En la inefable e iracunda discusión sobre el Presidente, su política y sus decisiones ha surgido una amonestación muy socorrida entre los defensores de la cuarta transformación: ¿qué hacías tu mientras… saqueaban al país, crecía la violencia, la corrupción nos asolaba? y un largo etcétera utilizado para casi cualquier ocasión.
En esta primera entrega a etcétera he querido tomarme en serio esa admonición y tratar de responder qué pasaba en México antes de que el Presidente López Obrador obtuviera uno de cada dos votos el pasado primero de julio, así sea en un solo aspecto: la cuestión social, pobreza y desigualdad.
Comienzo con una simple recolección de datos sueltos (todos actualizados al último trimestre del año pasado) para mostrar una ceguera que tal vez, explique mucho de lo que ha ocurrido y de lo que está por ocurrir.
LA PREGUNTA
¿Como es que las élites bien-pensantes, los empresarios asustadizos, los economistas alineados y el gobierno del Presidente Peña, hicieron tan poco para amortiguar esta situación, caldo de cultivo de lo que ahora llaman “populismo”? ¿porqué en vez de demonizarlo, no bajaron al terreno para tomar el pulso de la población y desplegar otras decisiones de política económica y social?
Ejemplos: antes de 2017, todas las condiciones estaban listas para emprender una política de recuperación salarial, comenzando por los mínimos. ¿Porqué no se hizo? Se pudo emprender una política masiva de formalización de las trabajadoras domésticas. Ni siquiera se ratificó el Convenio 189 para el trabajo decente con la OIT. Ante la insistencia de CONEVAL (avanzar hacia la universalización de la asistencia, menos programas sociales pero más potentes y mejor coordinados) la inercia persistió bajo la forma de mas fragmentación, redundancia y desperdicio entre los diferentes niveles de gobierno. Ninguna medida de importancia para corregir o atemperar la desigualdad ni el empobrecimiento.
Ni siquiera la iniciativa emblema del sexenio pudo alcanzar un impacto de consideración: los comedores dispuestos para atender a los más pobres alcanzaron a 600 mil personas. Esto significa que la cruzada contra el hambre, atendió a solo uno de cada 16 pobres extremos1.
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Varios estudiosos auguran que la tendencia hacia más pobreza y desigualdad persistirá. Desde el Institute for New Economic Thinking at the Oxford Martin School, Max Roser2, adelantó ya una mayor desigualación en México durante esta década (medido a través del Índice de Gini). Lo mismo parecen confirmar los estudios de Fernando Cortés3 según los cuales, a partir de la segunda década del siglo XXI, nuestro país habría entrado a un nuevo ciclo de más concentración e inequidad, a contrapelo de casi todos los países grandes de América Latina. Y desde una amplia perspectiva histórica, en el King´s College de Londres, el profesor Paul Segal4 también calcula que nuestro país se encuentra en su “momento más desigual”, el más desigual en los últimos dos siglos.
Este panorama (estancamiento secular, desigualdad extrema, salarios estructuralmente deprimidos y una democracia gobernada por un “cártel” transversal, ideológico e institucional) se matizó con el efecto de los miles de programas sociales, asistenciales y las transferencias que se instrumentan desde los gobiernos de todo tipo y nivel. Algo más de un billón de pesos de gasto anual en programas sociales. Es obvio: no fueron suficientes.
No es ninguna casualidad que el “humor social” ese caldo de cultivo donde se conforma la opinión pública y la decisión electoral, tenga como uno de sus nutrientes mas poderosos, la situación laboral, salarial y la ansiedad por el porvenir. Todo ese océano de descontento que las élites mexicanas no quisieron ni pudieron ver, antes del primero de julio del 2018.
