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jueves 19 septiembre 2024

Cuba y el coronavirus

por María Cristina Rosas

Cuba es un país caribeño con una población de 11 193 470 habitantes. Tiene un producto interno bruto (PIB) de 264 865 mil millones (billions) de dólares y posee un ingreso per cápita de 22 237 dólares -medidos ambos en términos del poder adquisitivo. Cuba ocupa el 70° lugar en los índices de desarrollo humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) con un desarrollo alto. En el índice de libertad económica de la Fundación Heritage, Cuba se encuentra en la 176ª posición.[1] En el índice de percepción de la corrupción de Transparency International, el país caribeño se ubicó en el 63° lugar entre 180 naciones en 2020.[2] En el índice de paz global de 2021, Cuba está en el 87° lugar en un listado de 163 países.[3] En el índice de seguridad en salud global está en el 110° lugar entre 195 países.[4]

Cuba tiene una extensión territorial de 109 884 kilómetros cuadrados, que equivalen a un 80 por ciento de las dimensiones que tiene el estado de Zacatecas. Conforme a este parámetro y su demografía, tiene una densidad de 101. 9 personas por kilómetro cuadrado.

Al perder el apoyo económico y político de sus principales socios con motivo del fin de la guerra fría, del colapso soviético y de la desaparición del Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME), la política exterior cubana optó por la búsqueda de relaciones con nuevos socios. La peculiaridad de la actitud cubana, a la inversa de lo visto en los países de Europa Oriental y en la Comunidad de Estados Independientes (CEI) donde se priorizó el establecimiento de vínculos estrechos con Occidente a la par de las dramáticas reformas económicas y políticas a nivel interno, es que, si bien La Habana se acercó a Occidente, ello no estuvo acompañado de reformas radicales de la economía ni de las instituciones cubanas sino hasta recientemente -apenas de manera tímida en 2018.[5] De hecho, tal pareciera que el llamado nuevo internacionalismo de la diplomacia cubana priorizó las relaciones con el mundo exterior capitalista (aunque también se ha producido un fortalecimiento de los lazos con la RP China, Rusia y Venezuela)[6] para disminuir la necesidad de una reforma interna.[7] La negativa a llevar a cabo cambios económicos y políticos internos significativos es justificada por las autoridades cubanas sobre la base de que el Estado socialista es viable dado que constituye la única manera legítima de promover los intereses de la nación cubana.

El restablecimiento de relaciones diplomáticas con Estados Unidos en diciembre de 2014 no ha estado acompañado del fin del embargo que Washington aplica contra la ínsula caribeña con todo y que Barack Obama se convirtió en el primer mandatario estadunidense en 88 años en visitar Cuba en 2016. Súmese a ello que durante la administración de Donald Trump, los vínculos estuvieron al filo de la navaja al punto de que la Casa Blanca advirtió que cerraría su legación diplomática en Cuba, utilizando diversos argumentos, incluyendo su presunta culpabilidad en torno al llamado síndrome de La Habana, una extraña enfermedad neurológica que ha afectado a diplomáticos estadunidenses y canadienses en Cuba y que se atribuye a acciones de parte de los servicios de inteligencia rusos que operan en la ínsula caribeña.[8]

El nuevo internacionalismo cubano difiere de etapas previas a la época de los 90 porque desde entonces La Habana ha venido desarrollando importantes vínculos bilaterales tanto en términos diplomáticos como comerciales y de inversión con los países de América Latina y el Caribe, además de las potencias referidas y la Unión Europea.

Con todo, la economía cubana desde la revolución hasta el momento actual depende de subsidios y ayuda procedentes del exterior, en tanto sus exportaciones son insuficientes para financiar sus importaciones. La economía ha sufrido transformaciones de manera que entre 1989 y 2017 la participación de los bienes en el PIB se redujo del 38 al 18 por ciento, en tanto la participación de los servicios pasó del 48 al 63 por ciento en el mismo período.[9] En los tiempos de la revolución, el azúcar generaba el 22 por ciento del PIB representando tres cuartas partes de las exportaciones del país. Hoy, en contraste, la venta de servicios profesionales y el turismo son responsables del 80 por ciento de sus ventas al mundo y representan el 12 por ciento del PIB.

