Los príncipes de la Iglesia mexicana toman resuello

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La propuesta presidencial para legalizar bodas y adopción entre personas del mismo sexo ha permitido a los “príncipes” de la Iglesia católica mexicana (como los llamó el Papa el 13 de febrero) hacer lo que mejor saben hacer desde hace dos mil años: influir en política.


“Continuaremos con la línea del ‘costo político’ en procesos electorales si insiste el PRI en no tomar en cuenta nuestra postura”, dijo el domingo su vocero, Hugo Valdemar, en referencia al reciente resultado electoral, en el que el PRI perdió siete gubernaturas, en seis de las cuales gobernaba.


El vocero de los “príncipes” adjudicó la derrota priista a la lucha de la Arquidiócesis contra la iniciativa presidencial (anunciada a sólo 19 días de las elecciones) para reformar el artículo 4 de la Constitución y reconocer el matrimonio entre personas del mismo sexo en todo el país.


Comicios en los que el ganador fue, por cierto, el PAN (el partido cuyos estatutos reproducen la definición católica de vida y muerte y de la moral pública) con siete triunfos, y gobernará por primera ocasión en 11 estados al mismo tiempo y a más de 40 millones de mexicanos.


En la derrota del PRI y la victoria del PAN los “príncipes” encontraron espacio para sacar la cabeza que tenían metida bajo el ala, desde el regaño de Borgoglio: “No se dejen corromper por el materialismo trivial ni por las ilusiones seductoras de los acuerdos debajo de la mesa”.


Tan vapuleados quedaron que respondieron a su Santo Padre en Desde la fe, su órgano oficial: “¿Tiene el Papa alguna razón para regañar a los obispos mexicanos?” Al parecer, sí: “No se necesitan príncipes, sino una comunidad de testigos del Señor”.


Pero la oposición a la propuesta presidencial de las bodas gay no sólo fue aprovechada por los “príncipes” para revivir, sino también para hacerlo con su talante más radical, sin la exquisitez que convirtió a la curia en la mejor escuela política del mundo en 20 siglos.


El domingo su vocero incitó “a los fieles para expresar su desacuerdo desde las redes, junten firmas, marchen e informen sobre lo imprudente, irresponsable e inconveniente de esta iniciativa (presidencial sobre las bodas gay)”.


Lo dijo con tan mal tino que horas antes un homofóbico había asesinado a 49 personas y herido a 53 en un bar gay de Orlando, Florida. En tanto que ayer reprobó la norma oficial que legalizó en el país el aborto por violación sólo por dicho de víctimas:


“Es irresponsable que las mujeres utilicen una excusa tan simple como es la violación para abortar”.


Sí, los “príncipes” han regresado a la política. Pero con un estilo vulgar. E insultante contra quienes no piensan igual.



Este artículo fue publicado en La Razón el 17 de junio de 2016, agradecemos a Rubén Cortés su autorización para publicarlo en nuestra página.

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