“La candidata”: ¿diagnóstico de Televisa?

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A pesar de que a lo largo de sus 61 capítulos, transmitidos entre noviembre de 2016 y febrero de 2017, no fue la telenovela más vista en tv abierta (la superó “Rosario Tijeras”, de Tv Azteca), La candidata fue motivo de curiosidad por su temática (un melodrama tradicional con matices de “thriller político”), su formato (telenovela que incorporó elementos de “serie”) y sus implicaciones políticas: la caracterización de la “clase política” mexicana como una casta al servicio del narco y de empresarios corruptos.


No fue Margarita


A mediados de noviembre, en la víspera de su estreno, hubo quienes afirmaron que “La candidata” fue diseñada por Televisa para apoyar a Margarita Zavala en su empeño por llegar a la Presidencia. Según esa interpretación, la empresa de la familia Azcárraga ya había “dado color” y se disponía a influir en los televidentes con la mira puesta en 2018, como lo habría hecho en 2012 con Peña Nieto; sin embargo, quienes sostuvieron esta postura debieron abandonarla durante el transcurso de la telenovela porque nada del personaje principal (interpretado por Silvia Navarro) hacía recordar a la exprimera dama.


En lo político, las tesis panistas de Margarita Zavala no se alcanzaban a apreciar en la voz de Regina Bárcenas, nombre de la candidata televisiva, quien se manifestaba como una feminista light cuya propuesta electoral estaba inscrita en lo que algunos llaman populismo: uso amplio de recursos públicos para crear empleos y acabar con la pobreza, y para beneficiar mediante programas sociales a mujeres y jóvenes.


Populismo y demagogia


En el debate entre candidatos presidenciales que sostiene con su exesposo y rival político, Alonso San Román (Rafael Sánchez Navarro), éste la acusa de pretender abusar de los subsidios. “¡Yo no estoy de acuerdo con los subsidios!”, dice San Román instalado en la ortodoxia neoliberal; y añade molesto: “(Es) demagogia, prometer lo que no se puede cumplir” (https://www.youtube.com/watch?v=y9sR3CpVCV4 (https://www.youtube.com/watch?v=y9sR3CpVCV4)). “Les doy mi palabra —revira la candidata, plenamente ubicada en la coyuntura antiDonald Trump— que si me permiten llegar a la Presidencia no tendremos que voltear al país del norte, ni a ningún otro, para ser rescatados…”.


Sin embargo, cuando “La Candidata°” cumplía su primera mitad surgió otra interpretación: aparecieron en los medios comentarios según los cuales estábamos frente a una telenovela “valiente” que desnudaba a la clase política y denunciaba la corrupción que existe en los círculos del poder en México.


Poderosa alianza según “La candidata”, los políticos mexicanos están al servicio de una alianza que detenta el poder y está integrada por “empresarios corruptos” coludidos con el narco. Casi todos los políticos que aparecen en la telenovela tienen “cola” —económica, política o moral— que les pisen: se hacen ricos robando al erario, algunos están involucrados en el delito de trata de mujeres, la mayoría es adicta a las drogas y el alcohol, y todos —incluida la candidata— “engañan” a esposas y maridos. Los medios también son denunciados: Franco (Alberto Lomnitz) es el dueño de la principal televisora del país y vende la mayoría accionaria a Fernando Escalante (Arturo Ríos), un empresario poderosísimo que está ligado al narco y financia la campaña de Regina Bárcenas; apenas se realiza la operación, Escalante da instrucciones a Franco para que la televisora apoye a la candidata, de lo cual se encarga el principal periodista de la empresa, Hernán Trevilla (Juan Martín Jáuregui).


¿Segunda temporada? La pregunta es inevitable: ¿el diagnóstico de la política y los políticos mexicanos que aparece en La candidata corresponde a lo que piensa el alto mando de Televisa?


La telenovela estuvo basada en una idea original de cinco escritores españoles (Ariana Martín, Marta Azcona, Jordi Arencón, Miguel Hervás y Covadonga Espeso), la adaptación para México fue del escritor argentino Leonardo Bechini. Entrevistada por Maxine Woodside, para Radio Fórmula, Giselle González, productora de La candidata, afirmó que “la historia da para una segunda temporada”. ¿Se llamará La Presidenta? ¿La tendremos al aire a finales de 2017 o en 2018, ya en plena época electoral? ¿Cómo le habrá ido a Regina Bárcenas, quien para llegar a la Presidencia enarboló un programa “populista”?



Este artículo fue publicado en Milenio el 16 de febrero de 2017, agradecemos a Fernando Mejía Barquera su autorización para publicarlo en nuestra página.

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