La deuda externa cubana es quizá uno de los rubros con el peor desempeño puesto que ha aumentado 190 veces desde el triunfo de la revolución. Tras arduas negociaciones el país ha logrado la condonación del 90 por ciento de la deuda contraída con Rusia; el 47 por ciento con la RP China; el 70 por ciento con México y el 80 por ciento con Japón.[10]

Antes de la revolución, Cuba tenía una enorme dependencia respecto a Estados Unidos: el 52 por ciento de sus ventas al exterior iban a parar a ese mercado. Cuando se produjo la revolución y la adhesión de la mayor de las Antillas a la esfera de influencia soviética, Cuba ahora dependía de la URSS a la que hacia 1987 destinaba el 72 por ciento de sus exportaciones. Tras el colapso soviético, una vez más Cuba cambió su dependencia, esta vez siendo Venezuela su principal benefactor en el siglo XXI, de manera que el 44 por ciento de las exportaciones cubanas van a parar a ese país. Se estima que en el momento más “solidario” de Venezuela con Cuba durante el gobierno de Hugo Chávez, la ayuda, inversión y subsidios otorgados por Caracas llegaron a representar hasta el 11 por ciento del PIB cubano.[11]

En los tiempos de la guerra fría, cuando se produjo la revolución y tras su estratégica alianza con la URSS, Cuba no debía competir con ningún país para atraer inversiones, subsidios ni “protección.” Sin embargo, el colapso soviético coincidió también con las profundas reformas estructurales desarrolladas por las naciones latinoamericanas, ávidas de inversión y comercio, tras una década perdida y el enorme peso del endeudamiento externo. En ese marco Cuba ahora sí hubo de competir con las naciones latinoamericanas por atraer subsidios, ayuda e inversiones de otros países, siempre haciendo saber a los potenciales socios lo ventajoso que es hacer negocios con la ínsula caribeña, donde Estados Unidos, por obra del embargo, está impedido para acceder a dicho mercado. Con todo, el cambio de dependencia, primero estadunidense, luego soviética y ahora venezolana coloca a Cuba en una situación de enorme fragilidad.

Hoy Venezuela no está en condiciones de otorgar los apoyos y ayudas de antaño. La caída en los precios del petróleo ha hecho estragos en las finanzas venezolanas, eso sin contar la crisis política interna y la pandemia provocada por el SARSCoV2, agente causal del COVID-19. Para Cuba, la pandemia ha sido especialmente dolorosa, no sólo por el declive del apoyo venezolano, sino porque ha privado al país de los ingresos tan importantes que solía tener por concepto del turismo. La pandemia, es sabido, paralizó al sector en todo el mundo. Sin esos ingresos, Cuba depende mayormente de remesas de compatriotas que residen en el exterior -y que equivalían a 3 515 millones de dólares en 2017- y la venta de servicios profesionales a través del envío de, por ejemplo, médicos y profesionales de la salud a diversos países.

En 2018 se pusieron en marcha reformas estructurales en el sector no estatal que aplican a personas que trabajan por cuenta propia, a quienes poseen cooperativas agropecuarias, a campesinos que tienen tierras y a quienes trabajan en el sector servicios. Estas reformas fueron pensadas para incrementar los ingresos del Estado, controlar la expansión del sector no estatal y evitar una concentración de la riqueza. Sin embargo, al hacerse sólo en dicho sector y no en el público y en un contexto económico, político y social tan desafiante, no ha generado buenos resultados y ello ha derivado en malestar en las comunidades y regiones afectadas por esas disposiciones.[12]

Situación demográfica y epidemiológica

Cuba cuenta con una población de 11 193 470 habitantes. Como se puede observar en el gráfico 3, la pirámide demográfica es muy estrecha en la base y se ensancha en el segmento de edades de 45 a 59 años. La tasa de fecundidad ha caído de manera sostenida. En 1960 era de 4. 1 hijos por mujer, en tanto que para 2019 era de 1. 6. Esto es inferior a la tasa de reemplazo, lo que al lado de una esperanza de vida de 78. 8 años, la más alta en América Latina y el Caribe, eleva las presiones tanto sobre el sistema de pensiones como también en el sector salud. El 20 por ciento de la población tiene 60 o más años.

La mortalidad infantil pasó de 47. 1 infantes por cada 1 000 habitantes en 1960 a 3. 8 en 2019. El país tiene una inmigración prácticamente nula. En cambio, es un generador de migrantes. La diáspora cubana en el mundo se estima en 1 558 312 personas, esto es, el 13. 57 por ciento de la población reside fuera de la ínsula caribeña.

Como es sabido, la mayor cantidad de emigrados cubanos se asienta en Estados Unidos (1 252 037 personas). El segundo destino preferido por los isleños es España (132 378). A continuación, figuran Italia (34 057), México (18 111), Canadá (15 509), Alemania (14 576), Puerto Rico (12 988), Venezuela (11 601), Costa Rica (5 791), Francia (4 852), República Dominicana (3 927), Suiza (3 379), Chile (3 173), Ecuador (3 083), Panamá (2 917), Haití (2 555), Suecia (2 755), Brasil (2 544), Sudáfrica (2 533), Rusia (2 228), y el Reino Unido (2 184).[13]

En Cuba las enfermedades del corazón ocupan el primer lugar como causal de defunciones, seguidas de cerca por el cáncer. Más lejos se encuentran las enfermedades cerebrovasculares, la influenza y la neumonía, los accidentes, las enfermedades crónicas de las vías respiratorias inferiores, las enfermedades de las arterias, la diabetes mellitus, la cirrosis hepática y las lesiones autoinfligidas.

