuesta del presidente ante la tragedia en Ciudad Juárez, no deja lugar a dudas, en la disputa por el poder no puede haber ninguna muestra de debilidad ni de piedad hacia los afectados y mucho menos una disculpa por lo ocurrido. Una situación como la acontecida en días pasados en Ciudad Juárez, la muerte de 39 migrantes en una estación migratoria resguardada por autoridades del Instituto Nacional de Migración, ameritaría una respuesta más sensible por parte del gobierno mexicano ante la tragedia, que en voz de su presidente se dice fiel promotor del “humanismo mexicano”, pues bien, la dureza y la hosquedad en
La primera respuesta del presidente ante la tragedia fue que el incendio había sido provocado por los migrantes, “Esto tuvo que ver con una protesta que ellos (los migrantes) iniciaron, a partir de que – suponemos – que se enteraron que iban a ser deportados, movilizados”, para el presidente el asunto solo mereció unos cuantos minutos, al final la tragedia la habían provocado los migrantes de acuerdo a las primeras versiones.
Poco después se reveló lo que ocurrió minutos antes de que se propagara el fuego, un video reveló como custodios de la estación migratoria abandonaban el lugar dejando encerrados a los migrantes al ver las llamas al interior de la estación, con esto se desechaba la versión que responsabilizaba unicamente a los migrantes de la tragedia.
Para el presidente lo más importante era que el tema de Ciudad Juárez no dominara la agenda pública y con ello mostrara la ineptitud de las personas encargadas de cuidar la integridad de los migrantes. La tragedia no mereció ni una disculpa por parte del presidente ni una declaración de luto nacional, se limitó a decir que no habría impunidad y que no se ocultaría nada. El tema se resolverá a partir de la investigación fue lo que dijo el presidente, esa posición mesurada del presidente contrasta con su faceta de opositor, que ante cualquier tragedia pedía las renuncias del presidente, de altos funcionarios, ahora se enoja y tacha a los medios de “amarillistas” cuando preguntan si piensa separar del cargo al comisionado del INM.
Pero el enojó presidencial no terminó ahí, López Obrador visitó Ciudad Juárez, se pensaría para brindar apoyo a los migrantes, para escuchar sus demandas, para solidarizarse con los afectados, para visitar en los hospitales a los migrantes heridos, pero en la lógica presidencial eso mancha la “investidura”. Su prioridad era reunirse con los servidores de la nación para revisar el tema del reparto de apoyos, lo de la visita a migrantes no se pudo llevar a cabo por “problemas de agenda”.
La indiferencia con la que el presidente trató a los migrantes durante su visita provocó el enojo de éstos, mientras López Obrador observaba con indiferencia desde su camioneta la protesta, una mujer se le acercó para reclamarle justicia, las palabras del presidente a la manifestante fueron “Que se me hace que te mandó Maru, mi amor”, la burla, la confrontación, la sospecha de que siempre hay alguien que quiere descarrilar a su gobierno, pueden más que el dolor de miles de seres humanos.
Esa es la respuesta del creador del humanismo mexicano, el que sueña con una América Latina unida, pero que es incapaz de mostrar consideración y solidaridad con un grupo de personas que lo único que buscan es huir de tiranos a los que el presidente López Obrador defiende a capa y espada como Maduro y Ortega.
Pero ahí no paran las muestras del auténtico humanismo mexicano, ni la tragedia es capaz de frenar las ambiciones de poder de las corcholatas de la 4T, el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, rápidamente se desmarcó del tema y señaló que el encargado de la política migratoria es el canciller Marcelo Ebrard. Al político tabasqueño se le olvida que por ley las responsabilidades se encuentran establecidas, la instancia de la que depende el INM es la secretaria de Gobernación, instancia de la cual él es el titular, pero el político tabasqueño prefiere seguir en campaña hacia la presidencia que atender sus responsabilidades, prefiere reclamar a la gobernadora de Chihuahua por revelar el video que muestra la negligencia de los elementos encargados de custodiar a los migrantes.
Pero Adán Augusto no es el único actor de la 4T que no está dispuesto a frenar sus ambiciones de poder ante la tragedia, lejos de hacer una pausa, sentarse con todas las áreas responsables a revisar el tema y atender la crisis migratoria que vive el país, el canciller Ebrard prefirió continuar con su gira para promocionar su libro “El camino de México” en el que plantea su proyecto de país. De hecho, el grupo parlamentario de Morena en el Senado frenó cualquier intento de comparecencia del secretario de Gobernación o de Relaciones Exteriores, lo que demuestra que la rendición de cuentas no es el fuerte de este gobierno.
Para el presidente y su movimiento que repite obsesivamente que “no son iguales”, lo que refleja lo ocurrido en Ciudad Juárez es la ineptitud de un gobierno que ha sido incapaz de darle un trato digno a los migrantes, que no ha querido empatizar con el drama que sufren miles de migrantes que intentan cruzar territorio mexicano, que no le habla con la verdad a la ciudadanía sobre el trato que hizo con Estados Unidos y a cambio de qué ha aceptado recibir a miles de migrantes en territorio mexicano sin otorgarles las condiciones mínimas de seguridad.
Al final el humanismo a la 4T no es más que otra muestra de narrativa hueca, lo último que importa es el ser humano, lo realmente importante es conservar el poder, cuando tienen oportunidad de mostrar su lado humano prefieren dar vuelta a la página lo más rápido posible para que el tema no les genere costos políticos.
Iván Arrazola es analista político y colaborador de Integridad Ciudadana. @ivarrcor