LOS DATOS
El impacto de la crisis de 2008 en la última década resultó desproporcionado, mucho mayor aquí que en casi cualquier otra nación comparable, por persistencia de políticas explícitas, por la propia estructura redistributiva histórica, sobre todo, por la obsesiva contención salarial. Lo peor es que los pocos instrumentos que han paliado o contenido la desigualdad, se están quedando sin fondos por la declinación de la producción y de los ingresos del petróleo. Todo lo cual anuncia nuestra entrada a una nueva fase de concentración del ingreso aún más recalcitrante, a un histórico momento de extrema desigualdad que no había conocido la modernidad mexicana.
“El momento más desigual” no es una licencia retórica5. Solo el 25.1% de los hogares en México viven con 10 a 50 dólares al día, dice el BID, por debajo de Uruguay (63.3 %), Paraguay (49.2 %) o Brasil (39.1 %)6. Una clase media que constituye solo una cuarta parte de la población.
La OIT por su parte, señala que terminamos el sexenio con el 57 % de la población ocupada en la informalidad, muy por encima de la tasa promedio de América Latina (47 %)7.
Aquí, el apoyo a desempleados es prácticamente nulo (0.04 dólares por persona desempleada), atrás del promedio de la OCDE (5.16 dólares), de Chile (1.01 dólares) y aún ¡de Grecia! que gasta 0.59 dólares por desempleado, con todo y su catástrofe económica8.
Por contra, los bancos en México siguen cosechando ganancias históricas: en el primer trimestre del 2018 registraron utilidades por 37 mil 834 millones de pesos, lo que supera en 7.2% el periodo comparable del 2017, informó la Comisión Nacional Bancaria y de Valores.
Y como corolario de todo: en el siglo XXI México exhibe uno de los peores avances en su PIB per cápita (14.7 %) comparado con toda América Latina; muy por abajo de Panamá (110.3 %), de Perú (83.5 %), Colombia (58.4 %), Brasil (23.7 %) y aún, por debajo de Guatemala (22.3 %)9. Esto quiere decir que al ritmo de los últimos 17 años, México duplicará su PIB per cápita dentro de ¡73 años! O sea: hasta el año 2090 lograríamos el ingreso medio de los empobrecidos italianos de hoy.
COLOFÓN
No tengo duda: mucho de esto cultivó y está en la raíz del triunfo de Morena y de López Obrador, pero de inmediato, aparece otra: ¿tendrá ese partido, tendrá el Presidente, una política económica (no solo transferencias líquidas multiplicadas a lo bestia) para enfrentar y frenar nuestro “momento más desigual”? Con los hechos y los datos disponibles, la duda sigue allí.
NOTA: Este trabajo forma parte de una investigación más amplia, “México en su momento más desigual”, que desarrolla el autor.
- VI Informe de Gobierno. Septiembre de 2018.
- Roser, Max. Is income inequality rising or falling? march 14, 2015. Blog, http://www.maxroser.com
- Cortés, Fernando. Medio siglo de desigualdad en el ingreso en México. (PUED, UNAM/PEI, COLMEX), ponencia presentada en el Seminario “Las desigualdades y el progreso en México: enfoques, dimensiones y medición”, México D.F. 2013.
- Inequality, Living Standards and Growth: Two Centuries of Economic Development in Mexico (with Ingrid Bleynat and Amiclar Challú), Department of International Development, Working Paper 2017-02.
- Tal y como lo sabe y lo fundamentó hace dos años, Gerardo Esquivel. https://www.oxfammexico.org/sites/default/files/desigualdadextrema_informe.pdf
- https://www.iadb.org/es/investigacion-y-datos/pobreza%2C7526.html
- https://www.ilo.org/americas/temas/econom%C3%ADa-informal/lang–es/index.htm
- https://www.oecd.org/dev/americas/E-book_LEO2017_SP.pdf
- http://www.imf.org/external/datamapper/NGDPDPC@WEO/OEMDC/ADVEC/WEOWORLD
Autor
Economista. Fue subsecretario de Desarrollo Económico de la Ciudad de México. Comisionado para la Reconstrucción de la Ciudad luego de los sismos de 2017. Presidente del Instituto para la Transición Democrática.
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