La incidencia del cáncer tiene en el tabaquismo a una de sus principales causas. En el país, más de 13 mil personas mueren anualmente por el consumo de productos de tabaco. Se estima que la cantidad de años en que las personas fuman en sus vidas es de 30. 6 con un consumo de 13. 3 cigarros diariamente y la edad en que las personas comienzan a fumar es a los 17. 4 años.[14]

El suicidio es otra de las causas principales de defunción en Cuba. Un muestreo realizado entre 2011 y 2014 revela que las tasas de intento y de suicidio consumado se estaban reduciendo. A mayor edad, se reduce el intento y el suicidio consumado, salvo en el caso de las personas de la tercera edad. El sexo femenino es quien más lo intenta y el sexo masculino es quien más lo consuma. El método más empleado es el ahorcamiento.[15]

No menos importante es el consumo de alcohol, especialmente entre los jóvenes. Se sabe que el 45 por ciento de la población mayor a 15 años consume bebidas espirituosas, hecho que puede repercutir de diversas formas en la salud con afectaciones hepáticas -la cirrosis hepática es la novena causa de defunción en el país-, conductas suicidas o accidentes.[16]

El sistema de salud de Cuba

En general existen principalmente cuatro sistemas de salud en el mundo, a saber:

  • El mutualista o bismarckiano, basado en cotizaciones como fuente principal de financiamiento, que se basa en las aportaciones obligatorias del trabajador y de la empresa en la que labora para su solvencia. Este sistema prevalece actualmente en Alemania y también en Austria, Países Bajos, Bélgica, Luxemburgo y Japón.[17] Al modelo bismarckiano también se le conoce como modelo de los seguros sociales.[18]
  • El modelo Beveridge. Este sistema nació en 1942, en plena segunda guerra mundial de la mano de Lord William Beveridge, en el cual el Estado se hace cargo del financiamiento del sistema de salud unificando el sistema de seguridad social bajo su égida, a través de impuestos. Este modelo también se aplica en Francia -donde Pierre Laroque encabezó los esfuerzos para brindar protección social a la población, de manera que en 1946 se creó el sistema nacional de seguridad social-,[19] Suecia, Dinamarca, España e Italia, entre otros.
  • El liberal, cuyo principal representante es Estados Unidos. Conforme a sus premisas, la salud es un bien de consumo donde son las libres fuerzas del mercado las que distribuyen los recursos sanitarios a la sociedad. El Estado no tiene la responsabilidad de promover la salud y su participación es marginal, dirigiendo su atención sobre todo a grupos desfavorecidos o carentes de recursos. El usuario paga directamente al proveedor o bien, lo hace a través de compañías privadas de seguros. Si bien el modelo favorece la competitividad entre los proveedores y da libertad a la sociedad de elegir al de su preferencia, cubre de manera imperfecta el aprovisionamiento de servicios de salud, dejando fuera numerosos padecimientos y también a diversos sectores de la población, incluso a aquellos que cuentan con un seguro privado.
  • El socialista, del que subsisten ya muy pocos ejemplos, siendo Corea del Norte y sobre todo Cuba, sus máximos exponentes. En este modelo el financiamiento corre por cuenta del Estado e incluye a la totalidad de la población. Por lo tanto, tiene cobertura universal y gratuita. Las ventajas son evidentes: se apuesta por la medicina preventiva y la educación y alfabetización sanitarias para elevar la salud de la población. Con todo es un sistema rígido y burocrático.[20]

Cuba en este sentido, es un país que ha logrado construir un sistema de salud que destaca en América Latina por ser más eficiente y por contar con recursos humanos calificados y en mayores cantidades que en otras naciones de la región. Con 1 médico por cada 148 habitantes, o bien 752 por cada 100 mil habitantes, se ubica a la cabeza a nivel mundial, por encima de todos los países capitalistas avanzados.

En Cuba existe una política científica nacional que es el sustento de la investigación para la salud, la cual a su vez, se basa en el estado de salud de la población. Esto marca una distancia respecto a otras naciones donde la política científica parece estar divorciada de la salud de la población. En Cuba, la conexión investigación-salud de la población posibilita el diseño de políticas públicas puntuales para la prevención y tratamiento de enfermedades y/u otros eventos de salud pública que enfrentan los cubanos. Asimismo, permite hacer un mejor uso de los recursos materiales y humanos disponibles. Ayuda a la innovación tecnológica reduciendo la dependencia respecto a las importaciones. Posibilita igualmente la formación de recursos humanos calificados y especializados en diversas ramas médicas. Así, las prioridades nacionales en materia de salud del país se centran en cinco programas, a saber:

  1. Determinantes de salud, riesgos y prevención de enfermedades en grupos vulnerables;
  2. Organización, eficiencia y calidad en los sistemas y servicios de salud;
  3. Medicina natural y tradicional;
  4. Cáncer; y
  5. Envejecimiento, longevidad y salud.[21]

