Contrario a la varias veces repetida por el presidente versión de que los medios de comunicación y periodistas callaron ante actos de corrupción del pasado, éstos dieron cuenta de distintas irregularidades cometidas en gobiernos anteriores. Si revisamos lo que se hizo público en los últimos tres sexenios, nos daremos cuenta de que se trató de administraciones públicas que no tuvieron tregua en este sentido, pues distintos escándalos de corrupción se hicieron del conocimiento de la ciudadanía.
Además, se trató de titulares del Ejecutivo Federal que fueron caricaturizados hasta el exceso, algo que no provocó que dieran conferencias de prensa quejándose de cuántos columnistas o analistas escribieron textos negativos a su desempeño como gobernantes.
Así, esta es una breve relación de lo que la prensa abordó a partir del año 2000.
Vicente Fox llegó a la presidencia de la República en ese año. Ser el primer mandatario de extracción panista y de la transición no lo hizo inmune a la crítica en medios.
Poco después de iniciado el sexenio, Milenio Diario dio a conocer que la Presidencia había adquirido toallas por más de 4 mil pesos, lo que dio nombre al escándalo que se suscitó luego de la revelación: Toallagate. “Entre los productos de uso doméstico adquiridos, destacan: tres toallas importadas “con bordado especial” con un costo por pieza de 4, 025 pesos”, se puede leer en el texto escrito por Anabel Hernández.
Más adelante, se darían a conocer los jugosos contratos de los hijos de Marta Sahagún, esposa del presidente Fox: “Durante el gobierno de Vicente Fox Quesada, Petróleos Mexicanos (Pemex) otorgó contratos, mediante licitaciones públicas y adjudicaciones directas, que fueron gestionados por los hermanos Manuel y Jorge Alberto Bribiesca Sahagún, a la empresa Oceanografía SA de CV, por 5 mil 929 millones 530 mil 84 pesos”, reportó La Jornada.
Felipe Calderón fue el segundo mandatario panista y uno muy controvertido por el resultado de la elección presidencial de 2006.
Tampoco se salvó de los señalamientos de la prensa, como se vio con la información que surgió acerca de quien fuera su primer secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, a quien Proceso señaló como beneficiario, junto a familiares, de contratos de Pemex.
“Hay documentos que demuestran cómo las empresas de la familia Mouriño se beneficiaron con contratos de Petróleos Mexicanos (Pemex) cuando Juan Camilo era ya servidor público”, reportaba Proceso, en tanto que Contralínea daba cuenta de los contratos millonarios y las cantidades involucradas.
Además de los señalamientos que recibió por los asesinatos cometidos en el marco de su estrategia contra el crimen organizado –o guerra contra el narcotráfico—, también sufrió el escándalo por la Estela de la Luz, monumento acerca del cual reportaba Expansión, “la construcción costó 1,035 millones de pesos y fue inaugurada por el expresidente Felipe Calderón para conmemorar el Bicentenario de la Independencia de México, aunque se entregó 15 meses después”, con pruebas de irregularidades en su construcción que inflaron su costo.
De Enrique Peña Nieto y su sexenio no hay mucho que agregar, pues es de sobra conocido la imagen de corrupción gracias a la Casa Blanca –que un constructor beneficiado en dicho gobierno ayudó a comprar a la esposa del citado mandatario—, así como la casa Luis Videgaray en Malinalco, el caso Odebrecht y por lo que están juzgando a Emilio Lozoya, entre los más importantes.
Querer borrar esta realidad para evitar que las adjudicaciones directas, despidos por corrupción en aduanas, las denuncias que sobre el mismo tema hizo Jaime Cárdenas en su carta de renuncia al Instituto para Devolverle al Pueblo lo robado, la falta de transparencia o las demás irregularidades que se han dado en la actual administración federal no sean reportadas por los medios, no sólo es un insulto para el periodismo mexicano, sino un acto de propaganda que intenta cambiar la percepción social.
¿Hasta cuándo podrán sostener este esfuerzo?