Recomendamos: Lo que “El Chapo” abandonó en su fuga, por Héctor de Mauleón

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Varias semanas antes de que ocurriera la fuga de Joaquín El Chapo Guzmán del penal de máxima seguridad del Altiplano, reclusos de alta peligrosidad ubicados en el área de Tratamientos Especiales en la que se hallaba la celda del capo —la número 20—, reportaron a los celadores la existencia de ruidos y martilleos que se oían a toda hora “y no dejaban dormir”.

Según consta en documentos contenidos en el expediente, quince internos del Cefereso número 1, entre los que se encuentran Miguel Ángel Treviño Morales, el Z-40; Fernando Sánchez Arellano, el Ingeniero; Héctor Beltrán Leyva, El H; Teodoro García Simental, El Teo, y Mario Cárdenas Guillén, El Gordo o El M-1, revelaron a autoridades ministeriales que llevan a cabo la investigación, que los ruidos fueron aumentando de intensidad, especialmente durante la semana previa a la fuga, y que los custodios los justificaron señalando que se trataba “de un cambio de losetas”.

De acuerdo con la declaración de estos internos, El Chapo gozó de una serie de privilegios desde su llegada al Altiplano. Los custodios le brindaban “seguridad especial”, se facilitaba el acceso a su abogado “y a familiares”, nunca era sometido a los protocolos de revisión, e incluso funcionarios del penal accedieron a alejar de su celda a un recluso enfermo de la próstata, cuyo olor a orina le molestaba.

Varios internos coinciden en que El Chapo recibió desde su llegada privilegios relacionados con la comida: “podía comer donde quisiera” —su celda o el área de comedor— y siempre le servían “la comida caliente y a los otros fría”. Uno de los reclusos declaró que mientras todos eran cambiados de celda con frecuencia, “al Chapo no lo movieron desde que llegó”: se le mantuvo siempre en una celda de la planta baja.

http://www.eluniversal.com.mx/entrada-de-opinion/columna/hector-de-mauleon/nacion/2015/07/30/lo-que-el-chapo-abandono-en-su-fuga

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