Presidente Andrés Manuel:
El 26 de septiembre de 2013 usted fue un ave que uso el mismo plumaje de los buitres: culpó a Televisa, Gobernación y Enrique Peña Nieto de los estropicio que dejó el huracán Ingrid. De nadie es culpa la generación de un fenómeno como éste y ahora que usted mismo está sumido en el fango, lo sabe muy bien.
Lo que sí se puede hacer es alertar a la población y definir políticas de prevención. Usted no lo hizo aunque desde el lunes 23 de octubre, como ha demostrado Peniley Ramírez, el gobierno mexicano pudo saber que se estaba gestando un huracán de enorme magnitud. Ese día no habló del tema y, en cambio, subrayó el evento internacional sobre el tema migratorio llevado a cabo en nuestro país, que no condujo a ningún acuerdo concreto, habló del Tren Maya que ha concentrado grandes recursos en desdoro de los recursos que se requieren para atender desastres naturales y también fustigó a los trabajadores del Poder Judicial. Sobra decir qhe sus farsantes de la 4T como Jenaro Villamil y Sabina Berman, le apoyaron.
El martes 24 las alertas en Miami ya estaban encendidas. Pero no en el Palacio donde usted vive y en su rueda de prensa mañanera arremetió contra los ministros de la Corte y, muy previsor de su salud, se vacunó frente a las cámaras contra el Covid para demostrar que Abdala funciona. No dedicó un minuto a proveer lo que estaba por suceder en Acapulco, Guerrero. Junto con ello, Félix Salgado Macedonio protagonizaba otro numérito legislativo que lo exhiben como lo que siempre ha sido, un ignorante y pendenciero.
¿Qué ha hecho desde entonces, presidente? Propaganda, y sus farsantes de la 4T lo apoyan hasta la ignominia como siempre. Sabina Berman proclamando que usted no podía saber lo que sucedería, como sí lo supo el 25 de octubre de 2013 y junto con ella otros graznidos de cuervos y una que otra lágrima emocionada, como la de Abraham Mendieta que, al verlo en una foto oficial hecha para la propaganda, en un lugar donde no estaba ayudando a la gente ni definiendo ninguna estrategia, al verlo a usted siendo la noticia y no los damnificados de Guerrero, escribió emocionado que por eso está a su lado, así, sumido en el lodo, o atascado en un auto tratando de salir de las aguas anegadas como el buey de la barranca que entona la canción.
¿Y qué hace usted cuando le demuestran su impericia? Lanza ventosidades por todos lados y arremete contra quienes le critican. Ya es moneda común en usted golpear a los periodistas y académicos, como si fueran los culpables del huracán. Contra Carlos Loret, León Krauze y Enrique Krauze y los medios de comunicación que hacen su trabajo. ¿Qué sigue? ¿Culpar a las farmacéuticas de la falta de medicamentos en Acapulco y sus zonas aledañas? ¿Arremeter contra Roberto Madrazo que no se dedica a eso pero a quién usa recurrentemente para sus bolas de humo? ¿Coca-Cola será culpable de la falta de agua en la zona? ¿Y las grandes marcas de automóviles serán los responsables de que sus unidades no resistieran la inclemencia de los vientos? ¿Cómo habrá actuado Felipe Calderón para acelerar las tormentas en el puerto? Pero sobre todo, y mientras, ¿qué hará la gente en Guerrero? ¿Mirar al cielo para ver los cohetes de celebración de la presidenta municipal de Chilpancingo por su informe de Gobierno?
Lo tengo una mala noticia presidente, usted no ed la noticia. Como cantara Joan Manuel Serrat:
“Disculpe el señor
Si le interrumpo, pero en el recibidor
Hay un par de pobres que
Preguntan insistentemente por usted
No piden limosna, no
Ni venden alfombras de lana
Tampoco elefantes de ébano
Son pobres que no tienen nada de nada”.
Con su actitud, presidente, usted le está dando la espalda al pueblo al que tanto evoca. Su plumaje está manchado de sangre.
