La cultura es un tema soslayado en las negociaciones comerciales.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) auspició en México, en 1982, la Conferencia mundial sobre las políticas culturales, en la que la comunidad internacional acordó caracterizar a la cultura de este modo:
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“…la cultura puede considerarse actualmente como el conjunto de los rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una sociedad o un grupo social. Ella engloba, además de las artes y las letras, los modos de vida, los derechos fundamentales al ser humano, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias y que la cultura da al hombre la capacidad de reflexionar sobre sí mismo. Es ella la que hace de nosotros seres específicamente humanos, racionales, críticos y éticamente comprometidos. A través de ella discernimos los valores y efectuamos opciones. A través de ella el hombre se expresa, toma conciencia de sí mismo, se reconoce como un proyecto inacabado, pone en cuestión sus propias realizaciones, busca incansablemente nuevas significaciones, y crea obras que lo trascienden”.1
En la Declaración universal sobre la diversidad cultural de 2001, la UNESCO señala:
“la cultura adquiere formas diversas a través del tiempo y del espacio. Esta diversidad se manifiesta en la originalidad y la pluralidad de las identidades que caracterizan a los grupos y las sociedades que componen la humanidad. Fuente de intercambios, de innovación y de creatividad, la diversidad cultural es tan necesaria para el género humano como la diversidad biológica para los organismos vivos. En este sentido, constituye el patrimonio común de la humanidad y debe ser reconocida y consolidada en beneficio de las generaciones presentes y futuras”.2
Sería difícil estar en desacuerdo con estos postulados. Con todo, en este mundo globalizado, a la cultura se le ubica en los terrenos de las llamadas industrias culturales creativas, término no definido por la UNESCO, pero que, en general, es caracterizado:
“a partir de la inclusión o exclusión de determinados sectores dependiendo principalmente de las voluntades de abarcarlos mediante unas u otras políticas, de manera que respondan a los objetivos que persiguen. Se trata, en muchos casos, de sectores que se encuentran en las fronteras entre la cultura y la industria y, por lo o área, sino que pueden estar afectados por distintas políticas: por ejemplo, culturales y económicas. Este hecho requiere un planteamiento más abierto sobre los objetivos y los efectos que pueden tener las industrias culturales creativas en las estrategias de desarrollo globales…”3
El concepto de Industria Cultural Creativa es ambiguo. De ahí que buena parte de la literatura especializada, tienda a separar ambos adjetivos, una cosa es la industria cultural y otra la industria creativa. Para aclarar ese punto, la UNESCO se aboca, sobre todo, a las industrias culturales, a las que define como “aquellos sectores de actividad organizada que tienen como objeto principal la producción o la reproducción, la promoción, la difusión y/o la comercialización de bienes, servicios y actividades de contenido cultural, artístico o patrimonial”.4
Ante la falta de una definición precisa, en general se asume que las industrias culturales creativas incluyen:
• la publicación, distribución o venta de libros, revistas, publicaciones periódicas o diarios impresos o legibles por medio de máquina, pero no incluye la actividad aislada de impresión ni de composición tipográfica, ni ninguna de las anteriores;
• la producción, distribución, venta o exhibición de grabaciones de películas o video;
• la producción, distribución, venta o exhibición de grabaciones de música en audio o video;
• la publicación, distribución o venta de música impresa o legible por medio de máquina; o
• la comunicación por radio en la cual las transmisiones tengan el objeto de ser recibidas por el público en general, así como todas las actividades relacionadas con la radio, televisión y transmisión por cable y los servicios de programación de satélites y redes de transmisión.5
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La Unión Europea contempla tanto a los sectores más tradicionales, como otros previamente considerados al margen, como: el patrimonio, los archivos, las bibliotecas, los libros y la prensa, las artes visuales, las artes escénicas, los productos audiovisuales y multimedia, la arquitectura, la publicidad y las artesanías.6
En México, las industrias culturales creativas tienen la peculiaridad de que incluyen a la llamada economía sombra, esto es, la que existe en la informalidad, especialmente por la piratería, que absorbe alrededor del 44% del valor de esas industrias. En el país, las industrias culturales creativas se dividen en:
• Industrias base. Dedicadas a la creación, producción, fabricación, difusión, comunicación, exposición y distribución de material protegido por los derechos de autor. Aportan 100% de su valor agregado a la economía nacional, es decir, son legales y por lo tanto operan conforme a las normas imperantes en materia de derechos de propiedad intelectual.
