Con muy poca esperanza de mejorar su nivel de vida, 86 de cada 100 mexicanos nacidos en los hogares más pobres del sur de México no logran superar la condición de pobreza. Este dato lo arroja el último Informe de Movilidad Social 2019, del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY), que en esta ocasión toca las diferencias regionales.
En el país tenemos problemas de movilidad social, pero son mucho peor en el sur que en el norte. Mientras esto sucede en el sur, en el norte la situación, con todo y ser grave, es mejor: 54 (no 86) de cada 100 mexicanos nacidos en el norte no logra salir de la condición de pobreza.
ENTORNO FAMILIAR Y LUGAR DE ORIGEN, CONDICIONANTES
La desigualdad de oportunidades en todo el país es muy fuerte. Y ahora vemos que a la desigualdad de oportunidades provenientes del seno familiar le tenemos que sumar la desigualdad por la condición territorial.
Nuestra principal carencia como sociedad es que la acción del Estado no logra fomentar mecanismos igualadores de oportunidades entre su población, nos dice el informe del CEEY. Es dramáticamente cierto en México, la persona tiene dos factores fortuitos que le marcan toda su vida: su cuna y su lugar de origen.
MEJORAR CALIDAD DE EDUCACIÓN
El informe, encabezado por Roberto Vélez, director ejecutivo del CEEY, propone retos clave para favorecer la movilidad social. Un reto claro es la cobertura y calidad de la educación. No basta con tener buena educación a nivel medio y superior, sino que los jóvenes no abandonen los estudios, ya sea por falta de recursos o porque traen carencias de la educación básica.
Otro reto es lograr que los jóvenes en educación media y superior puedan conseguir trabajo en el mercado laboral. Esto se logra con redes de contacto, que muchas veces los jóvenes no tienen en sus lugares de origen. Al respecto, el CEEY analiza el Programa de Jóvenes Construyendo el Futuro, viendo que es una buena iniciativa para capacitar a los jóvenes, pero la capacitación sólo queda a expensas de lo que enseñe el centro laboral, además, las mujeres jóvenes con hijos tienen menos oportunidad en el programa (dónde dejan a los hijos para poder trabajar y capacitarse).
SÍ, PROTECCIÓN SOCIAL UNIVERSAL
Otro reto es el propio mercado laboral, que está entre la informalidad y la formalidad, ya que la informalidad es una válvula de escape para tener menos costos y facilitar los trabajos, pero genera baja productividad y no cuenta con protección social para la población.
Por eso, se necesita la protección social universal. Se requieren mecanismos para establecer un piso mínimo de bienestar social en la población mexicana. En cuanto al territorio y entorno, tiene que identificarse qué carencias de acceso hay y el tamaño de las poblaciones para crear infraestructura social de educación y salud, como lo más básico.
Dramáticos los pendientes para una población que hoy en día, está encadenada a vivir en la pobreza. Y que por cierto, sin una reforma fiscal progresiva para contar con más recursos, como la propone el CEEY, no podrá salir adelante.
Este artículo fue publicado en Excélsior el 20 de mayo de 2019, agradecemos a José Yuste su autorización para publicarlo en nuestra página.