Este texto fue publicado originalmente el 9 de junio de 2017, forma parte de la revista impresa número 199
¿Qué te dejó tu familia?
Mis padres tuvieron, además de su actividad profesional, una participación política. Mi madre fue una profesora muy activa en el movimiento del 68. Ahora es profesora emérita de la Facultad de Ciencias; es bióloga. Crecimos muy cerca de lo que fueron los movimientos sociales, sobre todo los ligados a la Universidad, y eso nos marcó. En mi familia, los valores de honestidad, honradez, responsabilidad, disciplina y estudios fueron muy importantes, yo crecí con esos valores.
Nosotros nos conocimos en el CEU, pero ¿tu inquietud de participación social y política empezó ahí o antes?
Desde que entré al CCH Sur a finales del 77 me incorporé a la actividad política estudiantil. Teníamos un grupo que se llamó CESOC (Comité Estudiantil de Solidaridad Obrero-Campesina). Participamos en el movimiento de rechazados y el que se hizo contra un cambio al Estatuto estudiantil; ahí participamos, con Soberón. Y es curioso, porque entonces estaba de Secretario General de la UNAM el ingeniero Jiménez Espriú, y ahora ha sido muy activo y cercano a Andrés Manuel en los temas de defensa del petróleo y hemos platicado mucho de aquella época; él era Secretario General de la UNAM. Cuando entré a la Facultad de Ciencias, hacia finales de mi carrera, fue que se presentaron las reformas de Carpizo que dieron lugar al CEU.
El movimiento del CEU produjo un Congreso y nos abre todo un asunto. ¿Tiene futuro la universidad pública?
Yo creo que el movimiento del CEU y, con todos sus defectos, el movimiento del 99, defendieron el derecho a la educación pública de calidad y gratuita establecido en el artículo 3o constitucional, y creo que eso dejó huella. Finalmente, la UNAM sigue siendo una universidad gratuita y la mejor de América Latina, por encima de cualquier universidad privada. La gran deuda que tiene el país es con los jóvenes que no pueden acceder. Los exámenes que se aplican para entrar a las universidades, particularmente a la UNAM, no son exámenes de conocimiento, sino de exclusión, de acuerdo al número de lugares que se tienen y generan una frustración muy grande en los jóvenes. Es la gran deuda que hay, y en parte así se explica también la condición en la que está el país: de violencia, pues se está obligando a generaciones y generaciones a no tener estudios ni empleo.
¿Cuál es la salida? ¿Ampliar la oferta?
Ampliar la oferta. Exactamente.
¿Cueste lo que cueste?
Cueste lo que cueste, así es. Es decir, no tiene por que haber rechazados en el país. Al joven que tenga deseos de estudiar, debe ofrecérsele esa posibilidad.
El nivel de rechazo ya es mínimo, el problema son los rechazados de la UNAM, pero que tienen cabida en otros sistemas.
¿En cuáles? En el Poli también hay rechazados. La opción que se ha abierto son los Institutos Técnicos, muchos son muy buenos. Por ejemplo, aquí en Tlalpan está el Instituto Tecnológico de Topilejo, que ofrece una alternativa viable para mucha gente. Pero el tema es “¿por qué solo técnico?”, o sea, si un joven quiere estudiar Filosofía, ¿por qué no se le puede abrir espacio para que estudie Filosofía, Ciencias, Ciencia Política o Sociología?
Esto se conecta con el servicio público. Hace poco hablé en Facebook de aquellas épocas en que uno podía tomar cursos con el secretario de Hacienda, ¿no? O estudiar o ver una conferencia del canciller en Políticas, y esto lo traía a colación por los golpes bajos que te dieron. Yo creo que deberíamos, como sociedad, tener la posibilidad de que nuestras eminencias científicas participen en el servicio público. Ahora, del otro lado: quizá en este caso motivado por cuestiones de la grilla y de la política, pero ¿sí hay como un exceso de requisitos y de trámites, o está bien?
