Todo parece indicar que el narcomenudeo en esa colonia perdió uno de sus centros más conocidos de distribución. Pero no perdió un gramo, ni tampoco uno solo de sus operadores
Un túnel, misterioso y escalofriante, que conecta a un predio contiguo en la calle de Baja California. Nueve motocicletas arrumbadas. Cerca de 15 kilos de cohetones. Varios costales de cascajo. Una efigie de la Santa Muerte en cuyo altar, junto a algunas copas de tequila a medio llenar, aparecían las fotografías de varios desconocidos. Pilas de llantas presumiblemente robadas a automóviles estacionados en las cercanías. Tres bóvedas en las que se halló documentación de una empresa de transportes marítimos —Consignataria Oceánica, con dirección en Baja California 309—, así como legajos que contenían las nóminas oficiales de distintas delegaciones capitalinas.
Todo eso arrojó el operativo que la procuraduría capitalina desató el miércoles pasado en el edificio número 12 de la calle Benjamín Hill, en la colonia Condesa de la Ciudad de México.
Lo que el operativo no arrojó fue detenidos. Tampoco, el decomiso de un solo gramo de droga.
Dos investigaciones de la delegación Cuauhtémoc, realizadas en noviembre de 2014 y febrero de 2016 —ambas entregadas al gobierno de Miguel Ángel Mancera—, habían señalado al inmueble como un centro de distribución de drogas al menudeo. Cientos de quejas y denuncias interpuestas por vecinos de la Condesa llevaron a dos jefes delegacionales, Alejandro Fernández y Ricardo Monreal, a ordenar que el edificio fuera investigado. Las conclusiones de los trabajos de investigación fueron que en Benjamín Hill número 12 “existe la venta de arma y drogas”, “hay personas que portan armas” y “se tienen infinidad de denuncias por los delitos de robo a transeúnte, narcomenudeo y extorsión”.