Entre los escombros, la esperanza

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Hace unas semanas conocí esta fotografía en Facebook, gracias a Myrrha Iglesias y pense en esto:

Hay heridas que uno espera que no sanen nunca, porque implican la memoria sobre el dolor y la firmeza de no repetirlo. Por ejemplo las dos conflagraciones que en el siglo pasado conmovieron al mundo.

De ahí que siempre falte narrar la atrocidad de la guerra y recordar a las víctimas al mismo tiempo que despreciar a las ideologías y los actos que las perpetraron, y no ceder ni un solo milímetro a que vuelvan a abrirse paso, tal y como hacen hoy día las sociedaes alemanas, francesas e incluso españolas.

Parte de esa memoria imprescindible es el denuedo por salir avante a la vida y no como una preocupación para la sobrevivencia sino para hallar, aun en las situaciónes más adversas, el impulso vital de la razón, digamos que leer para anteponerla a todo y no nada más contra la estupidez de la hecatombe sino para proyectar, recrear, soñar vamos, para nunca dejar de querer ser.

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