La UNAM lo tiene muy claro, y yo creo que es por su historia en el sentido de que muchísimos funcionarios públicos posteriores a la Revolución salían de instituciones públicas. Entonces se permitía que un académico de la UNAM fuera un tiempo servidor público y pudiera regresar, y por eso está en el estatuto del personal académico. Una comisión otorga los consejos técnicos de facultades o de los institutos, el consejo técnico de investigación científica o de humanidades, de tal manera que puedan mantener una relación con la UNAM, manteniéndoles el 5% de su salario. Inclusive, creo que algunas personas pueden tener hasta el 10%. ¿Qué implica tener el 5%? Que el funcionario público siga teniendo relación con la universidad. Tengo tres estudiantes de maestría, dos estudiantes de doctorado y está por entrar otro estudiante de doctorado. ¿A qué hora los veo? En los ratos libres donde no soy funcionaria. Sábados y domingos me levanto a las cinco de la mañana a revisar las tesis y los veo en el horario de la comida, o en el horario que tenemos libres los funcionarios. Creo que es algo bueno (no solamente para la UNAM) que haya investigadores y profesores de tiempo completo en el servicio público y al revés: para el servidor público, poder seguir teniendo relación con la academia es sumamente enriquecedor.
Este tipo de reglas, ¿cómo están en otras universidades?
En algunas universidades no se permite, sí sé que en El Colegio de México, a menos de que hayas sido electo (diputados, senadores, delegados), tienes que pedir una comisión sin goce de sueldo. ¿Cuál es el tema del sueldo? No es un problema del recurso que recibes, sino que mantienes la relación. O sea, si yo tuviera una licencia sin goce de sueldo, no podría dirigir tesis. Esa es la regla de la UNAM. Literalmente es un paréntesis donde la UNAM ya no te permite desarrollar actividades porque estás con la licencia sin goce de sueldo. En los otros casos sí tienen que pedir licencia sin goce de sueldo. En la UAM, creo que también se puede, pero tienes que dar una clase, o sea, tiene que haber docencia. Yo no doy clases, pero sí dirijo tesis.
¿Tú estás en Morena desde que fue movimiento o hasta que fue partido?
Desde que era movimiento. Ahí estuvimos ayudando desde que se formó Morena como movimiento.
En este recorrido, de la izquierda en general, ha habido ciertos elementos de mucha importancia; mi impresión es que no hemos logrado establecer saldos finales. Estoy pensando, por ejemplo, en el Muro de Berlín, la caída de la URSS, el problema de Cuba… Como se diría en los 60, la izquierda en América Latina: el populismo sí, el populismo no, el corporativismo… Son un montonal de temas. ¿Hay una reflexión sobre esto en Morena?
Hay un montón de círculos de estudios asociados a Morena que tienen estas discusiones. Ahora me tocó, además de estar aquí, coordinar la parte de gobierno y justicia del proyecto alternativo de nación, y me tocó también ser parte del proyecto que se construyó en 2006, en 2012, y ahora. Creo que estos documentos son una reflexión de la situación actual del país, y de las propuestas que se están haciendo. En 2006 decíamos: “Es un momento histórico para transformar al país”, y bueno, pasó todo lo del fraude y demás. Si entonces nos hubieran preguntado: “¿Te imaginas al país dentro de doce años?”, nadie hubiera imaginado la devastación de país que tenemos ahora. Por eso creo que es bien importante que parte de lo que plantea Andrés Manuel en su último libro es, por un lado, el rescate del Estado, lo que significa el Estado en términos de gobernabilidad, de derechos, de distribución de la riqueza, etcétera. No en términos estatistas, sino en términos de lo que debe ser un Estado para la gobernabilidad de un país, y si no se hace eso, la situación va ir en una decadencia cada vez peor.
Vayámonos al punto de 2012. El Tribunal acaba de desechar la impugnación y se abre una semana en la cual López Obrador anuncia que se tomarán decisiones en un mitin en el Zócalo. Él anuncia la creación de Morena. ¿Qué pasó esa semana? Dentro de Morena, ¿cómo se procesó esa discusión? ¿Hubo reuniones de comités? ¿Cómo se llegó a esa conclusión?
No, entonces no había, digamos, estructuras formales porque era una asociación civil.
Pero tomaron la estructura del PRD. Es decir, todos los representantes de casilla del PRD, en un porcentaje importante era un movimiento de Morena. Eso lo menciona Belaunzarán. ¿No es cierto, entonces?
No. En 2012, la mayor parte de los representantes de casilla fueron por el PT, no por el PRD, el cual no permitió que fueran otra vez del PRD. Entonces, lo que hubo fue un proceso muy interesante de votación interna (no sé si fue esa semana o la posterior) si seguíamos como movimiento o nos convertíamos en partido. Entonces, se hicieron asambleas por distrito electoral. A mí me tocó, por ejemplo, Puebla. Entonces las asambleas eran de discusión y se presentaban a favor, en contra, qué había pasado, cuál había sido la problemática y después la votación en urnas, qué decidía la gente, se votó. Y eso permitió, digamos, consensar. Morena tiene una base social muy importante: porque se consultó a la gente.