• Industrias interdependientes. Son las que se emplean en la producción, fabricación y venta de equipo y cuya labor es facilitar la creación, producción y uso de material protegido por los derechos de autor.
• Industrias parcialmente relacionadas. Aquí figuran las relacionadas con los trabajos protegidos por los derechos de autor. Participan en tareas de creación, producción, fabricación, funcionamiento, difusión y comunicación, así como en la exposición, distribución y venta.
• Industrias no dedicadas. Una porción de sus actividades se relaciona con facilitar la difusión, distribución o venta de los trabajos protegidos por los derechos de autor.
• Industrias de la economía sombra. Aquellas pertenecientes a las economías informal e ilegal, o bien, pirata.7
¿Por qué importa la cultura?
En el terreno político, la cultura forma parte del poder suave, el cual posibilita vía la cooptación, la seducción, su capacidad de atracción, de generar admiración, la cooperación y/u otros mecanismos, la consecución de los intereses particulares del emisor. Si bien en los Estados los recursos del poder incluyen aquellos de carácter duro, lo cierto es que las naciones del mundo suelen privilegiar las zanahorias sobre los garrotes. Con todo, como explica Eliot A. Cohen, la proyección del poder suave para la consecución de los objetivos instrumentales de un país, mejora sustancialmente si quien lo ejerce cuenta con amplios recursos del poder duro. Ello explica por qué un país como EU, posee las industrias culturales más poderosas del planeta, que le permiten impulsar sus intereses en el mundo de una manera más benigna respecto al uso de la fuerza. Pero por si las dudas Washington siempre podrá echar mano de su aparato bélico y económico, con la dureza requerida.8
En cualquier caso la cultura suele ser relegada a un segundo plano. Muchas naciones del mundo carecen de ministerios de cultura en tanto otras los crearon de manera más o menos reciente, entre ellas, México. El Senado mexicano aprobó el nacimiento de la Secretaría de Cultura, apenas, en 2015. Hay también países que combinan, en una misma dependencia, a la cultura con el deporte y/o la promoción turística. Por ejemplo, en el primer caso, el Ministerio de Cultura de la Nación Argentina vio la luz en 2014; el Ministerio de Cultura de Colombia, en 1997; el Ministerio de Cultura y Patrimonio de Ecuador, 2007; el Ministerio de Cultura de Perú, 2010; el Ministerio de Cultura de Suecia, 2007; el Ministerio de Cultura y Turismo de Turquía, 2003; el Ministerio de Cultura y Deporte de Israel, 2009; el Ministerio de Cultura, Artes y Patrimonio de Qatar, 2008; y el Ministerio para la Cultura y el Patrimonio de Nueva Zelanda, en 1999.
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En contraste, en Francia, el Ministerio de Cultura y Comunicación, nació en 1959; el Ministerio de Cultura de Dinamarca, en 1961; el Ministerio de Cultura de la República Popular China (RP China), 1954; el Ministerio de Cultura de Noruega, 1982; el Ministerio de Patrimonio, Cultura y Turismo de Italia, 1974; el Ministerio de Cultura de Egipto, 1958; el Ministerio de Educación y Cultura de Indonesia, 1945; y el Ministerio de Cultura y Deportes de Grecia, en 1971. En Brasil, el gobierno de Michel Temer, no bien llegado al poder, como parte de las políticas de austeridad, anunció la reducción del número de ministerios de 32 a 23, incluyendo la desaparición del Ministerio de Cultura. Sin embargo, en mayo de 2016, Temer dio marcha atrás y lo restableció ante las protestas de intelectuales, artistas y académicos.
Las industrias culturales y creativas
Las industrias culturales y creativas generan el 3% del producto mundial bruto (PMB). Los sectores más rentables son la televisión –con utilidades por 477 mil millones de dólares anuales–, las artes visuales –391 mil millones–, los periódicos y las revistas –354 mil millones–, la publicidad –285 mil millones–, la arquitectura –222 mil millones– y los libros –143 mil millones.9
La región líder en las industrias culturales y creativas es Asia, responsable de 743 mil millones de dólares y del 43% de todos los empleos generados en el sector a nivel mundial. Asia destaca por la producción de videojuegos, la arquitectura y el cine. El segundo lugar corresponde a Europa, la que factura 709 mil millones de dólares y 26% de los empleos del planeta en el ramo, destacando, sobre todo, por la concentración de monumentos, escuelas de arte y siete de los 10 museos más visitados del orbe. El tercer lugar le corresponde a EU –y en menor medida Canadá–, que generan ingresos por 620 mil millones de dólares y el 16% de los empleos, teniendo en los terrenos de la televisión, la producción musical y las artes escénicas, sus principales fortalezas competitivas.10 En esta ecuación, los grandes ausentes son las naciones en desarrollo.
