Ojo, no es “el sistema”, es la democracia

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Lo que en el mundo se hilvana hoy como avance “antisistémico”, en México inició el 1 de diciembre de 2012. Sólo que, mientras en otros países la lucha es electoral, aquí arrancó con la destrucción del Centro Histórico.


Aquel día, encapuchados apoyados por AMLO destrozaron hoteles, restaurantes, bancos y cafeterías de La Alameda y arrancaron losetas del Zócalo para lanzarlas contra la policía.


En la TV apareció el septuagenario machetero de Atenco, Ignacio del Valle, robando combustible en una gasolinera de Eje 1 Norte y Joaquín Herrera, para después incendiar bancos, cafeterías y restaurantes en el Centro Histórico.


AMLO los defendió al afirmar que “no había motivo para usar la fuerza bruta contra los estudiantes”. ¿Estudiantes? ¿Estudia algo el adolescente emocional Ignacio del Valle, a sus pasados 70 años? ¿Estudian los “anarcos”?


¿Qué son?: grupos antisistema, lo cual es aplaudible en la democracia si es por la vía de las urnas, pero éstos escogieron la violencia. AMLO se colgó de ellos con un pragmatismo que pone en entredicho su talante democrático.


Cierto que en las marchas de AMLO nadie rompe ni una ventana, aunque también lo es que él apoya el vandalismo de los “anarcos” y, ahora, de la CNTE, para arrimar calor al gobierno que, para él, también es “el sistema”.


Sin embargo, lo que ellos llaman “el sistema” son reglas jurídicas que conforman el Estado de Derecho con una infraestructura institucional que se llama “democracia” y sólo permite el reparto del poder político por la vía electoral.


Así que AMLO pasó de su campaña electoral de 2012 basado en la “república amorosa” a afianzarse, apenas cuatro años después, en el vértice de todos los movimientos políticos violentos del país, desde los grupos de autodefensa hasta los “anarcos”, pasando por la CNTE.


De hecho, a los violentos que han ido a parar a la cárcel los ha sacado la “Unión de Juristas” de Eduardo Miranda Esquivel, impulsor de la candidatura de Martí Batres a la Jefatura de GDF en 2012 y hasta hace poco dirigente nacional del partido de AMLO.


A Batres acaba de ordenar también AMLO la defensa judicial y callejera de líderes presos de la CNTE, que tiene secuestrada Oaxaca y está vinculada al crimen organizado, la guerrilla y una miríada de grupos a los que AMLO será incapaz de controlar mañana.


Porque AMLO representa (y quiere reinstalar) el sistema corporativista y clientelar del PRI echeverrista, actualizado con el chavismo bolivariano, todo lo cual es un sistema, antidemocrático, pero un sistema a fin de cuentas. Sólo que AMLO no ve algo que tiene delante de la nariz:


Que estos grupos a los que apoya, van a acabar borrándolo del mapa también a él.



Este artículo fue publicado en La Razón el 5 de julio de 2016, agradecemos a Rubén Cortés su autorización para publicarlo en nuestra página.

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