En vísperas del viaje a Cuba, el presidente garantizó de nuevo la vista gorda de Washington ante su régimen autoritario, volviendo a jugar la carta migratoria, que es la única estrategia exitosa de sus mentores cubanos en 63 años de enfrentamiento con Washington.
Al igual que ante Trump, ayer Ebrard aceptó en Estados Unidos blindar las fronteras mexicanas: “Por México no cruzará cualquiera”. Le hizo segunda al secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, quien advirtió a los migrantes: “No vengan”.
O sea, México sigue en la postura que reveló Trump hace dos domingos, al recordar una reunión con Ebrard, entre el dos y el siete de junio de 2019:
“Entró y se ríe de mí cuando le digo: ‘Necesitamos 28 mil soldados en la frontera, gratis’. Él me miró y me dijo algo como ‘¿Desplegar soldados, gratis?’ ‘¿Por qué haríamos eso en México?’ Le dije: ‘necesitamos algo llamado ‘Quédate en México’”.
“Entonces él me miró y me dijo: ‘¡Señor: será un honor tener 28 mil soldados en la frontera! ¡Será un honor tener ‘Quédate en el Maldito México’! ¡Queremos tener ‘Quédate en México!’”
A cambio de esta postura, Washington hará oídos sordos y vista gorda a la retórica procastrista y antiestadounidense del presidente en su visita a La Habana, donde pondrá a Fidel Castro al nivel de Juárez y a la dictadura como ejemplo mundial.
Estados Unidos también hace oídos sordos y vista gorda ante la retórica prorusa del presidente ante la invasión a Ucrania, como ayer, cuando dijo que México es neutral, y no se sumará a la lista de países que aplican a Putin sanciones por la invasión en Ucrania.
Claro que no es neutral en lo realmente importante para Washington, como el dos de febrero pasado, cuando votó a favor de la resolución de la ONU, que condenó la invasión rusa y las violaciones de Putin al derecho internacional humanitario.
Pero hay diferencias en el trato que le dio Trump, y en el que da Biden, al empoderamiento del populismo autocrático y autoritario en México:
1.- Trump miró para otro lado ante la construcción aquí de un régimen censor de libertades y del Estado de Derecho, a cambio de 28 mil soldados mexicanos que le sirvieran de muro fronterizo.
2.- Biden mira para otro lado y se tapa los oídos ante la retórica anti estadounidense, procubana, probolivariana y prorusa del presidente mexicano, a cambio de 28 mil soldados mexicanos que le sirvan de muro fronterizo.
Pero el presidente mexicano quiere oídos sordos y vista gorda para abatir el sistema electoral más democrático y confiable en la historia de México.
Necesita más que retórica para implantar, por Constitución, el mismo sistema que Chávez en Venezuela.
Le urge.