Los hijos de Tonantzin

Compartir

Quienes asocian nuestra nacionalidad sólo con parte de nuestros antepasados e ignoran el sincretismo cultural (y la cocina es una cultura), tienen un problema, bueno varios, pero aquí solo señalo dos:


1. Son hijos de la globalización y por eso pueden seguir convocando desde un móvil extranjero a las revueltas patrioteras que quieran y, claro, leer como respuesta que eso es ignorancia y pose, por lo regular bien intencionada.


2. El problema adicional que tienen estos hijos de la globalización es que, si fueran consistentes, pero no lo son ni pueden serlo, dejarían de comer perros calientes, pizzas, hamburguesas, KFC y tomar Coca Cola o despacharse unos hot cakes. (Si además de todo esas legiones globalizadas pero ultra nacionalistas fueran veganas, dios, de veras están en problemas).


Podría decirse que la alternativa es comer, porque ellos lo hacen diario, se entiende, los condoches, soltovichayes, jorochos, chilaxtle, tatishuile estilo Mexcaltitlan o los figadetes y brujas de sombrerete, chinchilla, quiotes y los totopostes. Pero deben deben saber que no pueden poner a nada de esa comida al trigo, cebada, centeno, alfalfa, lechuga, caña (olviden el ron), naranjas y limones, porque eso, sencillamente, lo trajeron los españoles a esta tierra de Tonantzin.


Con todo, acepto que nuestros mexicanos de pura cepa podrían encontrar un campo fértil para fortalecer el mercado interno con una oferta más de cocina, proveniente del único y genuino, puro y persistente pasado cempasúchil. Además, es lo que ellos comen diario, ¿o no?

Autor