La educación mexicana entra al nuevo siglo

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Designios de la historia: ha sido un secretario de 40 años a quien tocó cambiar un modelo educativo que ya tiene 58 años y una cifra incuantificable de atraso metodológico, estructural, científico y técnico.


Aurelio Nuño será el encargado de echar a andar la modernización educativa a partir de tres novedades que la diferencian del modelo actual, diseñado durante la presidencia de Adolfo López Mateos (1958-64), por su secretario Jaime Torres Bodet.


A saber:


1.- Desde preescolar hasta preparatoria, reemplazar las técnicas de memorización por un modelo de enseñanza que ayude a los estudiantes a pensar y les provoque curiosidad de investigar, cruzar información, sintetizarla y estructurarla en una apretada síntesis.


2.- Hacer cumplir, por primera vez en 96 años, la obligatoriedad de la enseñanza del idioma inglés en las escuelas de la Secretaría de Educación Pública. Es cierto que el entonces secretario José Vasconcelos lo hizo ley en 1921, pero nunca se cumplió de manera regular.


3.- Autonomía de las escuelas: un 80 por ciento del nuevo sistema será igual para todas las que dependen de la SEP, pero un 20 por ciento será responsabilidad de profesores y padres para que lo ajusten según sus necesidades. Es decir, habrá una responsabilidad compartida.


En resumen: se reducen contenidos, se privilegia la comprensión del lenguaje y de las matemáticas por encima de la memorización, el inglés será obligatorio y se integran sin apelaciones contenidos para aportar seguridad personal y emocional y establecer relaciones positivas con los demás.


Ojo: esta enorme maquinaria se echará a andar hasta el último año de esta administración y tardará en dar sus primeros resultados una década. Una tarea ciclópea porque hoy mismo existen en México 34 millones de alumnos, más de dos millones de maestros y 260 mil escuelas.


Somos la quinta estructura educativa del mundo, pero ese tamaño no es proporcional a la calidad de nuestra educación, al extremo de que el rezago educativo es el principal problema del país, pues los mexicanos en edad laboral dentro de dos décadas estarán menos preparados que los actuales.


Veamos: uno de cada tres jóvenes que salen hoy de secundaria básica apenas sabe sumar y leer, según los resultados de la prueba PISA 2015. En ciencias son incapaces de usar conocimientos básicos, interpretar datos e identificar las preguntas que resultan de un simple experimento.


Además, en lectura no tienen capacidad de localizar información en textos, no comprenden lo que leen ni pueden construir hipótesis sobre ellos. Y en matemáticas son incapaces de comparar la distancia total entre dos rutas alternativas o convertir precios a una moneda.


Así que si algo necesitaba México, con sentido histórico, de nación, de compromiso con nuestros nietos…


Era implantar un nuevo modelo educativo.



Este artículo fue publicado en La Razón el 14 de marzo de 2017, agradecemos a Rubén Cortés su autorización para publicarlo en nuestra página.

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