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Michael Lang organizó con dos amigos el legendario festival. 47 años después, nos cuenta cómo fue aquella locura.


En agosto de 1969 Michael Lang era un hombre buscado por la ley. Él y sus amigos, un grupo de hippies provenientes de todos los ámbitos laborales imaginables, habían empezado a construir gigantescos escenarios en Woodstock sin tener los permisos correspondientes. "La policía tenía un pasquín con mi foto y vinieron a buscarme a Woodstock, por suerte había 400 tipos trabajando 24 horas al día, siete días a la semana, y todos tenían la misma pinta [risas], así que tratar de localizarme allí era misión imposible", cuenta Lang.


El promotor y productor de conciertos recuerda con una sonrisa los preparativos del macroconcierto musical más celebre de la historia. "Empezó con una comida en mi casa, con varios colegas, todos estábamos de acuerdo en que estaba pasando algo muy importante en Estados Unidos y queríamos organizar un evento para reflejar eso. Un concierto de tres días anclado en los conceptos de la paz y el 'deja vivir'. En aquellos tiempos éramos muy ingenuos y estábamos convencidos de que el mundo que perseguíamos era posible".


Lang era el único de los tres amigos (John Roberts y Joel Rosenman eran los otros dos) con experiencia en conciertos, gracias a su trabajo en el festival de Miami, pero aún así, nada le había preparado para lo que vendría luego: "Esperábamos 50.000 personas y el día en que abrimos los accesos ya eran más de 300.000. Creo que ninguno de nosotros habíamos imaginado algo así. De hecho, recuerdo que cuando llegamos a los terrenos que habíamos alquilado para los conciertos e instalamos el tráiler nuestra única preocupación era cómo demonios íbamos a preparar toda aquella extensión para proveer a los asistentes con los servicios básicos. Piensa que no había agua, la electricidad era una broma, no teníamos teléfonos, había que instalar baños… era un locura. Los únicos que habían hecho algo así antes eran los integrantes del cuerpo de ingenieros del Ejercito. ¿Si les llamamos? Claro, pero no quisieron reunirse con nosotros [risas]".


http://www.elmundo.es/papel/historias/2016/06/16/57627767468aeb0c328b4627.html

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