Otra vez me dirijo en particular a quienes de buena fe simpatizan con Andrés Manuel López Obrador, y por ello citaré textualmente el referente del profesor que tiene el candidato (estas palabras las dijo hoy):
“Antes se respetaba al maestro, nomás vean ustedes las películas de Cantinflas: el señor cura, el bombero, el policía y el profe… y ahora los pusieron por los suelos, echándole la culpa al maestro de todas las carencias que tiene la educación, como si fuera (su) culpa”.
Esa tontería la dijo en serio, anoto. Más allá de que no es “El señor cura”, sino “El padrecito”, y de que esas cintas son lo de más baja calidad de uno de los mejores cómicos del país (muy impulsadas por Televisa), la figura del profesor abnegado y comprensivo no es ni puede ser una caricatura de drama frente al referente que es el maestro como el motivador central de la aventura del conocimiento.
El profesor es el referente del proceso de enseñanza/aprendizaje: 1) por sus saberes; 2) que delimitan su autoridad junto con su capacidad didáctica, lo que implica a 3) la dinámica que impulsa para el acceso al conocimiento y 4) porque evalúa los rendimientos.
(La eliminación del examen de evaluación estandariza rendimientos académicos y desincentiva el trabajo escolar, iguala, diluye méritos)
¿Imaginan a Cantinflas en la clase diciendo: “¡Ahí está el detalle! Que no es ni lo uno ni lo otro, sino todo lo contrario”? Yo no me imagino diciendo eso a un profesor, pero sí me lo imagino en López Obrador.