En Cuba la salud es un derecho ciudadano, con responsabilidad del Estado; los servicios son gratuitos, universales, con planeación y accesibilidad para la población; se otorga una atención integral pero dando prioridad a la prevención de enfermedades y la promoción de la salud y se involucra a la comunidad.[22]

El Ministerio de Salud Pública es el gestor del sistema nacional de salud del país. Es de destacar que la salud es prioritaria en el gasto público, recibiendo, como se observa en el gráfico 9, el 28 por ciento del presupuesto nacional, que es una cifra que supera a la administración pública y la defensa. La educación es la segunda prioridad en el presupuesto del país, recibiendo el 24 por ciento.

La normatividad vigente data de 1983 cuando se promulgo la ley nacional de salud pública. En el momento actual se han identificado diversas esferas en las que la ley debería actualizarse, incluyendo “la atención primaria y el programa del médico y la enfermera de la familia; los procedimientos para la obtención del consentimiento informado; las técnicas de reproducción asistida y la terminación voluntaria del embarazo; la donación y el trasplante de órganos, tejidos y células con donantes vivos; la atención y los cuidados al adulto mayor y las personas con discapacidad; así como lo referido a los ensayos clínicos, la defensa civil y la seguridad biológica y del paciente (…) se incorporarán a la ley (…) lo relativo a la protección de la población frente a la exposición de factores de riesgo a enfermedades no transmisibles, y frente a la promoción, patrocinio y publicidad de productos y servicios que pueden constituir riesgo a la salud; unido a lo relacionado con los cuidados paliativos al final de la vida y la declaración de voluntades anticipadas.”[23]

Cuba destina el porcentaje más alto entre los países latinoamericanos a la salud como porcentaje del PIB, siendo, en 2018, de 11. 18 por ciento que es casi el doble de lo que se canalizaba al sector en el año 2000. En lo que hace al gasto en salud per cápita, este también ha tenido un crecimiento pronunciado, al haber pasado de 180. 81 dólares de EEUU en el 2000 a 986. 97 dólares en 2018. El gasto de bolsillo en salud es bajo: pasó del 16. 22 por ciento en 2000 a 11 por ciento en 2018.

Cuba y la diplomacia en salud

Para Cuba la salud es una inversión y no sólo en su población. Los médicos cubanos son ampliamente conocidos en el mundo y operan como embajadores de una estrategia diplomática en salud global mediante la que La Habana genera prestigio pero además divisas. Asimismo, fortalece la cooperación Sur-Sur al brindar capacitación a médicos de otros países en lugares de vida tan difícil como Haití o África Occidental. Pero también Cuba ha moldeado una cooperación Norte-Sur:  actualmente desarrolla ensayos clínicos en Estados Unidos con un medicamento cubano para el cáncer pulmonar, y también tiene una colaboración similar con Washington para dar seguimiento a un tratamiento para las úlceras del pie diabético.[24]

Una de las figuras pioneras en la historia de la investigación médica en el país es Carlos Juan Finlay Barrés quien desarrolló estudios para documentar el origen vectorial de la fiebre amarilla. “Realizó algunos ensayos iniciales, que después ampliaría y compararía con los de otros investigadores. Para finales del siglo [XIX] tenía registrados y documentados en todos sus detalles más de cien inoculaciones experimentales, algunas de ellas curiosamente en sacerdotes jesuitas recién llegados a la isla y algunos de los cuales llegaron a ser inmunes al virus.”[25]

El Instituto Finlay que lleva su nombre, fundado en 1991, goza de fama mundial por haber desarrollado la vacuna contra Neisseria meningitidis. En este instituto se producen vacunas y es ahí donde se han desarrollado Abdala y otras más, que constituye las primeras hechas en América Latina para inocular a las personas contra el SARSCoV2. Si bien se requieren evidencias científicas y documentadas sobre las bondades de esta vacunas, lo cierto es que la experiencia biomédica del país permite pensar en la veracidad de estas noticias.

Cuba protege legalmente sus innovaciones biomédicas, en el país y en el extranjero por lo que cuenta con patentes y marcas registradas alrededor del mundo, lo que le permite acceder a los mercados internacionales conforme a la normatividad imperante en la materia.[26] Esto significa que Cuba ha desarrollado su propia industria farmacéutica, en buena medida para darle la vuelta el embargo que le aplica EEUU pero también porque le genera beneficios económicos.

