En las alianzas que impulsa con el PAN el dirigente nacional del PRD, Agustín Basave, se perfilan candidatos que no son perredistas:
—En Durango, el panista José Rosas Aispuro
—En Puebla, el panista Tony Gali
—En Tlaxcala, la panista Adriana Dávila
—En Veracruz, el panista Miguel Ángel Yunes
La única ficha que tiene en la mano Basave es Zacatecas, donde el PRD lleva como candidato a Pedro de León Mojarro, quien hasta hace apenas 10 días era un connotado priista y, para más, es cuñado del actual gobernador del estado, Miguel Alonso Reyes.
Se repite la historia de 2010. En Oaxaca, Sinaloa y Puebla la alianza PAN-PRD ganó con los candidatos expriistas Gabino Cué, Malova y Rafael Moreno Valle, quienes ya en el gobierno se fueron por el lado que escogieron: Cué por la libre por el PRI y Moreno Valle por el PAN. Ninguno con el PRD.
Sin contar que, con las coaliciones, Basave está violando los estatutos del PRD (que establecen que las alianzas deben ser sólo con partidos de izquierda), y cinco años después el PRD vuelve a entregar todo, en lugar de exigir al PAN paridad de candidatos postulados.
Hasta ahora lo único que salva a Basave de pasar por encima totalmente a los preceptos perredistas es que los estatutos del sol azteca admiten coaliciones con partidos de otra corriente de pensamiento “sólo en casos excepcionales”.
Sin embargo, el PRD no está siquiera discutiendo una estrategia electoral propia, que le permita salvar la honrilla como el partido “de izquierda” ante los ojos de sus electores naturales, aquellos que defienden la libertad con igualdad, la justicia, el Estado, el aborto, bodas gay, donación de órganos.
Porque al dejar que el PAN lleve mano, el programa de gobierno se basará en la libertad con orden, la compasión, el mercado, la competencia, la eficiencia, la propiedad y el emprendimiento, que son los preceptos de la derecha.
Y más todavía, pues los estatutos del PAN reproducen la definición católica de la vida y la muerte, al afirmar que “la vida y la dignidad del ser humano deben protegerse y respetarse desde el momento de su concepción hasta su muerte natural”.
Mientras el PRD asegura que “no intenta imponer una moral pública ni mucho menos sancionar la vida privada de las personas, con respeto a la libertad, autonomía y dignidad de las personas, sin importar género, edad, raza, orientación sexual, expresión e identidad sexogenérica o condición social”.
Pero estas cuestiones éticas no están en el ánimo del actual liderazgo perredista.
Por eso en Zacatecas su candidato será un priista… y no sólo porque pueda ganar.
Es porque ya casi no quedan perredistas.
Este artículo fue publicado en La Razón el 08 de Enero de 2016, agradecemos a Rubén Cortés su autorización para publicarlo en nuestra página