¡Pero nada de eso se difundió!
¡Cómo no! Claro que las redes sociales han cambiado mucho, pero sí, sí se difundió este procedimiento.
Sí lo recuerdo, pero no hubo recuento periodístico de “En Puebla, los comités del partido van de este modo, los del movimiento de este modo…”.
Pues es que creo que 98% de la votación fue a favor de crear el partido.
¿Cómo te ves en los siguientes años? Primero, la jefatura de gobierno próximamente, ¿sí o no? Pero luego ¿cómo te ves más adelante? ¿Vas a estar más en el servicio público o vas a volver a la academia? ¿Dependerá de estos resultados?
Pues dependerán mucho de cómo, pues… A mí la academia es algo que me entusiasma. Así fue mi formación, esa fue una decisión de vida. Me gusta y creo que el tema al que me dedico ha permitido formar un grupo de investigación y, de alguna manera, un reconocimiento nacional e internacional. ¿Por qué decido irme al servicio público? Por la responsabilidad política con la que, digamos, crecí. A lo mejor si me hubieran invitado a ser secretaria de Desarrollo Social hubiera dicho que no. Pero yo creía que con el conocimiento que tenía, la vinculación que tenía con la academia, con Mario Molina, etcétera, se podía hacer un trabajo benéfico para la ciudad, y esta idea de poder llevar a cabo lo que escribes, ¿cómo resolver la contaminación atmosférica? Y que de pronto te digan que tienes posibilidad de hacerlo, pues evidentemente te detiene. La otra es la orientación política y lo que tú quieres que sea la ciudad y cómo contribuir a ello. Después de eso regresé a la academia, me ofrecieron ser candidata a diputada, a senadora y dije que no. No tenía interés. Cuando se me abre la oportunidad de ser jefa delegacional decido que sí porque ya llevo casi treinta años de vivir en Tlalpan y, con los últimos jefes delegacionales, lo que veía era un deterioro. Entonces se juntaron dos temas: uno, ahí donde vives tienes la posibilidad de ser gobierno local y de tratar por lo menos de revertir la tendencia y generar nuevos derechos para los ciudadanos. Entonces, dije “Sí le entramos porque, ¿por qué no dar parte de tu vida al lugar en donde vives?”. Y ahora que se abre la oportunidad de la jefatura de gobierno es, digamos, ya parte de una responsabilidad política que una asume una vez que está en puestos públicos. Yo, toda mi vida he vivido en la Ciudad de México. Morena lo tiene muy bien definido a través de una encuesta: si la gano, vamos, si no, me quedo en la delegación.
Es el método acordado.
Sí, y junio de este año se definen muchas cosas. Porque si, como parece ser, Morena gana en el Estado de México u obtiene una votación muy significativa, Andrés Manuel López Obrador va ser el próximo presidente. Y claro que me gustaría trabajar con él o estar en la ciudad y contribuir a este cambio, creo que es el sueño que tenemos todos.
La interna de Morena para el gobierno de la capital tiene una peculiaridad, digamos. Hace seis meses, tu rol era prácticamente testimonial, pero ahora definitivamente eres contendiente. Eso está clarísimo para todo mundo y también tiene otra peculiaridad, que es: casi un seguro ganador, es decir, es muy improbable que Morena pierda la capital. Entonces, la interna es casi la decisiva.
Más que interna, es encuesta.
El procedimiento que sea, pero la interna es quizá más decisiva que la externa, a menos que suceda algo realmente sorpresivo. Entonces, esto hace que el procedimiento interno se haya cargado tanto, por eso ha habido estos toma y dacas. Este asunto cómo se procesa ¿Es una especie de fair play?.
En mi caso, digamos, hay una orientación de la comisión de Honestidad y Justicia de Morena en donde se dice que no puedes hacer campaña interna. Y hacia el exterior previo. Está establecido en la legislación nacional, Una cosa es decir “quiero ir” y hacer entrevistas sin más, y otra cosa es que haya carteles de Claudia Sheinbaum pegados por toda la ciudad.