Cuba ha impulsado el turismo médico tanto por razones de prestigio como para la captación de divisas. Con precios competitivos, calidad de servicio a extranjeros, una ubicación geográfica privilegiada y una reputación como país que, pese a las carencias que enfrenta, ha puesto a la salud y al deporte como prioridades sociales, personalidades como Diego Armando Maradona, Hugo Chávez y Rafael Correa recibieron tratamientos en el país,[27] lo que ha contribuido a que personas de todo el mundo viajen a la ínsula para practicarse cirugías de todo tipo y resolver afecciones diversas. Es verdad que los insumos para un tratamiento o cirugía pueden ser costosos en Cuba a causa del embargo estadunidense, pero aun así mantienen competitividad respecto a otros países.[28] La normalización de las relaciones con Estados Unidos y el levantamiento de las restricciones para viajar a la isla por parte del país norteamericano es un factor que podría elevar el número de pacientes estadunidenses que buscarían tratamientos y cirugías a costos mucho más reducidos que los que normalmente enfrentan en casa.[29]

Cuba y el coronavirus

El 11 de marzo, el mismo día en que la Organización Mundial de la salud (OMS) declaró que el SARSCoV2 era una pandemia, se confirmaron los tres primeros casos en Cuba. Eran tres turistas italianos. El 13 de marzo se confirmó el primer caso de contagio local y el 18 de marzo el primer fallecido por la enfermedad. El 11 de abril las autoridades decretaron el cese de las actividades de transporte y en varias partes del país se aplicaron cuarentenas.[30] En el momento de escribir estas líneas -14 de julio de 2021- Cuba tiene 256 607 casos confirmados y 1 659 defunciones.

Cabe destacar que la longevidad de la población puso en alerta máxima a las autoridades sanitarias, debido a que la enfermedad ha sido especialmente letal en adultos mayores. Hasta junio de 2020, los grupos de edad más afectados fueron el de 60 a 74 años y el de 75 años o más, como se ilustra en el cuadro 15.

Ante la progresión de la enfermedad, las autoridades sanitarias emprendieron una agresiva estrategia de confinamiento y monitoreo de las personas identificadas como casos positivos y de todas aquellas con quienes tuvieron contacto. La estrategia funcionó a lo largo de 2020 pero en 2021 la situación es muy diferente. Desde el primer día del año, el número de casos confirmados se ha incrementado: 1 de enero, 193 casos nuevos; 1 de febrero, 906 casos nuevos; 1 de marzo 811 casos nuevos; 1 de abril, 1 013 casos nuevos; 1 de mayo, 915 casos nuevos; 1 de junio, 1057 casos nuevos; 1 de julio, 2 952 casos nuevos; 13 de julio, 5 613 casos nuevos. También la mayor parte de las defunciones registradas se han producido en 2021. La espiral ascendente de la enfermedad no da respiro a las autoridades sanitarias, dado que ahora son las variantes las que abonan a la propagación.

Es de destacar que el año pasado, cuando la situación parecía bajo control, Cuba envió brigadas de médicos a diversos países para apoyar en la lucha contra la enfermedad. Esto incluyó a México, si bien su presencia fue polémica por los altos honorarios erogados -superiores a los que reciben los médicos mexicanos-, el trato preferencial que se les prodigó en jornadas laborales e incluso equipamiento, más la necesidad de cubrir gastos de hospedaje y alimentación. Otra polémica fue a propósito de que los galenos cubanos no actuarían propiamente en el combate del SARSCoV2 sino que sólo harían recomendaciones, según los dichos de la cancillería mexicana.[31]

Seguramente el envío de médicos cubanos a diversos países en el arranque de la pandemia fue importante no sólo para que Cuba desplegara una vez más su diplomacia en salud global. Fue una oportunidad para generar ingresos a una economía cada vez más golpeada por la dependencia respecto al apoyo de Venezuela, país que vive su propia crisis política y ahora también pandémica. Esta estrategia es importante, pero al empeorar la situación epidemiológica del país, es necesario hacer ajustes. Un caso a ponderar es la RP China, quien ha mantenido a la enfermedad bajo control, lo que le permite exportar vacunas al mundo. Rusia, en cambio, tiene una espiral ascendente en casos y defunciones y la población le exige al Presidente Putin vacunas y apoyos. Rusia además tiene una limitada capacidad de producción de vacunas. Los casos chino y ruso son importantes, dado que si hay un deterioro considerable del escenario epidemiológico en casa, esto reduce los márgenes de maniobra de estas naciones en casa y el mundo.

