El coronavirus, un virus ya muy conocido por su fuerte grado de letalidad ha puesto a la humanidad a pensar, reinventarse y capacitarse sobre las nuevas formas en las que debemos observar la vida con un fin más allá de lo evolutivo, el humano.
El hombre ha sobrevivido a tres diferentes edades: la de piedra, bronce y la de hierro.
Hoy le toca experimentar y sobrevivir a la era de la información, un periodo ligado a la conectividad y al uso de las tecnologías de la información y comunicación (TIC) que además de traer grandes beneficios a la humanidad, ha desarrollado males como la desinformación cuyos síntomas afectan a grupos e individuos que no tienen la capacidad de discernir entre información real y la falsa.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió y puso nombre a este grave peligro que acompaña al COVID-19: la Infodemia, cuya peligrosidad es enorme gracias a la diseminación de rumores e información carente de fuentes fidedignas que además pueden ser tendenciosas cuando tienen una orientación a la desinformación por parte de ciertos actores sociales y/o políticos con objetivos de comunicación enfocados a su propio beneficio.
El COVID-19 se ha extendido ya por todo el planeta, pero más rápido que el propio virus que lo causa ha sido la expansión de la desinformación provocada por la falta de conocimiento y la incertidumbre que, ante un tema desconocido por la mayoría, encuentra vulnerabilidad para la creación de noticias falsas que crean un caos que en su viralización supera a la propia enfermedad.
A pesar de que el coronavirus es una enfermedad para la que aún no hay vacuna, sí podemos prevenir la propagación la enfermedad que la acompaña, la infodemia, dejando de exponernos a su toxicidad y conocer sus principales síntomas:
- Ignorancia
- Discriminación
- Miedo
- Dificultad para analizar la información antes de compartirla de inmediato
Prevenir es curar
La infodemia es una enfermedad que raramente puede ser mortal.
Se recomienda atenderla de inmediato:
- Tomar dosis de elevada prudencia
- Estudiar el caso
- Búsqueda de información en fuentes fidedignas
- No dar cabida a la manipulación evitando compartir información que no analizamos, ya sea escrita o visual
- Minimizar el contacto cercano con personas que tengan síntomas de infodemia
A lo largo de los últimos tres meses, hemos sido testigos de cómo el país más poderoso del mundo es el más vulnerable, que el consumismo se cura a través de un virus que te encierra sin tregua, que los animales viven muy felices sin nosotros alrededor y que la contaminación no es un tema sin solución.
Las más graves enfermedades de nuestro ecosistema han sido creadas por el hombre, un ser que presume ser el más biológicamente evolucionado. Dejemos las apariencias, seámoslo.