América Latina y el Caribe, sin ir más lejos, generan productos culturales ampliamente reconocidos y valorados en el mundo –por ejemplo, literatura, pintura, música, cine, telenovelas, etcétera– de los que derivan ingresos por 174 mil millones de dólares y 10 millones de empleos. Sin embargo, sus principales mercados son los europeos y EU –no los mercados locales–,11 amén de que sus creadores más destacados residen en el viejo continente o en Miami, lo que significa que las regalías por sus obras no benefician directamente a los países de origen. Asimismo, la región es importadora neta de productos culturales de alguna o todas las regiones dominantes –i. e. Asia, Europa y/o Estados Unidos.12
Panorama cultural en Estados Unidos y Canadá
El caso de EU es fundamental. Toda vez que no sólo no tiene un ministerio de cultura, sino que buena parte de las actividades que se desarrollan en ese ámbito, recaen en actores privados, amén de que la filantropía juega un papel protagónico. La idea de que el país contara con un ministerio de cultura data de los tiempos de James Buchanan en 1859, y prosiguió durante la administración de Theodore Roosevelt 50 años después. Los esfuerzos posteriores fracasaron, al percibir las autoridades que una dependencia como esa sería equiparable a los ministerios a cargo de la propaganda nazi o soviética en los tiempos de la segunda guerra mundial y de la guerra fría.13 En 2009, el productor Quincy Jones pidió al presidente Barack Obama, considerar la creación de un Departamento de Cultura para supervisar la asignación de recursos a artistas y talentos. La iniciativa, si bien razonable, no prosperó, seguramente porque los intereses corporativos no simpatizan con la posibilidad de una entidad gubernamental que los vigilara o dictara parámetros en materia cultural. Para muchos, la existencia del National Endowment for the Arts (NEA) y el National Endowment for the Humanities (NEH), -impugnados ambos por el actual presidente Donald Trump- cumple, de sobra, con la responsabilidad de impulsar la política cultural de EU.14 Otros disienten. El National Endowment for the Arts nació en 1965 durante la presidencia de Lyndon B. Johnson. Tiene un presupuesto cercano a los 148 millones de dólares. Para ponerlo en contexto, los recursos que recibe el NEA equivalían en 2015 al 0.004% del presupuesto federal total del país. El NEA se propone financiar, promover y fortalecer la capacidad creativa de los estadounidenses, generando oportunidades para su participación en las artes. Muchos de sus beneficiarios han recibido distinciones como el Premio Pulitzer, el National Book Award y otras más.15 El NEH, por su parte, también inició su gestión en 1965. Posibilita el apoyo a disciplinas que van desde la historia, la literatura y la filosofía, hasta la religión y las lenguas extranjeras. A través de la NEH se ha logrado la digitalización de documentos de figuras como George Washington y Albert Einstein. Con los recursos proporcionados por este fondo se han publicado unos siete mil 500 libros, muchos de ellos galardonados con distinciones como las ya citadas para el caso del NEA. Asimismo, sus recursos han posibilitado el apoyo a unos 50 mil programas educativos en todo el país.16
En Canadá existe, el Minister of Canadian Heritage o bien, Ministre du Patrimoine canadien creado el 12 de julio de 1996, luego de la fusión de los ministerios de multiculturalismo y ciudadanía y el de comunicaciones. En Canadá, la cultura es considerada un asunto soberano y de identidad nacional. “En 1920, con la introducción de la radiodifusión comercial comenzó la batalla por la protección de las industrias culturales canadienses con el fin de hacer frente a la influencia estadounidense y, por otro lado, como una manera de distinguirse de la cultura de este país. Como resultado, en 1929 se creó la Royal Comission on Radio Broadcasting, conocida como la Aird Commission, que dio origen a su vez a la Canadian Broadcasting Corporation (CBC), televisión pública canadiense, creada en 1936. Desde los años 40, la problemática del incremento de la producción cultural fue un elemento central de las políticas del gobierno, particularmente a nivel federal. En 1949 fue creada la Royal Commission on Nacional Development in the Arts, Letters and Sciences (…) con el fin de emitir recomendaciones sobre las artes y reconocerlas como de “interés nacional”. Dicha comisión, conocida comúnmente como la Comisión Massey-Lévesque, presentó en 1951 un informe en el que recomendaba la creación y financiación de una organización nacional de las artes que fomentara la unidad nacional, la creación de una Biblioteca Nacional y las iniciativas a partir de las cuales se definieron las líneas directrices de las políticas de radiodifusión y de televisión en Canadá.”17
Cuando Canadá suscribió el Tratado de Libre Comercio con EU (ALC), acuerdo bilateral que entró en vigor en 1989 y que antecedió al TLCAN, logró la inclusión de una cláusula de exención cultural, de manera que sus industrias culturales quedaran protegidas. El valor de dicho apartado cobra enorme relevancia en el momento actual, considerando las tendencias mostradas por EU, en los acuerdos comerciales suscritos de manera más reciente.