Generar un esquema de descalificación de los otros candidatos… Más allá de la opinión personal que tenga uno, somos compañeros de partido y creo que convertir esto en un proceso que lleve a la desunión de los militantes de Morena sería muy riesgoso. Entonces, tenemos que ser muy cuidadosos en que, independientemente de quién apoya a quién, al final, que con la encuesta la gente diga: este salió en la encuesta y nos vamos todos para allá, y mantener la unidad en Morena. Eso me parece que es muy importante.
Pero sí se han sentido algunos golpes de tus colegas.
Cada uno tenemos maneras distintas de hacer política, en mi caso es ésa y no me voy a dedicar a enlodar. No lo voy hacer, por Morena y por ellos también. A lo mejor alguno de ellos sí lo hace, pero ahora sí que cada quién tiene sus responsabilidades. Espero que no sea así.
Si algo va a caracterizar al próximo gobierno gane quien gane, es que no va a haber mayoría absoluta si no una minoría predominante y otras más pequeñas; van a ser casi obligados las negociaciones. Sobre todo estoy pensando en que el Jefe de Gobierno tiene que lidiar con una asamblea muy distribuida. Es un poco lo que ya tenemos ahora. Digamos, la gran novedad de 2015 fue…
No, pero la constitución te establece una Asamblea Legislativa donde la mitad de los diputados son plurinominales y la otra mitad son electos directamente. A mí me parece una barbaridad. Es decir, los diputados plurinominales surgieron con la apertura… ¿cómo le llamó Echeverría? “La apertura democrática”. Para que tuvieran voz aquellos que no tenían fuerzas políticas, que a lo mejor no ganaban una diputación.
No ganaban unos, pero tenían un buen porcentaje, ¿no?
Pero ahora resulta que la mitad de los diputados son plurinominales. En ese sentido, pues sí, muy probablemente el próximo jefe de gobierno tenga una asamblea sin mayoría absoluta. Y claro que hay golpeteos políticos y que los partidos tienen derecho a trabajar como ellos decidan pero yo sí creo (y ahí sí, pues tuve de maestro a López Obrador) en el liderazgo moral que estableces frente a tus ciudadanos y sus representantes en la Asamblea. Por ejemplo, parte de este asunto, o de mucha de la descomposición en muchos diputados de la Asamblea, tiene que ver con que no se está discutiendo la ciudad. Ahí debería estar el gran debate y no en estos golpes bajos de que si Claudia tiene doble chamba y no sé qué tanta cosa.
Ahora, creo que un jefe de gobierno tiene la fuerza para poder meter esa agenda, pero a la larga o la corta va tener que negociar con todos los grupos o con la mayoría.
De acuerdo, pero depende mucho de tu propuesta y del liderazgo que estableces frente a la ciudadanía. O sea, Andrés Manuel cuando hizo la ley de adultos mayores después de haberla implementado, ¿quién le podía decir que no? Hoy, por ejemplo, hay muchas propuestas: la nueva ley de desarrollo urbano que metieron a la Asamblea y que tiene un montón de problemas, pero ya se formó ahí en la Cuauhtémoc un comité ciudadano contra la ley de desarrollo urbano, pues porque ¿a quién le preguntaron? ¿Dónde se discutió? El mobiliario que hay en donde ahora todos los ciudadanos no se sienten representados por lo que está ocurriendo en la ciudad y que lo único que genera es una enorme frustración, y una ley que avala, digamos, esas circunstancias, pues claro que vas a tener a la ciudadanía y a los diputados en contra. El asunto es cómo construyes gobierno.
Pero llegar a esa fórmula supone una negociación política.
Sí, pero hay negociaciones políticas, digamos, de altura.
Hay otras que son de…
¿Electoreras?
No. Del drenaje, pues.
Pero a esas me refiero: si el próximo jefe de gobierno (y el próximo Presidente) debería tener estas negociaciones.
Sí, pero muchas cosas que hay también son atribuciones del jefe gobierno o del presidente para llevarlas a cabo. La orientación del presupuesto, por ejemplo, como que tiene que ser aprobada en la Cámara de Diputados, esperamos que haya una mayoría. Y que se convenza de lo que significa esa orientación del presupuesto. Pero hay muchas atribuciones que tienen que ver directamente con el Ejecutivo y el legislativo está para legislarlo.
Andrés Manuel dejó la ciudad con enorme esperanza, y creo que quienes vivimos en la ciudad, aún cuando estamos en mucho mejores condiciones que el resto del país, sí vemos temas que decimos: “Y pa’ dónde vamos”.