lunes 08 julio 2024

Sonia Furió, “perdiva” en el tiempo

por Marco Levario Turcott

En los años 70 del siglo XX mexicano, ser reconocida como vedette era lo mejor que le podía suceder a las artistas; sin embargo, al paso del tiempo, muchas de ellas buscaron ocultarlo. Se entiende, hace más de 50 años ser el foco principal de las variedades nocturnas era sinónimo de belleza y habilidades para cantar y bailar. Al paso del tiempo, con la degradación de tal actividad asociada a la prostitución, varias mujeres o sus familiares han intentado ocultar que, alguna vez, fueron vedettes.

Wikipedia omite informar que Sonia Furió, nacida en Alicante, España, en 1937, fue vedette además de actriz, bailarina y cantante. Hay datos oficiales, eso sí: a los tres años de edad llegó a nuestro país con su familia huyendo de la Guerra Civil Española y, más tarde, adoptó la nacionalidad mexicana. Estudió en la ANDA y, acompañada de su belleza, obtuvo papeles testimoniales en el cine hasta que, en 1957, protagonizó “El campeón ciclista” con Germán Valdés “Tin Tan” quien, asiduamente, acudió al señuelo del sexo bonito. Ella aceptó el estereotipo en los siguientes filmes a lado del famoso cómico igual que en prescindibles cintas con Gaspar Henaine “Capulina” y Marco Antonio Campos “Viruta”. Pero en los años 60 cambió la suerte y pudo mostrar aptitudes para alternar con Pedro Armendariz y Luis Aguilar en sendas producciones, “Los desarraigados” en 1960 y, un año después, “Remolino”.

Pronto, sin embargo, Sonia fue desechada por la industria del celuloide por lo que acudió a la televisión que, iniciando los 70, despegaba tan espectacularmente como, en 1969, lo hizo el Apolo 11 rumbo a la Luna. No dejó huella vistosa en los teledramas de aquellos años por lo que probó en las marquesinas nocturnas. Tuvo éxito, no apoteósico pero sí notable: era guapa y poseía buenas piernas, las más bellas según la prensa junto a las de Lilia Prado, Evangelina Elizondo y Rosita Quintana. No tenía la textura de voz de Patti Smith ni bailó como Ninón Sevilla pero la impulsó el recuerdo de quienes la escucharon entonar “Anoche, anoche soñé contigo, soñé una cosa bonita” o la observaron moverse al ritmo “Tu no sabes lo que pasa dentro de mi corazon…” frente a estudiantes universitarios.

Wikipedia tampoco alude a la personalidad de Sonia Furió frente a la censura de la televisión alentada por Paloma Cordero, esposa del presidente Miguel de la Madrid a mediados de los 80. La renovación moral de la sociedad proclamada por el mandatario no sólo abarcó la corrupción sino que la igualó con la preferencia que no fuera heterosexual. La primera dama, como entonces se llamaba a la consorte del Ejecutivo, mandó una carta a Televisa para ordenar la censura de actores como Enrique Álvarez Felix y Carlos Piñar. la bandera fue la defensa de la familia. Sonia era bisexual, nunca tuvo prurito en ello –en 1979 filmó “Tres mujeres en la hoguera” donde el personaje era lesbiana. Y aunque la instrucción de la señora Cordero no la abarcaba, la artista renunció a la televisora lo que, en esos años, fue una tremenda osadía que, además, contrastó con el silencio domesticado de otras actrices. La decisión selló el final de su carrera.

Sonia Furió nació fuera de tiempo. Debió salir de España debido a la Guerra Civil. Llegó a la hacienda urbana inflamada de nacionalismo que, en el nombre del hombre bragado, cifró su valentía. Era lo que había y, en la fangosidad machista, separó personalidad de imagen. Ser muñeca de sololoy en el aparador del cine y la prensa de espectáculos era, pese a todo, mejor que ser víctima del franquismo. También era preferible el halago que el extravío de las cualidades artísticas en la bruma del anonimato, tanto, que al ser relegada enronqueció la voz como la Dietrich y fue vedette. Así enfrentó el camino entre la esencia y la forma hasta que consideró alto el costo de ocultar su indentidad y entonces fue ella quien se desfasó de cronos. Recluída o tal vez recuperando el tiempo que había perdido, dejó que corriera el calendario hasta la hoja que, por última vez en su vida, cayó el 1 de diciembre de 1996.

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