Cuba produce sus propias vacunas, pero pareciera que esa no dependencia respecto a biológicos extranjeros retardó el desarrollo de la vacunación, lo que a su vez explicaría, al menos en parte, la espiral ascendente de casos y defunciones, cortesía de las nuevas variantes de la enfermedad. De todos modos sorprende que Cuba no se adhirió al mecanismo COVAX. Tampoco solicitó vacunas a sus aliados Rusia y la RP China -quizá por razones presupuestales. En consecuencia, es de los países que más tardó en iniciar la vacunación de su población en el continente americano -apenas arrancó el 4 de junio del presente año.[32] Al 12 de julio se tiene registrado que el 25. 5 por ciento de la población ha recibido al menos una dosis y el 15. 5 por ciento el esquema completo.[33]

Cuba ha desarrollo vacunas como la Soberana 1, Soberana 2 y la Abdala, ésta última con una efectividad, según las autoridades sanitarias del país, del 92. 2 por ciento. Sin embargo, estas vacunas todavía se encuentran en ensayos clínicos. No se sabe bien a bien si son seguras y es posible que la urgencia de inmunizar a la población, sumado al descontento social creciente hayan acelerado la decisión de utilizarlas aun cuando incluso dentro del propio país no se ha autorizado el uso de emergencia de las mismas.[34]

Cuban Health Specialists arrive in South Africa to support efforts to curb the spread of COVID-19. The arrival of the 217 Cuban Health Specialists follows a request made by HE President Cyril Ramaphosa to HE President Díaz Canel Bermúdez of Cuba.
The group consists of the following;
•  experts in the fields of epidemiology, biostatistics, and public health;
• family physicians to guide interventions through door-to-door testing and to assist local health workers in health promotion and disease surveillance at the community level;
• healthcare technology engineers to assist in maintaining the inventory, deployment and repair of aged medical equipment; and
• experts to provide technical assistance working with local experts.
The strong social and political solidarity and support that exists between the two countries
have been seen in various development programmes.27/04/2020, Elmond Jiyane, GCIS

Por otro lado, en varias ocasiones, antes de que se iniciara la vacunación de los cubanos, el gobierno de Díaz-Canel ha hecho saber que se podría vacunar a todos los turistas que visiten la ínsula caribeña. Se entiende que la idea es reactivar el turismo, sector clave para la economía cubana, con el atractivo de un turismo de vacunas como han hecho Estados Unidos y otros países.[35] Esto constituye un arma de doble filo: si las vacunas cubanas no son identificadas como seguras, ello podría disuadir al turismo extranjero de acudir a Varadero o a cualesquiera de las famosas playas cubanas para ser inmunizado. El otro aspecto a ponderar es que los cubanos, que actualmente desarrollan protestas en distintos puntos del país, podrían percibir que no son ellos la prioridad, algo que puede dañar incluso la credibilidad del sistema de salud, cuya premisa es el acceso universal, gratuito y, se entiende, sin discriminar a nacionales frente a los extranjeros. Por cierto, las protestas en el país podrían abonar a una mayor y rápida propagación de la enfermedad y sus múltiples y peligrosas variantes.

A lo anterior se suma el incremento de las defunciones por el SARSCoV2, la escasez de diversos productos básicos, la suspensión del suministro de electricidad y la imposibilidad de reactivar la economía, ni por la vía del turismo ni del comercio exterior. No es que estas dificultades hayan surgido súbitamente ante la pandemia. Estaban ahí y el SARSCoV2 lo único que ha hecho es agudizarlas.

Dicho sea de paso, preocupa la creciente inestabilidad política regional a la que la pandemia abona en América Latina: Perú, en un ambiente postelectoral incierto tiene 2 085 883 casos confirmados y 194 752 defunciones; Haití, donde fue asesinado el Presidente Jovenel Moïse, tiene 19 374 casos y 487 defunciones -aunque hay que tomar estas cifras con reservas-; Venezuela con su crisis política, tiene 288 099 casos y 3 337 defunciones; Nicaragua, en donde el gobierno de Daniel Ortega reprime a la oposición, no ha privado la transparencia y oficialmente el país tiene 8 767 casos y 193 defunciones; y Colombia, donde la crisis política ha puesto en serios aprietos al gobierno de Iván Duque, se registran 4 565 372 casos confirmados y 114 337 defunciones. Tal parece que América Latina y el Caribe se encamina a otra década perdida -y no sólo por la pandemia.

[1] The Heritage Foundation (2020), 2020 Index of Economic Freedom, Washington D. C. The Heritage Foundation, disponible en https://www.heritage.org/index/country/cuba

[2] Transparency International (2020), Corruption perception Index 2017, Berlin, Transparency International, disponible en https://www.transparency.org/en/cpi/2020/index/cub

[3] Institute for Economics and Peace (2021), Global Peace Index 2020. Measuring Peace in a Complex World, Sydney, Institute for Economics and Peace, disponible en http://visionofhumanity.org/indexes/global-peace-index/

[4] John Hopkins (October 2019), Global Health Security Index. Building  Collective Action and Accountability, disponible en https://www.ghsindex.org/wp-content/uploads/2020/04/2019-Global-Health-Security-Index.pdf

[5] Según el controvertido estudio publicado en 1997 por la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) en torno a la economía Cuba se enfatiza que la ínsula caribeña tiene deficientes índices de inversión, ahorro nacional, exportaciones, endeudamiento externo, estabilidad macroeconómica y que, por lo mismo, sus posibilidades de crecimiento son muy limitadas. Hay una importante afirmación que formula la CEPAL en el sentido de que si las reformas continúan, las consecuencias serían muy graves para el país, pero, por otra parte, no recomienda suprimir el mercado negro ni la economía subterránea dado que ello podría detonar estallidos sociales de gran envergadura. Estas afirmaciones son las que desataron la polémica en torno al estudio cepalino, dado que puede inducir la opinión de que lo mejor sería no reformar la economía cubana justamente para evitar “problemas”.  Véase CEPAL (1997), La economía cubana: reformas estructurales y desempeño en los 90, México, Fondo de Cultura Económica, p. 20.

