El 2 de enero pasado, para arrancar el año, el presidente López Obrador difundió uno de sus acostumbrados videos, con los que acostumbra destacar lo que él considera logros o buenas noticias sobre acciones que su gobierno instrumentará. Ese día hablaba de conceptos optimistas que quería transmitir a los mexicanos.
Aquel día, afirmaba -como lo ha hecho en múltiples ocasiones- que vamos a salir adelante, que vamos a enfrentar las dos crisis, la sanitaria y la económica. Presumía en ese momento que México era el primer país de América Latina en estar aplicando la vacuna contra el Covid-19; dio números sobre los supuestos embarques de vacunas que se recibirían y fechas en las que supuestamente se habría concluido la vacunación del personal de salud involucrado directamente en la atención del Covid-19 y de los adultos mayores de 60 años. Hoy sabemos que ni llegaron las dosis que mencionó en los tiempos que señaló y que desde luego no se cumplió con la cobertura prometida.
La 4T y sus voceros han utilizado diversos argumentos para explicar por qué no se pudo lograr lo que tanto presumió el gobierno en materia de vacunación y para convencernos, o tratar de hacerlo, que fue por motivos ajenos al control del gobierno del presidente López Obrador y que en todo caso, el incumplimiento de promesas tiene su origen en la nula solidaridad de gobiernos de países desarrollados y ese tipo de rollos. La cuestión de fondo, es que el gobierno nunca tuvo certeza plena sobre las fechas y volúmenes de los embarques que imaginó llegarían a México, eso es evidente. No hubo un ejercicio de planeación sólido alrededor de la principal tarea de gobierno para este 2021, como ha ocurrido con casi todos los programas que ha emprendido la 4T desde que arrancó pomposamente el 1 de diciembre de 2018.
En ese mismo video, presumió el nivel del tipo de cambio, que cotizaba en ese momento a 19.86 pesos por dólar, como si fuera un logro en sí mismo, de duración sostenida además. Hoy, por ejemplo, se ubica ya en 21.31 pesos por dólar, presionado por la expectativa de mayor incertidumbre para los inversionistas ante el desprecio de la 4T por las reglas y compromisos en materia de la industria eléctrica.
También destacó que en ese momento el precio de la gasolina estaba por debajo del precio vigente cuando asumió el cargo. Desde esa fecha al día de hoy, el precio del petróleo se ha incrementado y con ello también el precio de las gasolinas en los mercados internacionales, comportamiento del que México no puede mantenerse ajeno, pues por ejemplo en enero de este año, el 63 por ciento de la gasolina que se consumió en nuestro país fue importada. En este contexto, entre el 1 de enero de este año y el 6 de marzo, el precio de la gasolina regular en Estados Unidos, la equivalente a la Magna de Pemex, ha sufrido un incremento de prácticamente 23 por ciento. Para evitar que esto se traslade a los precios de la gasolina en México y con ello se rompa la promesa de no incrementar los precios de la gasolina, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público está teniendo que reducir la carga del impuesto especial que pagamos los mexicanos por cada litro de gasolina que compramos, lo que se traduce en un sacrificio fiscal que apunta a que no será menor en este 2021, dada la tendencia que se anticipa para los precios del petróleo y la gasolina. Así que aquella presunción sobre el precio de la gasolina, la estamos sosteniendo a base de ingresos que el gobierno está dejando de percibir.
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Por cierto, con los estímulos fiscales que la SHCP ha venido anunciando en las semanas recientes, ahora también para la gasolina Premium, el gobierno está enviando un mensaje bastante claro: ha anulado el perfil del IEPS como un impuesto con ciertas características ambientales, que imponía una mayor carga sobre el tipo de gasolina más contaminante. A partir de esta semana, la mayor carga impositiva estará sobre la gasolina menos contaminante. Lo que refuerza la imagen del gobierno del presidente López Obrador como uno que desprecia los instrumentos de política económica para promover el consumo de combustibles menos contaminantes o la generación de electricidad a partir de energías renovables.
Después de su acostumbrada retórica para mostrarnos que vamos bien, en la segunda parte de su mensaje procedió a comentar que la noticia más importante, la que le producía mucha tranquilidad y felicidad y que quería transmitírnosla para que no perdamos nuestra fe y la esperanza, es que su administración tenía ya autorizado todo el presupuesto para este año. Acto seguido hizo un repaso de los montos aprobados para sus principales programas de apoyo, el número de beneficiarios de éstos, así como de los montos aprobados para sus proyectos de infraestructura más emblemáticos, como la refinería de Dos Bocas, el tren maya y el aeropuerto de Santa Lucía, entre otros.
Pues bien, conforme al reporte sobre las finanzas públicas y deuda pública a enero de este año, lo primero que sobresale es el importante subejercicio en que incurrieron principalmente el Ejecutivo Federal y las empresas productivas del estado. Por ejemplo, por el lado del gasto programable, el sector público ejerció 373.4 mil millones de pesos, de los 461.2 mil millones que tenía programados gastar en enero. Es decir, en el primer mes del año, el sector público no pudo ejercer 87.9 mil millones de pesos.
La cuestión es que secretarías como la del Bienestar, Educación o Agricultura, pero de manera señalada la de Salud, no fueron capaces de ejercer lo que la propia SHCP había programado para el primer mes de este año. Así que, de qué sirve presumir que se cuenta con presupuestos aprobados, si las dependencias no saben ejercerlos de manera oportuna.
Estamos frente a un gobierno que no solo eligió no introducir medidas de apoyo para el sector privado para hacer frente a los estragos de la pandemia y el necesario distanciamiento social, basado en una posición ideológica que ve en los empresarios a un segmento perverso que representa un lastre para sus planes de gobierno, particularmente para su legado, sino también frente a uno que es incapaz de ejercer su presupuesto de manera oportuna, y por tanto, que es incapaz de generar las condiciones para que la economía mexicana se recupere más pronto, pero sobre todo, que en el mes más complicado en términos de contagios y fallecimientos, dejó sin utilizar 16 mil 430 millones de pesos programados para la Secretaría de Salud.
De esta forma, las limitaciones de la 4T para diseñar e instrumentar políticas sensatas, sus obsesiones y su apetito revanchista solo perfilan un panorama nada alentador para México, que se representa en estos días por esa imagen penosa de Palacio Nacional aislado de la sociedad mexicana mediante vallas metálicas con olor a intolerancia e indiferencia.