febrero 23, 2025

Los deplorables y la neumonía de Hillary

Compartir

Hillary Clinton está a tiempo de reconsiderar su negativa a venir a México: puede seguir con su campaña dirigida a asegurarse “de que los americanos tengan las mejores oportunidades en el futuro”, pero escuchar también, in situ, al país con el que el suyo comercia un millón de dólares por minuto.


Justo en el peor momento de su campaña, Hillary no entendió que la visita de Trump partió en dos la contienda por la Casa Blanca. Tanto no lo comprendió que hasta robó a su rival el discurso negativo, al denostar a los seguidores de éste como “racistas, sexistas, homófobos, xenófobos, islamófobos”.


La candidata demócrata llamó el viernes “deplorables” a millones de los americanos pro Trump, a quienes las encuestas clasifican en la escala social como “comunes y corrientes”. Dos días después se desvaneció en el acto por los 15 años del 11/S y le fue diagnosticada una neumonía.


Una semana antes el FBI publicó los interrogatorios a Clinton por haber usado mal su correo electrónico cuando era secretaria de Estado de Obama. En el expediente, la expresión “no recuerdo” aparece más de 100 veces, lo cual ella justificó alegando que padeció conmociones cerebrales.


Clinton, de 68 años, tuvo que ser tratada en 2012 por un coágulo en el cerebro a causa de una caída que sufrió al desmayarse.


Quiere decir que la candidata que se rehusó a venir a México se encuentra en el peor de los mundos: sólo en agosto bajó siete puntos en las encuestas, ofende a la mitad de los votantes americanos, pierde la memoria porque sufrió conmociones cerebrales y ahora tiene neumonía.


Mientras, el candidato que vino a México sólo bajó dos puntos en agosto (cuando debió cambiar dos veces a su jefe de campaña), centró su campaña en política interior, bajó su discurso antimexicano, racista, sexista, homófobo, xenófobo e islamófobo y publicó su historial médico regular.


Y la impresión que dejó de su visita entre quienes votarán en Estados Unidos es diferente a la que dejó entre quienes no votaremos en Estados Unidos: se alejó de su estilo habitual y adoptó aires de estadista aduciendo “entendimiento para los beneficios que convienen a ambas naciones”.


Sí, al regresar retomó la amenaza del muro fronterizo, pero aquí habló de desmantelar los cárteles de drogas, con inteligencia y operaciones conjuntas, mejorar el Tratado de Libre Comercio para mantener la riqueza manufacturera dentro de nuestro hemisferio.


Con México convertido en tema trasversal de campaña, Hillary tiene tiempo de aceptar la invitación a escuchar aquí lo mismo que Trump, no para cambiar nuestra percepción (que nada vale allá), sino la del electorado indeciso estadounidense, como parece estar logrando Trump.


Sobre todo, al electorado que ella considera “deplorable”.



Este artículo fue publicado en La Razón el 12 septiembre de 2016, agradecemos al autor su autorización para publicarlo en nuestra página.

Autor