Los recientes escándalos de acusaciones de corrupción a aspirantes a Jefe de Gobierno de Morena en la CDMX han definido, de manera muy marcada, la existencia de categorías de ética dentro de ese partido, y de diferentes niveles de calidades en sus maneras de hacer política.
El miércoles se conoció que la delegada de Tlalpan, Claudia Sheinbaum, cobró ilegalmente del erario federal 327 mil 600 pesos como integrante del Sistema Nacional de Investigadores, aunque la ley se lo impide porque es servidora pública.
Quien primero salió a defenderla en público fue su principal contendiente en las internas para la elección capitalina de 2018. El delegado de la Cuauhtémoc, Ricardo Monreal, la consideró “una mujer intachable” y que los ataques en su contra son para Morena: “Me solidarizo con ella”.
El cierre de filas de Monreal con Sheinbaum es el de un político de altos vuelos, el más respetado de todos los morenistas en el resto de los partidos, por sus cualidades de negociador, su garantía a la palabra dada y su capacidad de influir en la gente y tejer redes sociales y políticas.
“En épocas de crisis no se admiten mezquindades”, dijo Monreal sobre su defensa a Sheinbaum. Sin embargo, es imposible olvidar que con Monreal fueron mezquinos durante la crisis que vivió en febrero, cuando fue acusado de conceder 14 obras públicas en la Roma y la Condesa a amigos de su hija.
Sin poder probar nada, la asociación Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad acusó que cuatro de Zacatecas (el estado natal de Monreal) recibieron contratos por 266 millones de pesos para renovar asfalto y banquetas en esas colonias, a pesar de carecer de experiencia.
Pero Monreal ha tenido que bregar solo en su defensa. En dos meses de pelea pública a brazo partido contra las acusaciones jamás se escuchó la voz solidaria de quienes le pelean en Morena la candidatura a la jefatura de Gobierno en 2018: la propia Sheinbaum y Martí Batres. Ambos hicieron un silencio estruendoso.
Al contrario, en una grabación publicada por El Universal, a Batres se le escucha denigrar a Monreal: “Usa moldes mafiosos, se comporta como priista y hay preocupación en Morena por sus relaciones”. El dirigente de Morena en la CDMX no negó sus dichos.
En cambio, la voz que más alto se ha escuchado dentro de Morena para apoyar a Sheinbaum es la de Monreal, a pesar de que la delegada en Tlalpan devengó mensualmente (y de manera ilegal) un estímulo económico de 18 mil 200 pesos como investigadora nivel II en la UNAM… sin investigar.
Es lo que distingue a Monreal en Morena: que es un político de categoría.
En un partido donde eso no abunda.
Este artículo fue publicado en La Razón el 21 de abril de 2017, agradecemos a Rubén Cortés su autorización para publicarlo en nuestra página.