Varios contactos en Facebook solicitaron mi opinión sobre la renuncia de Leonardo Curzio al noticiero que condujo durante cerca de 18 años en Radio Mil, Enfoque Noticias. Gracias, como no acostumbro reaccionar mediante proclamas o incentivado sólo por las declaraciones o las poses políticamente correctas, hasta ahora lo hago:
Primero lo primero: los medios de comunicación son una empresa, nos guste o no, pero no son una empresa cualquiera, tienen una función social que está regulada por la ley (me refiero al ámbito privado, no a los medios públicos que tienen otro carácter).
Sobre la base anterior, vale la pena preguntarse si los concesionarios de radiodifusión tienen o no el derecho a despedir a su personal (siempre y cuando cumplan con la ley laboral). Lo tienen. Nos guste o no. Todos los vericuetos legales que se han desarrollado al respecto han afianzado esa certeza jurídica. Entonces, en ese ámbito no está el procesamiento sino en el ámbito público. Me explico.
En 2009, en la edición de abril de la revista Nexos, María Amparo Casar planteó esto: “… el espacio público en México sigue copado por el poder de grupos que sin ninguna investidura, representación o delegación democrática tienen poder de imponer o modificar decisiones que afectan el interés público”. Coincido, María Amparo Casar registra procesos complejos de los que ella fue testigo como coordinadora de asesores del entonces secretario de Gobernación en la administración del presidente Vicente Fox. Más todavía, esos procesos son fenómenos mundiales: los poderes fácticos, vale decir, los medios de comunicación como reguladores de la calidad democrática de las sociedades modernas.
Los concesionarios de radiodifusión son parte de esos poderes fácticos, y representan el reto de ser regulados por el estado moderno. Uno de esos retos está en el mismo ámbito público y, en particular, en el procesamiento de la legitimidad de las decisiones que tomen: la falta de credibilidad de los medios es un elemento clave, entre otras razones, porque determina los ingresos económicos de sus anunciantes. Si la petición de despido de los señores Huesca es para congraciarse con el gobierno federal, lo ignoramos (nunca recurro a la suspicacia como herramienta del análisis), pero de cualquier modo el planteamiento persiste: entre lo peor que le puede suceder a una empresa de comunicación es la pérdida de credibilidad y esta ocurre cuando las audiencias ven acotada la pluralidad para elegir vías de información y opinión. Es eso lo que sucede con la renuncia de Leonardo Curzio y la ausencia de los analistas María Amparo Casar y Ricardo Raphael: los radioescuchas pierden un referente y Enfoque Noticias credibilidad. En la solidez política del ciudadano que deje de escuchar el noticiero se halla buena parte del costo que tenga Núcleo Radio Mil (y yo en lo personal espero que lo tenga).
Por último, yo agradezco la sobriedad con la que procesa Leonardo Curzio esta situación: lo hace sin sentirse la encarnación de la libertad de expresión ni tiene la encomienda de luchar por las libertades de este país que, con su salida del noticiero, se habrían conculcado para siempre jamás. Creo que, precisamente por la credibilidad que logran actitudes serias como las de Leonardo Curzio, pronto habrá alguna empresa donde continuará desempeñando su trabajo.