Lo que busca Estados Unidos
EU cuenta con 14 tratados de libre comercio, entre otros países con Israel, Australia, Corea del Sur, Singapur, Jordania, Bahréin, Marruecos, Omán, Chile, Colombia, Perú, con las naciones centroamericanas y la República Dominicana (CAFTA), Panamá y, por supuesto, el TLCAN con México y Canadá. A propósito de las industrias culturales, en la mayoría de estos acuerdos figura un capítulo en materia de protección de los derechos de propiedad intelectual, que, a grandes rasgos incluye normas para la explotación de las obras de un país en otro. Ese apartado compromete a los socios de EU a cooperar en materia, creando o adecuando las normas imperantes en esas naciones. Las sanciones civiles y penales a quienes infrinjan las normas, han sido igualmente incorporados en los acuerdos referidos. De particular interés es el énfasis mostrado por Washington en torno a la protección de los derechos de propiedad intelectual en el ambiente digital. Le interesa igualmente el establecimiento de reglas que favorezcan el comercio electrónico, con la menor intervención posible de parte de las autoridades estatales de sus socios. El combate de la piratería ha sido especialmente importante en los tratados suscritos por EU con los países del sureste de Asia.
En el terreno audiovisual, EU ha buscado acceso a los mercados de cine, radio, televisión y grabaciones sonoras de sus socios. Algunos países lograron exentar a sus industrias audiovisuales de esta pretensión, en negociaciones como las que efectuaron México y Chile con la Unión Europea, al igual que en los tratados comerciales entre Canadá con Costa Rica, Chile e Israel. En todos estos casos se argumentó que los productos audiovisuales tienen una enorme relevancia cultural para las naciones referidas, por lo que no se les puede tratar como una simple mercancía.
A diferencia de estos acuerdos comerciales EU ha buscado en las negociaciones de los 14 tratados de libre comercio anteriormente señalados, tener un acceso irrestricto a los mercados audiovisuales de sus socios. Esto es así debido, en parte, al enorme lobby que las industrias del entretenimiento de la Unión Americana –Hollywood- desarrollan para ganar una presencia mayor y preferencial a los mercados audiovisuales de los países con los que se negocian tratados de libre comercio, ello a pesar de la clara posición de dominio de que gozan vis-à-vis las industrias culturales de otras naciones.18
Las industrias culturales en México
México tiene todos los atributos de una potencia cultural. Según la Organización Mundial del Turismo (OMT), México es el principal destino turístico de América Latina y uno de los 10 países más visitados del mundo. Esto se debe en gran medida a los 34 sitios culturales o naturales que son considerados por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, lo que lo ubica en el primer lugar a nivel continental y en el sexto a escala planetaria.19 Su historia, gastronomía, tradiciones, música, vegetación, fauna, literatura, etcétera, son harto conocidas en el mundo, si bien ese enorme poder suave de que dispone, aún está en proceso de ser ejercido. Las industrias culturales le generan al país ingresos por 55 mil millones de dólares, más del doble de los recursos que recibe por concepto de remesas de los connacionales que residen en el exterior. Las industrias culturales son responsables del 7.4% del PIB y da trabajo al 3.4% de la mano de obra a nivel nacional.20
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Sin embargo, la falta de políticas públicas apropiadas en la materia, evitan que esas cifras crezcan de manera análoga como ocurre en otros países. Ese 7.4% del PIB lo generan la música, el cine, productos televisivos, radio, las artes plásticas, la industria editorial, las artesanías, el diseño y el software. Claro que aquí hay un factor que provoca pérdidas cuantiosas al sector: la piratería.21 Asimismo, cabe destacar que cuando se firmó el TLCAN, las industrias culturales no figuraron en términos de recibir un tratamiento especial, lo que implica que los productos culturales mexicanos enfrentan distintas barreras para acceder al mercado estadounidense, donde, pese a todo, gozan de gran popularidad debido a la enorme diáspora mexicana en el vecino país del norte.
