El Presidente tiene una lectura clara de los agravios de muchos años. Sabe que hay que explotarlos y exprimirlos, porque al tiempo que le sirven para la gobernabilidad, son un
Una de las formas más amables de la ofensa comienza con una inocente pregunta: “¿Te acuerdas de mí?”. En segundos, debes asociar esa nariz y esas cejas con tu pasado.
Las prisas del Presidente no sólo pueden costarle caro al país sino también al propio mandatario. A López Obrador le importa explicablemente que se haga justicia en todos los órdenes.
La infancia existe para que la vida adulta se vuelva misteriosa. No es lo mismo conocer hoy a un penalista que haberlo conocido cuando tenía seis años y se dedicaba
