En un video que difundió el sábado 2 de enero, el presidente López Obrador hizo un repaso de las variables que, desde su óptica, le permiten afirmar que hay resultados que demuestran que la estrategia que ha venido instrumentando su gobierno para reactivar la economía está funcionando. Hizo un repaso sobre el nivel del tipo de cambio; el precio del barril de petróleo; la inflación; la supuesta recuperación de los empleos perdidos; la venta de gasolina y diesel en nuestro país; el desempeño de los ingresos del sector público, particularmente la recaudación del IVA y del ISR.
De manera especial destacó que en el 2020 no hubo endeudamiento adicional, que no hubo aumento de impuestos y que la gasolina hoy cuesta menos que cuando llegó a la presidencia. Después de ello, y como si fuera una cuestión inusual, resaltó que su gobierno ya tiene autorizado el presupuesto para todo el año e hizo un repaso de los montos autorizados para cada uno de sus programas clientelares y cada uno de sus proyectos emblemáticos.
Como es natural, esto merece diversas reflexiones, para dar contexto a los comentarios del presidente. En primer lugar por ejemplo, resulta imperativo comentar el manejo de los datos sobre el empleo. No podemos olvidar que cuando empezó la primera etapa de confinamiento, el propio gobierno federal nos reportó que se tenían registrados 20 millones 680 mil 976 asegurados permanentes ante el IMSS. Es decir, trabajadores con un empleo formal. El presidente reporta que en diciembre se habrían perdido 277 mil empleos, por lo que 2020 habría cerrado con 19 millones 774 mil 552 asegurados permanentes. Es decir, hay una pérdida de 906 mil 424 empleos entre el inicio de la pandemia y el cierre del año.
Sin embargo, al presidente parece que se le hace fácil redondear los números, hacia abajo desde luego, para decirnos que entre enero y marzo se van a recuperar 650 mil empleos, para regresar al nivel previo a la pandemia. Pero no, hay que recordarle que si quiere alcanzar lo que se tenía registrado al momento en que empezó la pandemia en nuestro país, se deben recuperar al menos 906 mil empleos.
Ahora bien, no podemos pasar por alto que el presidente señala que la pérdida de empleos de diciembre se debe exclusivamente a la figura del outsourcing. Omite referirse al cierre de actividades en los últimos trece días de diciembre en la Ciudad de México y el Estado de México como consecuencia de haber regresado al color rojo del famoso semáforo epidemiológico. La cuestión es relevante porque en breve la actual administración relanzará su intención de prohibir en el marco legal de nuestro país la figura de la subcontratación. Que nadie se extrañe pues si el presidente utiliza la pérdida de empleos de diciembre como la “evidencia” de que el outsourcing perjudica el empleo en México y por eso hay que eliminarlo, aunque ello no sea verdad, ni tenga lógica económica. Lo comenté en mi artículo “El doble discurso de la 4T en materia de empleo y derechos laborales”, publicado aquí el pasado 14 de noviembre.
En el tema del precio de la gasolina que tanto presume, lo primero que hay que destacar es que en efecto, el presidente está en posibilidad de afirmar que el precio de la gasolina ahora es menor que cuando asumió el cargo, y ello es posible gracias a un hecho que ha criticado incluso antes de ser candidato a la presidencia: la reforma energética.
Gracias a la reforma energética se modificó el ecosistema de venta de gasolina al público en nuestro país, para transitar a un modelo de competencia entre distintas marcas en la venta al menudeo y dejar atrás el modelo de una única marca, propiedad del monopolio estatal que vendía el combustible conforme a una fórmula que determinaba la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. Así que es verdad, el presidente está en posibilidad de presumir que el precio es menor porque el precio internacional de la gasolina es menor también, y eso se refleja en el mercado mexicano gracias a la reforma energética que tanto satanizan él, Rocío Nahle y otros creyentes del modelo mexicano setentero.
Ahora, un pequeño detalle. El precio de la gasolina en México es hoy 3.5 por ciento menor que en diciembre de 2018 cuando López Obrador asumió la presidencia, tomando como referencia el precio de la gasolina Magna, pero, el precio de la gasolina comparable en el mercado de Estados Unidos, la gasolina conocida como Regular, es hoy 8.5 por ciento menor que en la primera semana de 2018. Así que lo que no puede presumir el presidente López Obrador es que los mexicanos estén recibiendo el beneficio completo de un mercado mundial de gasolinas donde prevalecen precios menores que hace 25 meses.
Ello es así porque lamentablemente su gobierno está alterando las condiciones para el otorgamiento de permisos para más estaciones de servicio, -que de hecho están detenidos-, y ahora, para la importación de gasolinas, además del IEPS que se cobra sobre este combustible. Así que es probable que en un plazo no muy lejano, el mismo presidente ya no pueda presumir tanto la evolución de los precios de las gasolinas, porque con las restricciones que se están introduciendo nuevamente a favor de Pemex, habrá rigideces para que los precios se comporten de acuerdo al mercado internacional.
Por último, el énfasis del presidente para destacar los montos presupuestales aprobados para cada uno de sus programas y tratar de venderlo como una feliz noticia, apunta a que, de cara al proceso electoral de este año, el presidente no resistirá la tentación de publicitar esos programas y usarlos con fines electorales, conducta que tanto fustigó de los gobiernos que el suele llamar conservadores. Ante los malos resultados de su gobierno, en crecimiento económico, en bienestar, en empleo, en educación, en disminución de la pobreza, entre otros rubros, a la 4T solo le queda la opción de recurrir a los programas clientelares. Queda claro que es verdad que ahora no es como antes, porque antes al menos había crecimiento económico y la posibilidad de mejorar el bienestar.