febrero 24, 2025

La comunicación de Calderón

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El presidente Felipe Calderón asumió muchas de las maneras del viejo PRI en su forma de organizar la comunicación. La Coordinación de Comunicación Social de Los Pinos, desde el inicio del gobierno, como en los viejos tiempos y sin asumir los cambios que trajo la alternancia, empezó a protestar las notas con los jefes de edición e incluso amenazó a ciertos reporteros que cubrían la fuente presidencial con denunciarlos a sus medios si eran críticos en su cobertura.

Como en otros tiempos, el Presidente era el único que podía hablar. Al inicio del gobierno los secretarios tenían prohibido declarar a los medios. Para hacerlo debían pedir autorización al coordinador de Comunicación Social de la Presidencia y si no seguían este proceso eran reprendidos. La derrota electoral del PAN y la mala imagen con la que termina Calderón y su gobierno están relacionadas con el fracaso de la comunicación presidencial a lo largo del sexenio.

El presidente Calderón se equivocó desde el primer momento en el manejo de la comunicación, entre otras cosas, porque quiso dar marcha atrás, para asumir formas y estilos que correspondían a otras épocas. A esto se debe añadir, es otro gran error, la absurda guerra que declaró al narcotráfico, cuando México vivía, producto de una tendencia que venía desde principios de los 70, el momento de menos homicidios dolosos por 100 mil habitantes y no tenía un problema de consumo de drogas.

Desde los primeros días de su gobierno hasta los últimos, el Presidente hizo del tema de la guerra al narcotráfico el eje central de su comunicación. El error estaba a la vista, pero nunca quiso dar marcha atrás y se quedó entrampado en ese único tema que resultó siempre adictivo para los medios y los públicos, pero también para el Presidente.

El gobierno y también los medios centraron la comunicación en los números del conflicto desatados por la misma estrategia de la guerra y en la descripción de las atrocidades de los criminales, pero nunca dieron lugar a las víctimas. Los grandes medios del mundo cubren los hechos de violencia desde la perspectiva de las víctimas y no de los criminales. Dan cuenta de su condición de seres humanos a los que se les ha truncado la vida. Hay un gran respeto por quien perdió la vida. Los medios más reconocidos tienen códigos de ética y de estilo para cubrir la violencia, que exigen, entre otras cosas, no publicar fotos de las víctimas o cuando se hace que éstas sean imágenes de cómo eran en vida. Este no fue el comportamiento de la mayoría de los medios mexicanos. Para las autoridades de los países democráticos, los presuntos criminales siempre son inocentes hasta que se pruebe lo contrario y éstos nunca son presentados como “trofeos”, como se ha hecho en el gobierno de Calderón; quien lo hacía daba ya como culpables, antes de un juicio, a los detenidos.

Muy poco después de anunciar la estrategia de la guerra contra el narcotráfico, el presidente Calderón perdió el control de la agenda que fue tomada por los medios. A partir de ese momento ellos, no el gobierno, marcaron las pautas de la cobertura, tanto en el tratamiento como de los tiempos que se le daba. El Presidente, con sus frecuentes intervenciones sobre el tema, pasó a tener un papel en el libreto orquestado por los medios. Él nunca aceptó esta realidad.

Las acciones positivas del gobierno quedaron “borradas” porque nunca fueron comunicadas. Lo que no se comunica no existe. En el mundo mediático gobernar es comunicar y si no se comunica no se gobierna y por lo mismo no se crean las bases de sustento que apoyen al gobierno. Tampoco se genera la gobernanza, porque ésta se construye, no solo, pero también, a partir del ejercicio de la comunicación. Eso nunca lo entendió Calderón y si lo hizo lo redujo solo al tema de la guerra, que atentaba contra su propio gobierno.

Eliminar la figura institucional del portavoz de la Presidencia, que se estableció en el gobierno de Fox, fue un retroceso. A través de este funcionario los periodistas y con ellos la sociedad, como ocurre en países con larga tradición democrática, acceden de manera directa y diaria a la información del gobierno y pueden preguntar y exigir respuestas. Está ahí la experiencia de Estados Unidos, pero también de buena parte de las naciones de régimen parlamentario donde existe el ministro portavoz del gobierno.

La gestión de Calderón será recordada por el fracaso de la guerra contra el narco y por el incremento de la violencia. Esta imagen, que es la que va a permanecer, se construyó a partir de la estrategia adoptada para combatir al narcotráfico, pero también por el modelo de comunicación que se eligió donde el Presidente, no un portavoz, asumió como tema central y único hablar sobre la guerra y sus resultados. Si en algo fue consistente el gobierno fue en esta línea de comunicación asociada, sin duda, a la debacle electoral del partido del presidente en la elección de julio del 2012.

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