[6] En este momento la RP China es, después, de Venezuela, el socio comercial más importante de Cuba.

[7] Muchos temas sobresalen en torno al debate sobre las reformas económicas en Cuba. Es el caso de las remesas que la diáspora cubana, especialmente la que reside en Miami, remite a sus familiares residentes en la ínsula caribeña. Las remesas son muy importantes para la economía cubana, y se estiman en 800 millones de dólares anuales. Sin embargo, su efecto en la economía cubana es limitado, debido justamente a que quienes las reciben no pueden emplearlas para llevar a cabo inversiones ni actividades económicas permanentes. Ello a su vez desalienta mayores flujos de divisas de los expatriados, muchos de los cuales querrían invertir en Cuba. Por otra parte, quienes reciben recursos derivados de las remesas tienden cada vez más a diferenciarse de quienes no los reciben y ello alienta divisionismos dentro de la propia sociedad cubana.

[8] El síndrome de La Habana es una enfermedad cuyos síntomas incluyen pérdida auditiva y de la memoria, zumbidos, dolor de cabeza y náuseas. Se atribuye este padecimiento a ataques usando energía de microondas. Véase BBC News Mundo (6 diciembre 2020), “El “Síndrome de La Habana” fue probablemente causado por microondas dirigidas, dice EEUU”, disponible en https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-55207216

[9] Carlos Mesa-Lago (2019), “La economía cubana en el 60 aniversario de la revolución”, en Anuario Internacional CIDOB 2019, Barcelona, CIDOB, p. 257, disponible en http://anuariocidob.org/la-economia-cubana-en-el-60-aniversario-de-la-revolucion/

[10] Carlos Mesa-Lago, Op. cit., p. 261.

[11] Carlos Mesa-Lago, Op. cit., p0. 258-260.

[12] Carlos Mesa-Lago, Op. cit., p. 262.

[13] Infobae (26 de abril de 2019), “¿A dónde emigran los cubanos? Un mapa revela destinos y cifras”, disponible en https://www.infobae.com/america/america-latina/2019/04/26/adonde-emigran-los-cubanos-un-mapa-revela-destinos-y-cifras/

[14] Prensa Latina (31 de mayo de 2021), “Tabaquismo causa más de 13 mil muertes anuales en Cuba”, disponible en https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=452524

[15] Beatriz Corona Miranda, Karen Alfonso Sagué, Liliam Cuéllar Luna, Mariela Hernández Sánchez, y Silvia Serra Larín (2017), “Caracterización de la conducta suicida en Cuba, 2011-2014”, en Revista Habanera de Ciencias Médicas, vol. 16, no. 4, p. 622, disponible en https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/7000613.pdf

[16] Carlos Rolando Rodríguez Lugo, Fidelina Castillo Morales, y Alina Martínez Hernández, “Estrategia psico-social para atenuar el alcoholismo en los adolescentes del municipio Consolación del Sur”, en Revista Avances, disponible en http://www.ciget.pinar.cu/ojs/index.php/publicaciones/article/view/75/448

[17] MAPFRE (2018), Sistemas de salud: un análisis global. Comparación internacional de sistemas sanitarios seleccionados, Madrid, Fundación MAPFRE, pp. 12-23, disponible en https://www.fundacionmapfre.org/documentacion/publico/i18n/catalogo_imagenes/grupo.do?path=1097443

[18] I. Vera (24 de septiembre 2018), “Bismarck vs Beveridge: el cara a cara de los sistemas de salud en la Unión Europea”, en Planta Doce, disponible en https://www.plantadoce.com/entorno/bismarck-vs-beveridge-el-cara-a-cara-de-los-sistemas-sanitarios-en-la-union-europea.html

[19] Organización Internacional del Trabajo (1 de diciembre 2009), De Bismarck a Beveridge: seguridad social para todos, Ginebra, OIT, disponible en https://www.ilo.org/global/publications/world-of-work-magazine/articles/ilo-in-history/WCMS_122242/lang–es/index.htm

[20] Universidad Autónoma de Madrid (2011), Introducción a los sistemas sanitarios. El sistema sanitario español, Madrid, Universidad Autónoma de Madrid-Unidad de Medicina de Familia y Atención Primaria-Facultad de Medicina, disponible en https://formacion.uam.es/pluginfile.php/122653/mod_resource/content/1/Tema_7.pdf

