Los jueces Aristegui y Gómez Leyva

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Frecuentemente se dice que recordar es vivir, y es cierto, aunque con menos frecuencia se dice que recordar es también un imperativo para valorar la calidad de la oferta periodística que recibimos. Por ejemplo el siguiente episodio que además generó la polémica entre dos periodistas erigidos en jueces.


 


El 23 de mayo de 2003, el periódico Reforma vinculó al entonces diputado local del Distrito Federal, Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre en la trata de personas y, 11 años después, hizo lo mismo y exactamente con el mismo método de “investigación”, el noticiero matutino de MVS que entonces conducía Carmen Aristegui (dos mujeres se acercan al medio a contar su experiencia sin acudir a las instancias legales, la indagación periodística dura tres semana y el diálogo entre la encargada de reclutar y la aspirante a ser contratada es idéntico o casi).



El 2 de abril de 2014 detonó el escándalo y la acusación de la periodista fue contundente: las autoridades deben investigar y castigar a Gutiérrez de la Torre, aunque durante las 20 horas de cobertura que le dio al tema durante los siguientes tres meses, no hubiera sido precisa en los cargos que fincó (unas veces aludía a prostitución y otra a trata, aun cuando legalmente no son lo mismo).


 


La controversia ocurrió cuando en esos días de 2014 otro juez mediático expuso un dictamen diametralmente distinto: en Radio Fórmula Ciro Gómez Leyva aseguró (y hoy reiteró) que el trabajo difundido en MVS era una vergüenza para el periodismo y que el político priista había sido víctima de una difamación.


 


Mientras transcurría el encontronazo en el tribunal mediático inició también el procedimiento legal conducente sin que se presentara una acusación directa contra Cuauhtémoc Gutiérrez. Luego de distintas etapas legales hoy, 13 años después de la acusación de Reforma y poco más de 2 años después de la resolución de Aristegui y Gómez Leyva, el Instituto Electoral del Distrito Federal exoneró al exdirigente del PRI en la ciudad de México de todos los cargos y no es difícil imaginar la caldera digital que ahora bulle entre quienes se dicen burlados por el fallo y quienes ostentan haber tenido la razón legal.


 


Ahora, Cuauhtémoc Gutiérrez demandará por daño moral a MVS y Carmen Aristegui, está en su derecho, ya veremos cuáles son las pruebas que presentan la empresa y la periodista. Lo que ahora sí podemos asegurar es que los trabajos de Reforma y MVS no presentaron datos duros ni hubo quienes se pararan antes los tribunales a testificar. Y creo que también puede asegurarse, más allá de las simpatías o no que cada quien tenga sobre el exdirigente del PRI es que su caso también es emblemático de la disicriminación y la doble moral mexicana: en recurrentes ocasiones desde la hoguera de las redes sociales se le consideró culpable por su rostro o su obesidad.


 


Ahora, Aristegui y Gómez Leyva litigan otros asuntos y causas. Entre otras diligencias, ahora la periodista trata de demostrar en instancias internacionales que MVS la despidió debido al reportaje sobre la llamada Casa Blanca que difundió en los micrófonos de esa empresa. Por su parte, Gómez Leyva pretende demostrar, claro, en el tribunal mediático, que la masacre de Tanhuato 1) no ocurrió; 2) no tuvo la magnitud que tuvo y 3) que castigar los excesos en los que incurre el Estado implica defender delincuentes. Ah, y entre sus asuntos también está que él considera una atrocidad el procesamiento de la demanda legal de Jesús Ortega contra Sanjuana Martínez que involucró al líder del PRD en trata de personas; reitero, Gómez Leyva esta vez no entró, como él dijo el 28 de abril de este año, al fondo del asunto.

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