febrero 24, 2025

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Aunque va descendiendo la intención de voto de Morena, todas las encuestas sugieren aún que en la elección de este año, Morena y sus satélites volverán a ganar la mayoría absoluta de diputados (por el sesgo de sobre-representación permitido en la Constitución). Eso le permitiría continuar las reformas de la “4T”, que para muchos son un avance real al escenario escandinavo que AMLO ofreció. Otros en cambio ven una regresión a los tiempos del nacionalismo-revolucionario, tanto en lo político como en lo económico. En esa óptica, en lugar de haber metido segunda hacia el futuro, López Obrador puso la reversa hacia el pasado (no al reciente pasado neoliberal, sino al más lejano nacionalismo-revolucionario).

Si Morena perdiera la mayoría absoluta en la Cámara Baja, la situación política cambiaría en buena medida. Se pondría un contrapeso eficaz en el Congreso que por lo visto, al menos en México, se diluye cuando el partido gobernante cuenta con mayoría absoluta en virtud de la sumisión de los legisladores a su respectivo jefe. Desde luego, es natural y racional que el ciudadano que considere que el partido oficial está haciendo cambios positivos para el país, vote por él. Del otro lado las cosas no están tan claras; críticos y disidentes no quieren votar por Morena, y ven una regresión en su gobierno; la “4T”, en lugar de haber metido segunda hacia el futuro, metió reversa hacia el pasado. Pero la oposición tampoco les entusiasma a muchos críticos; está desprestigiada, dividida, con malos candidatos en muchos casos, sin oferta convincente y sin liderazgos atractivos. Muchos decepcionados de AMLO señalan que prefieren abstenerse o anular su voto que votar por la coalición opositora.

Ilustración: Víctor Aguilar // El Comercio

Eso representa una ventaja para Morena; sus fieles no tienen duda de cómo votar. En cambio entre los disidentes y críticos de López Obrador, hay dudas y titubeos. No sabemos la proporción de quienes preferirán abstenerse o anular en lugar de votar por la coalición opositora (o por MC, que dividirá el voto opositor favoreciendo indirectamente a Morena). Para otro segmento de disidentes y críticos, que no ven bien el rumbo del país bajo AMLO, conviene más emitir un voto útil por la oposición, es decir un voto que no implica ni compromiso ideológico con el PRI o PAN, ni supone la creencia de que son la redención del país (como sí lo creen los obradoristas de Morena), ni quieren regresar a los tiempos de la corrupción (como falsamente asegura AMLO). Pero ven en esa opción la posibilidad de quitar la mayoría a Morena, y por esa vía poner un eficaz contrapeso en decisiones cruciales en la Cámara Baja.

Obligar a la negociación, impedir que las iniciativas de López Obrador sean aprobadas sin cambiarle una coma y sin escuchar otras voces o propuestas. En México, desgraciadamente, hemos comprobado históricamente que cuando el partido en el gobierno cuenta con mayorías absolutas, la división de poderes (entre Legislativo y Ejecutivo, al menos) se borra. Sólo cuando hay gobierno dividido, cuando el partido de gobierno no cuenta con esas mayorías, hay más contrapesos, se exige negociar con la oposición, hay menos arbitrariedad presidencial (aunque también menos gobernanza).

La lógica del voto útil en este caso es la siguiente; supongamos que sólo hay dos opciones reales, ninguna de las cuales es confiable; ambas reflejan ambición, arbitrariedad, abuso y corrupción. No hay mucho para dónde hacerse; ¿en tal caso qué resulta menos peor; concederle todo el poder a una de esas dos alternativas o distribuir el poder lo más equitativamente posible para que se contrapesen mutuamente y reduzcan la probabilidad del abuso y la arbitrariedad desde el poder? Si se tiene clara la teoría democrática, es claro que conviene dividir el voto, pero muchos privilegian la ideología que les dificulta votar por partidos no convincentes, imperfectos y de orientación distinta a la del votantes. Por lo cual, hoy por hoy las probabilidades de “meter freno a la reversa” no son muy elevadas aunque tampoco se pueden descartar por completo. Hay un margen importante de incertidumbre al respecto.

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