[21] Nereida Rojo Pérez, Carmen Valenti Pérez, Nelcy Martínez Trujillo, Ileana Morales Suárez, Eric Martínez Torres, Ileana Fleitas Estévez, Miriam Portuondo Sao, Yisel Torres Rojo y V. Gustavo Sierra González (2018), “Ciencia e innovación tecnológica en la salud en Cuba: resultados en problemas seleccionados”, en Revista Panamericana de Salud Pública, no. 42, Organización Panamericana de la Salud, disponible en https://www.scielosp.org/pdf/rpsp/2018.v42/e32/es#:~:text=Ministerio%20de%20Salud%20P%C3%BAblica%2C%20La%20Habana%2C%20Cuba.&text=Instituto%20de%20Medicina%20Tropical%20Pedro%20Kour%C3%AD%2C%20La%20Habana%2C%20Cuba.&text=Organizaci%C3%B3n%20Panamericana%20de%20la%20Salud%2C%20Representaci%C3%B3n%20en%20La%20Habana%2C%20Cuba.&text=BioCubaFarma%2C%20Direcci%C3%B3n%20de%20Pol%C3%ADtica%20Cient%C3%ADfica%2C%20La%20Habana%2C%20Cuba.

[22] Rolando García Quiñones y Alina Alfonso León (diciembre 2020), El envejecimiento en Cuba. Políticas, progresos, desafíos, La Habana, Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La habana/Fundación Friedrich Ebert, p. 4, disponible en http://library.fes.de/pdf-files/bueros/fescaribe/17127.pdf

[23] OPS (24 de enero 2020), A propósito de una nueva ley para la salud pública cubana, Washington D. C., Organización Panamericana de la Salud, disponible en https://www.paho.org/es/noticias/24-1-2020-proposito-nueva-ley-para-salud-publica-cubana

[24] Nicholas Kristof (19 de enero de 2019), “Lo que podemos aprender del sistema de salud de Cuba”, en The New York Times, disponible en https://www.nytimes.com/es/2019/01/19/espanol/opinion/sistema-salud-cuba.html

[25] Orlando Rafael Serrano Barrera (abril-junio 2017), “Historia de la inmunología en Cuba de 1850 hasta mediados del siglo XX”, en Revista Cubana de hematología, Inmunología y Hemoterapia, vol. 33, no. 2, disponible en http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0864-02892017000200002

[26] Comisión Europea/OPS/OMS (2015), Experiencia cubana en la producción local de medicamentos, transferencia de tecnología y mejoramiento en el acceso a la salud, Ginebra, Organización Mundial de la Salud, p. 41, disponible en https://www.who.int/phi/publications/Cuba_case_studySP.pdf

[27] La Jornada (2 de agosto 2013), “Cuba impulsa un nuevo negocio: el turismo en salud”, disponible en https://www.jornada.com.mx/2013/08/02/ciencias/a02n1cie

[28] AFP (agosto 7, 2013), “Cuba impulsa su tirismo médico”, en Chicago Tribune, disponible en https://www.chicagotribune.com/hoy/ct-hoy-8360721-cuba-impulsa-su-turismo-medico-story.html

[29] Rui Ferreira (25/02/2015), “El turismo de salud en Cuba, una tentadora opción para los estadunidenses”, en El Mundo, disponible en https://www.elmundo.es/internacional/2015/02/25/54ee2bc7ca474109278b4572.html

[30] Edwar Parra Linares y Carlos Antonio Lanio Posada (2021), “Comportamiento epidemiológico de COVID-19 durante la fase inicial de la pandemia en Cuba”, en MedWave, disponible en https://www.medwave.cl/link.cgi/Medwave/Enfoques/ComunicacionesBreves/8111.act

[31] Sara Pantoja (25 de junio de 2021), “Polémico trato por los médicos cubanos: pago en euros y seguridad laboral”, en Proceso, disponible en https://www.proceso.com.mx/reportajes/2020/6/25/polemico-trato-por-los-medicos-cubanos-pago-en-euros-seguridad-laboral-245114.html

[32] Lioman Lima (27 de mayo 2021), “Coronavirus en Cuba: los riesgos del plan para inocular a su población sin saber si sus vacunas contra el coronavirus son efectivas”, en BBC News Mundo, disponible en https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-57067407

[33] Luisa Horwitz y Carin Zissis (July 12, 2021), “Timeline: Tracking Latin America’s Road to Vaccination”, AS/COA, disponible en https://www.as-coa.org/articles/timeline-tracking-latin-americas-road-vaccination

[34] Lioman Lima, Ibid.

[35] Mauricio Vincent (27 de abril 2021), “Rusos, la vacuna Soberana 02 y sol y playa para reactivar el turismo cubano”, en El País, disponible en https://elpais.com/elpais/2021/04/27/mas_se_perdio_en_la_habana/1619533453_339307.html

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