México, los muertos; Washington, las armas

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El rifle calibre .50 hallado en una casa de El Chapo, el día de su recaptura, refrescó uno de los episodios más ofensivos de las agencias de seguridad estadounidenses contra México en la pasada administración: el trasiego ilegal (pero “controlado” por Washington) de armas a nuestro país.


Fue la operación Rápido y Furioso, de 2006 a 2011: la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos introdujo más de dos mil armas para combatir al Cártel de Sinaloa, pero sin conocimiento del Estado mexicano.


La idea, si se hubiera compartido con el gobierno de Felipe Calderón, pudo haber sido buena, porque buscaba rastrear el potencial de las redes de traficantes de armas americanas: balas, dos mil rifles de asalto y 50 de francotirador.


Pero Estados Unidos no sólo no avisó, sino que perdió el control sobre la ubicación de las armas y al menos de este rifle calibre .50 se sabe que fue accionado contra marinos en una refriega, en la cual uno de ellos cayó herido.


¿A cuántos mexicanos hirieron o mataron las más de dos mil armas de Rápido y Furioso? No se sabe. Vamos, hasta se desconoce dónde andan y, mucho más, quiénes las están usando. Lo único cierto es que desde 2006 han muerto 150 mil mexicanos al calor de la guerra contra el narcotráfico.


Más todavía: organizaciones no gubernamentales han contabilizado que alrededor de seis mil de esas víctimas fueron inocentes, además de que existen casi 20 mil desaparecidos, miles de heridos y más de 150 mil familiares afectados por esas muertes.


Aunque en el sexenio pasado no resultó ofensivo para México únicamente el operativo Rápido y Furioso. También se registró el incidente de lavado de siete mil millones de dólares del narco por HSBC en México, en beneficio del sistema financiero de Estados Unidos.


En julio de 2012, HSBC reconoció durante una audiencia en el Senado de Estados Unidos no haber supervisado la entrada de dinero procedente de los cárteles. Sin embargo, ese dinero salió sucio de México y circuló limpio del otro lado.


No obstante, ya en 2011, el 4 de diciembre, The New York Times había publicado que la DEA lavó “millones de dólares para los cárteles de la droga mexicanos”, mediante agentes encubiertos que enviaban a Estados Unidos el dinero y lo depositaban en cuentas de traficantes.


De poco sirvió, además, la colaboración oficial, bajo la cual la CIA, la DEA y el Pentágono operaron aquí para interrogar a sicarios, intervenir llamadas telefónicas, diseñar operativos y capacitar a cuatro mil 500 agentes mexicanos, también según The New York Times.


Por lo pronto ya se sabe de un arma de Rápido y Furioso. Bastante poco. La verdad.


Y no resuelve nada.



Este artículo fue publicado en La Razón el 22 de Enero de 2016, agradecemos a Rubén Cortés su autorización para publicarlo en nuestra página

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