Se puede criticar que EU carezca de un ministerio de cultura. Sin embargo, su política fiscal alienta al talento privado, amén de que sus industrias culturales son emprendedoras y Washington, no en pocos momentos de la historia, ha negociado a nombre de ellas para conquistar los mercados del planeta y exportar así, su estilo de vida y
visión del mundo. En contraste, en México subsiste el asistencialismo con una burocracia que no parece beneficiar al sector. Una parte muy pequeña de los ingresos fiscales del Estado, se destinan a la producción de películas, con malos resultados. Esto es lamentable, toda vez que “las empresas, negocios e industrias culturales, creativas y del entretenimiento, hacen también un aporte al proceso de identidad y de soberanía de México y EU.22
Tras la firma del TLCAN, se instituyó el sistema de clasificación industrial de América del Norte (SCIAN) a efecto de reunir información económica confiable con indicadores sobre el desempeño económico y comercial de los tres países en términos equiparables y para fines comparativos e informativos. A pesar de ello, en el terreno de las industrias culturales creativas no existe una metodología estándar para medirlas entre los tres países. En México no hay información actualizada sobre el sector, como tampoco se efectúan estudios de manera sistemática, amén de que en las estadísticas nacionales se incorpora a la piratería. En contraste, EU cuenta con información periódica, confiable, debidamente documentada y debido a sus políticas para la protección de los derechos de propiedad intelectual, no registra una economía sombra.
Además es evidente la asimetría imperante en la relación cultural entre México y EU. En el terreno cinematográfico, por ejemplo, tiene a uno de sus mayores motivos de preocupación. Los productos cinematográficos y las series de televisión de EU, predominan en México. En las dos grandes cadenas de exhibición de películas a nivel nacional, Cinemex y Cinépolis, predominan los de manufactura estadounidense y otro tanto ocurre con las series que se transmiten tanto en la televisión como vía streaming. Asimismo, los videojuegos de EU son fuertemente consumidos en el país, sea de manera legal o en versiones pirata. En 2012, los principales productos que México exportó a EU en el ramo fueron joyería, CDs, DVDs y casetes, hilos/textiles artesanales, diseño de interiores y libros. De EU adquirió juguetes, joyería, CDs, DVDs, casetes, diseños de moda, videojuegos y otros.23
Por lo anterior en la renegociación del TLCAN 2.0 existen tanto riesgos como oportunidades para el sector de las industrias culturales creativas de México. El principal riesgo emana de la búsqueda, por parte de EU, de reforzar las normas en materia de propiedad intelectual y de ganar un mayor acceso irrestricto al mercado nacional. La oportunidad estriba en lograr que el tema de las industrias culturales creativas sea insertado en la renegociación, buscando en primer lugar, proteger al sector en México, gestionando igualmente, un acceso menos discriminatorio al mercado estadounidense. Ciertamente el lobby de Hollywood parece avasallador pero la cultura es algo importante como para tratarla como una mera mercancía. De ahí que la experiencia canadiense, al haber logrado una cláusula de exención cultural en el ALC que suscribió con EU en 1989, deba ser analizada ampliamente a fin de explorar su viabilidad para el caso mexicano.
Notas:
1 UNESCO (1982), UNESCO. Líneas generales, México, disponible en http://www.unesco.org/new/es/ mexico/work-areas/culture/
2 UNESCO (2 de noviembre de 2001), Declaración universal de la UNESCO sobre la diversidad cultural, París, Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, disponible en http://portal.unesco.org/ es/ev.php- RL_ID=13179&URL_ DO=DO_TOPIC&URL_SECTION=201. Html
3 Observatorio Vasco de la Cultura (diciembre 2013), Las industrias culturales y creativas. Debate teórico desde la perspectiva europea, Administración de la Comunidad Autónoma del País Vasco, Departamento de Educación, Política, Lingüística y Cultura, pp. 6-7.
