Decía el extinto filólogo español Lázaro Carreter, que cada vez hay más medios y por ende más locutores o periodistas y eso hace que los errores y su difusión se multipliquen. “Antes los periodistas, por ejemplo, eran menos y tenían una formación más consistente, con más lecturas. Hoy cualquiera recién salido, o sin haber salido siquiera, de la facultad comienza a colaborar en los medios. Hoy los micrófonos están abiertos a mucha gente. Luego está la rapidez con que se producen los cambios y con la que se transmiten las noticias. Eso contribuye a la precipitación en la escritura y, de nuevo, a los errores.”
Algún periodista o un miembro de la policía usa un término inadecuado; otro reportero lo reproduce y se replica interminablemente hasta que se vuelve normal usarlo. Por ejemplo, nunca había leído tantas veces, como en el caso del crimen de la Narvarte, la frase “tiro de gracia” y la palabra “ejecutado”.
El tiro de gracia, se llama, desde hace mucho, al que se le da, tras una ejecución, normalmente por fusilamiento, en la nuca o en cualquier parte del cráneo al ajusticiado. Esa era considerada una manera piadosa de evitar que el fusilado siguiera sufriendo (y de asegurarse de su muerte) de ahí la palabra “gracia” (en su sentido de merced, favor, indulgencia, clemencia, misericordia, piedad). En francés “coup de grace”; hay que aclara que para el golpe de gracia francés era, originalmente, para cualquier forma de muerte por piedad.
La forma antigua del “tiro de gracia” tiene su origen en la alta Edad media. Los caballeros usaban como armas principales, lanzas, espadas y hachas, y como secundaria un estilete, también llamado “misericorde” (misericordia). Esta arma punzante, consta de una hoja de metal larga y aguda por lo que puede penetrar profundamente; de ahí su nombre “stiletto” del latín “stilus” (punzón usado para escribir, luego instrumento con punta). La RAE, que se ocupa mucho de cosas antiguas señala: “misericordia. Puñal con que solían ir armados los caballeros de la Edad Media para dar el golpe de gracia al enemigo”.
El estilete era usado por los caballeros para terminar con la vida de sus adversarios heridos gravemente; como en la época se usaban armaduras y cotas de malla, la hoja delgada de esa arma blanca podía penetrar entre las placas de metal o las hendiduras; a eso se le llamaba “golpe de gracia”, golpe de misericordia.
Con el advenimiento de las armas de fuego, el nombre de esa acción para ayudar a morir cambió a “tiro de gracia” y se usa de manera figurativa para otros casos. Las definiciones coinciden en que el tiro de gracia era para evitar mayor dolor al ejecutado.
Por lo tanto, en el caso específico del crimen de la Narvarte no fue así. Primero, no fueron ajusticiados, ejecutados, fusilados, pues los asesinos, hasta donde sabemos, no son parte de la autoridad. Ni los sacrificados estaban gravemente heridos: Los disparos en la cabeza no fueron por misericordia, por razones humanitarias para evitarle mayores sufrimientos a las víctimas, sino para terminar con su vida (y si acaso, para indicar alguna señal que aún no se conoce su significado). Por eso es incorrecto seguir llamado “tiro de gracia” a esos disparos.
Por otra parte, tampoco es correcto el uso de “ejecución” o “ejecutado” cuando se refieren a una persona muerta por un criminal. “Ejecutar” proviene del latín “exsecutus” (consumar, cumplir”). En derecho, de donde partió, ejecutar es hacer que se cumpla lo que establece una sentencia o resolución y está relacionado con ajusticiar: condenar al reo con pena de muerte. Entonces, ejecutar es la eliminación física de una persona condenada a ese castigo. En los diccionarios, un sinónimo de ejecutar es “ajusticiar” (dar muerte al reo).
También se le llama al homicidio perpetrado de manera extrajudicial, por los poderes públicos sin respetar el proceso legal. La ejecución extrajudicial es un acto ilegal pero no es igual al asesinato cometido por un criminal común, sino al que realiza un gobierno o una autoridad sin aprobación jurídica, al margen de la ley, pues. Se habla de ejecución extrajudicial como las ocurridas con Augusto Pinochet, por ejemplo.
A lo largo de la historia se han inventado artefactos o métodos para las ejecuciones. Muy famosa fue la guillotina; en España el garrote o garrote vil, un collar de hierro con un tornillo para cerrarlo y asfixiar al condenado. Luego abandonaron esas formas que atraían el morbo popular para optar por el fusilamiento, donde se hizo famoso el tiro de gracia; y evolucionaron, como en USA, donde la pena de muerte prevalece en muchos estados y usan para las ejecuciones la silla eléctrica, la inyección letal o la cámara de gas.
Que la prensa use profusamente ambos términos (“tiro de gracia” y “ejecución”) no significa que sean correctamente empleados.