4 UNESCO (s/f), Industrias creativas, Santiago, Oficina de la UNESCO en Santiago, disponible en http://www.unesco.org/new/ es/santiago/culture/creativeindustries/
5 Eduardo Cruz Vázquez y Antonio Mier Hughes (agosto 6, 2017), “Mercado creativo de Estados Unidos abruma al de México”, en El Economista: http://eleconomista. com.mx/entretenimiento/2017/08/06/mercado-creativoestados- unidos-abruma-mexico
6 Observatorio Vasco de la Cultura Op. cit.: p. 7.
7 Nomismae Consulting (s/f), “Estados Unidos y México: una relación cultural con potencial”, en Comercio Exterior, disponible en http://www.revistacomercioexterior.com/articulo.php?id= 197&t=estados-unidos-y-mexico- na-relacion-cultural-conpotencial
8 Eliot A. Cohen (2007), The Big Stick: The Limits of Soft Power and The Necessity of Military Force, New York, Basic Books.
9 Dinero (12/11/2015), “Las industrias culturales y creativas jalonan el PIB mundial”: http://www.dinero.com/internacional/ articulo/participacion-industrias-culturales-creativas- ara-pibmundial/ 217033
10 Ibid.
11 Los latinoamericanos no consumen los productos culturales generados por ellos o lo hacen en una proporción menor respecto a los mercados consumidores que se localizan en los países más desarrollados a los que fascinan las expresiones culturales y artísticas de México, Colombia, Brasil, Ecuador, etcétera.
12 BBC Mundo (21 de octubre 2015), “¿Cuánta cultura comercia América Latina con el mundo?”, disponible en http://www.bbc. com/mundo/noticias/2015/10/151007_hay_festival_cifras_cultura_ america_latina_hay_lf
13 Margalit, Ruth (October 20, 2016), “Miri Regev’s Culture War”, en The New York Times, disponible en https://www.nytimes. com/2016/10/23/magazine/miriregevs- culture- ar.html? r=0
14 Megan Garber (July 1, 2013), “Should the US have a Secretary of Culture?”, en The Atlantic, disponible en https://www.theatlantic. com/entertainment/ archive/2013/07/should- heus- have-a-secretary-of-culture/ 277409/
15 Libby Hill (March 16, 2017), “What is the National Endowment for the Arts and What would we lose without it? (For Starters works like ‘Hamilton’)”, en Los Angeles Times, disponible en http://www. latimes.com/entertainment/arts/ la-et-cm-national- ndowmentarts- humanities-primer-trump- 20170316-story.html
16 Leach, Jim Leach (3.17.17), “Why We Must Save the National Endowment for the Humanities”, en The Daily Beast, disponible en http://www.thedailybeast.com/ articles/2017/03/17/why-wemust- save-the-national-endowment- for-the-humanities
17 Fundación Contemporánea (15 octubre 2010), Gestión cultural en Canadá, Madrid, Fundación Contemporánea, disponible en http:// www.fundacioncontemporanea. com/pdf/Modelo_de_gestion_cultural_de_Canada.pdf
18 Ley de Cine (18 de noviembre de 2007), Los TLC con USA y la industria audiovisual, Lima, disponible en http://porlanuevaleydecine. blogspot.mx/2007/11/los-tlc-con-usa-y-la-industria.html
19 México Desconocido (s/f), “¡Descubre los 34 sitios Patrimonio de la Humanidad en México!, disponible en https://www.mexicodesconocido. com.mx/descubre-los-sitios- mexicanos-patrimoniode- la-humanidad.html
20 Zacarías Ramírez Tamayo (mayo 5, 2017), “¿Por qué en México despreciamos el poder de las industrias creativas?”, en Forbes, disponible en https://www.forbes.com.mx/la-cultura-riqueza-mal-vista/
21 Ibid.
22 Eduardo Cruz Vázquez y Antonio Mier Hughes, Ibid.
23 Nomismae Consulting, Ibid.
Autor
Profesora e investigadora en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.
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